El Pontífice reflexionó que el Adviento "es un tiempo para prepararse para la venida del Príncipe de la Paz; es un tiempo para pacificarse, en primer lugar, con nosotros mismos, para pacificar el alma". "Hacer la paz es imitar a Dios, que cuando quiso hacer la paz con nosotros y nos perdonó, envió a su Hijo a hacer la paz", aseguró.
El Pontífice aseguró que "la Iglesia recomienda que las personas con esa tendencia arraigada no sean aceptadas", en el libro-entrevista 'La fuerza de la vocación' de Publicaciones Claretianas. "En nuestras sociedades parece incluso que la homosexualidad está de moda y esa mentalidad también influye en la vida de la Iglesia", lamentó.
El Pontífice exhortó a "la coherencia entre la Palabra y la propia vida". "Los mártires son los que demuestran que el anuncio ha sido verdadero, han dado la vida con la sangre. También muchos hombres y mujeres escondidos en nuestra sociedad y familias, dan testimonio de Jesucristo cada día, en silencio, con su propia vida, con la coherencia de hacer lo que dicen", destacó.
El Pontífice aseguró que "la vida descrita en el Decálogo es una existencia agradecida, libre, auténtica, bendecida, adulta, custodio y amante de la vida, fiel, generosa y sincera, nosotros, casi sin darnos cuenta, nos encontramos delante a Cristo".
El superior general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Davide Pagliarani, aseguró que "el asunto doctrinal sigue siendo totalmente primordial", tras la reunión con el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria, en el Vaticano.
El Pontífice repudió en primer lugar "la dramática situación de los cristianos que son perseguidos y asesinados en número cada vez creciente", durante una audiencia con los miembros de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén.
El Pontífice precisó que "la Verdad es la maravillosa revelación de Dios, de su rostro de Padre, es su amor ilimitado". "No dirás falso testimonio significa vivir como un hijo de Dios, que nunca se desmiente, nunca dice mentiras; vivir como hijos de Dios, dejando emerger en cada acto la gran verdad: que Dios es Padre y podemos fiarnos de Él. Yo me fio de Dios: esta es la gran verdad", afirmó el Papa.
El Pontífice aseguró que "el estado de la vida religiosa, sin ocultar incertidumbres y preocupaciones, está lleno de oportunidades y también de entusiasmo, pasión y conciencia de que la vida consagrada hoy tiene sentido". Indicó que "no se deben escatimar esfuerzos para servir y animar la vida consagrada", en un mensaje a la XXV Asamblea General de la Conferencia Española de Religiosos.
El Papa sostuvo que "somos testigos, somos redactores y lectores de nuestras vidas y no somos los únicos autores: somos lo que Dios sueña para nosotros". "Para encontrarse hay que estar seguro de la propia identidad", indicó, al solicitar que no deben "olvidar las raíces, elemento fundamental para que la identidad no se vuelva violenta, autoritaria, o negadora de diferencia".
El Pontífice precisó que "el cuerpo humano no es un instrumento de placer, sino el lugar de nuestra llamada al amor, y en el amor auténtico no hay espacio para la lujuria y para su superficialidad".
El Pontífice indicó que quien realizó "esta experiencia de su propia miseria, sabe que tiene necesidad de ser redimido" por Jesús. "En el Sacramento de la Reconciliación 'nosotros decimos nuestros pecados' pero 'una cosa es decir los pecados', y otra cosa es reconocerse pecadores por naturaleza, capaces de hacer cualquier cosa, reconocerse una inmundicia", precisó.
El Pontífice solicitó que "no nos dejemos robar el entusiasmo misionero" y precisó que frente a los desafíos del mundo "necesitamos su entrega total al anuncio del Evangelio".
El Pontífice precisó que "la esencia del demonio es destruir la obra de Dios y buscará la manera de hacerlo cuando no puede destruir cara a cara, porque tiene de frente una fuerza de Dios que defiende a la persona".
El Pontífice indicó que "no es justo acabar con la vida humana de un pequeño para solucionar un problema" y cuestionó que "¿cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su nacimiento?". Condenó a aquellos que aconsejan a los padres el aborto, es decir "quitar la vida directamente", para sus hijos por nacer si tienen alguna discapacidad.
El Pontífice renovó su invitación para "rezar el Rosario todos los días de octubre, concluyendo con la antífona 'Bajo tu amparo' y la oración a San Miguel Arcángel" para "repeler los ataques del diablo que quiere dividir la Iglesia".
El Pontífice afirmó que debe defenderse "la dignidad del matrimonio como una unión de amor que implica la fidelidad". Aseguró que lo que "permite a los esposos permanecer unidos en el matrimonio es un amor de donación recíproca sostenido por la gracia de Cristo".
El Papa explicó que "el discernimiento es el método y al mismo tiempo el objetivo que nos proponemos: se fundamenta en la convicción de que Dios actúa en la historia del mundo, en los eventos de la vida, en las personas que nos encontramos y con las que hablamos".
El Papa indicó que "los jóvenes, fruto de muchas de las decisiones que se tomaron en el pasado, nos invitan a asumir junto a ellos el presente con mayor compromiso y luchar contra todas las formas que obstaculizan sus vidas para que se desarrollen con dignidad". La XV Asamblea General Ordinaria se realiza del 3 al 28 de octubre próximo.
El Papa precisó que "sabemos que cuando se hace un acompañamiento humano sereno y participativo, el paciente crónico grave o el enfermo en fase terminal percibe esta solicitud".
El Pontífice pidió que recen para que la Virgen María haga más consciente a la Iglesia "de las culpas, de los errores, de los abusos cometidos en el presente y en el pasado y comprometida a luchar sin ninguna vacilación para que el mal no prevalezca".
