Asia

El obispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen, aseveró que la campaña de destrucción de iglesias y cruces es una directiva a nivel nacional y una regresión de la política religiosa en China. Zen comparó lo que sucedía durante los primeros años del comunismo, y lo que ocurre hoy en Zhejiang, como también en otras zonas del país asiático, al recordar que en los períodos de persecución de los cristianos chinos, de sus obispos y de sus sacerdotes se les pedía que pisaran la cruz, como signo de desprecio hacia la fe. 

El obispo de Hong Kong, John Tong Hon, realizó un pedido urgente al gobierno de China que inicie una investigación sobre las injusticias que suceden en la provincia de Zhejiang, y que frene tales "acciones ilegales", dado que allí muchas cruces e iglesias fueron demolidas, a pesar de contar con todos permisos legales para su construcción. La campaña está suscitando mucha resistencia entre fieles, sacerdotes, obispos y pastores protestantes que usan cartas abiertas, redes sociales y manifestaciones para expresar su desacuerdo sobre las evidentes injusticias, motivo por el cual algunos de ellos fueron arrestados.

El clero católico de la diócesis de Wenzhou, envió una carta abierta a todos los cristianos y ciudadanos chinos en la que los invitó a intervenir de manera pacífica y de acuerdo a la ley para frenar la demolición de símbolos cristianos en Zhejiang. "Se han burlado de la población y han buscado llevar adelante sin tregua su campaña para tirar abajo cada una de las cruces. Mirando las cruces caer una tras otra, hemos gritado de rabia y hemos enjugado lágrimas de dolor. Pero usaremos con sabiduría cada método disponible para volverlas a erigir", sostuvieron. 

La ONG de derechos humanos 'China Aid' informó que más de una decena de cristianos se turnan para pasar días enteros en el techo de una iglesia de la ciudad de Huzhou, provincia oriental china de Zhejiang desde principio de julio, para evitar que las autoridades provinciales retiren la cruz del campanario. 

Este fue el primer ordenamiento de un obispo católico chino en tres años, con la aprobación del Vaticano, en una ceremonia bajo estrecha vigilancia policial. La última ordenación pública se realizó en Shanghái el 7 de julio de 2012, cuando el obispo Thaddeus Ma Daqin fue nombrado por Roma auxiliar de la misma diócesis. Ma Daqin terminó detenido, al ser rechazado públicamente por la Asociación católica patriótica de China - órgano controlado por el Partido Comunista-, y desde entonces se encuentra bajo arresto domiciliario.

El obispo de Wenzhou, Vincent Zhu Weifang, de casi 90 años y 26 sacerdotes de su diócesis portaron carteles que tenían escritas frases como: "Defendemos la dignidad de nuestra fe; contra la demolición de las cruces" y "nos oponemos a las destrucción de las cruces en el modo más absoluto".

El Gobierno chino reconoció como válido en el derecho civil el certificado de bachillerato emitido por los 6 seminarios mayores que se encuentran en el país. La resolución permite que los futuros sacerdotes puedan insertarse en el mundo académico para continuar su formación pastoral en disciplinas dictadas por universidades estatales. 

La campaña de destrucción de iglesias y cruces, que destruyó al menos 425 iglesias, fue lanzada en 2014, después que el secretario del partido comunista del Zhejiang notó que al mirar una de las metrópolis de la provincia, se veían "demasiadas cruces".

"La Iglesia católica continuará promoviendo la democracia, la justicia y la prosperidad para el pueblo del territorio. La polarización de la sociedad no termina con el voto en el Consejo Legislativo, debemos continuar orando sin escatimar esfuerzos para salir de esta situación", sostuvo el arzobispo de Hong Kong.

El mandatario comunista se muestra a favor de incorporar creencias en la sociedad china, pero aseguró que el desarrollo de las religiones en China debe ser "ajeno a influencias extranjeras". 

El obispo de Fengyang aseveró que no nombran y no reconocen "a ningún obispo si no cuenta con la aprobación del Papa" porque quieren seguir en comunión con la Santa Sede y ser católicos.