El Pontífice aseguró que "la raíz última de los problemas, que llegan después de la celebración del sacramento nupcial, no sólo se encuentran en una inmadurez oculta y remota que explota de forma imprevista, sino que, sobre todo, provine de la debilidad de la fe cristiana y en la falta de acompañamiento eclesial".
El Pontífice consideró que "cuando se hace un acuerdo de paz o una negociación, las dos partes pierden algo; es la regla", durante el vuelo de regreso de su viaje a los países bálticos.
El Papa sostuvo que debemos "salir a promover la relación con Dios, a facilitarla, a favorecer un encuentro amoroso con aquel que está gritando 'venir a mí'". El país europeo es el más ateo del continente, donde el 54% de la población es atea, y apenas el 1,2% es católica.
El Pontífice indicó que los fieles "fueron constantes, perseveraron en la fe". "En algunos, incluso, no los hizo desistir de entregarse a la vida sacerdotal o religiosa, a ser catequistas, y a múltiples servicios eclesiales que ponían en riesgo la vida", afirmó.
El Pontífice indicó que "esa conciencia debe permanecer la memoria de nuestros pecados, la memoria de que el Señor tuvo misericordia de mis pecados y que me ha elegido par ser cristiano, para ser apóstol".
El Pontífice indicó que "sabemos que siempre es Dios quien llama, pero podemos y debemos trabajar juntos para crear buenos terrenos donde la semilla desbordante de la llamada pueda echar raíces y no desperdiciarse".
El Pontífice exhortó a respetar a los padres. "Te dieron la vida, nunca insultes a tus padres. Alcanzar una vida plena y feliz depende del justo reconocimiento hacia aquellos que nos pusieron en el mundo", aseguró.
El Papa afirmó en la Constitución Apostólica 'Episcopalis communio' que "las Asambleas del Sínodo demostraron ser un instrumento válido de conocimiento mutuo entre los obispos, oración común, confrontación leal, profundización de la doctrina cristiana, reforma de las estructuras eclesiásticas, promoción de la actividad pastoral en todo el mundo".
El Pontífice aseguró que "nuestro mundo tiene una gran necesidad de este testimonio". "Hacen falta abuelos, padres e hijos que, unidos en la oración del Rosario de la Familia, griten al mundo con convicción: '¡La familia está viva! ¡Viva la familia!'", pidió.
El Papa pidió hacer "todo lo necesario para curar las heridas y devolverle la vida a tanta gente", según la transcripción difundida por la revista italiana de la Compañía de Jesús 'Civilità Católica', casi 3 semanas después del Encuentro Mundial de las Familias.
El Pontífice sostuvo que lo preocupa los ataques del demonio contra los prelados. Indicó que cuando el obispo "se siente elegido, siente la mirada de Jesús en su propia existencia y esto le da la fuerza", por lo que "no permanece distante del pueblo, no usa actitudes que lo llevan a ser distante" con ellos.
El Pontífice lamentó que hoy haya familias que "no aprecian como antes el trabajo de los maestros, y estos advierten como una molesta invasión la presencia de los padres en la escuela, intentando mantenerlos al margen o considerándolos adversarios".
El Pontífice precisó que "si se quiere seguir en la vida espiritual, en la vida de Jesús, debe ser esto, acusarse a sí mismo: sin acusarse a sí mismo no se puede caminar en la vida cristiana".
El Pontífice indicó que "el concepto de vida que domina hoy día no tiene el centro de gravedad en las actividades y en el compromiso, sino en la evasión". "El domingo no es el día para eliminar los otros días sino para recordarlos, bendecirlos y hacer las paces con la vida diciendo: 'la vida es preciosa, no es fácil, a veces es dolorosa, pero es preciosa'", sostuvo.
El Pontífice recordó que con su silencio Jesús vence a los "perros salvajes, vence el diablo que había sembrado la mentira en el corazón", al citar el pasaje en el que Jesús -regresado a Nazareth- es recibido con recelo. Pidió que "el Señor nos de la gracia de discernir cuándo debemos hablar y cuándo debemos callar".
El Papa indicó que "los problemas que las familias atraviesan no pueden minar la importancia de la institución familiar para la sociedad y para la humanidad, o someter a discusión la necesidad humana fundamental del amor duradero que nos salva del aislamiento de la soledad y del engaño de la cultura de lo momentáneo".
El Pontífice precisó que "cada nuevo día en la vida de nuestras familias trae consigo la promesa de un nuevo Pentecostés, una nueva efusión del Espíritu". "Cuánta necesidad tiene el mundo de este aliento que es don y promesa de Dios", aseguró, frente a más de 300.000 fieles en el Parque Fénix de Dublín, donde sorprendió al reemplazar el acto de perdón comunitario habitual por el pedido de perdón al Señor por las víctimas de abusos.
El Pontífice exhortó a una "relación con Dios sin hipocresías, en la cual nos confiamos a Dios con todo aquello que somos". Recordó que "de la cruz de Cristo en adelante ninguno puede despreciarse a sí mismo y pensar mal de su propia existencia" y que "a pesar de cualquier cosa que haya hecho, porque el nombre de cada uno de nosotros está sobre los hombros de Cristo".
Francisco precisó que "hoy la libertad religiosa y de conciencia debe hacer las cuentas con dos ideologías opuestas pero igualmente peligrosas: el relativismo secularista y el radicalismo religioso, en realidad pseudo-religioso".
El Papa sostuvo que "el dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar una vez más nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad". "Hemos descuidado y abandonado a los pequeños. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos", aseguró.