El Pontífice indicó que "Jesús derrumbó el muro de división entre los hombres y restableció la paz, comenzando a tejer la red de una nueva fraternidad". Precisó que "la Pascua de Cristo hizo explotar en el mundo la novedad del diálogo y de la relación, novedad que para los cristianos se convierte en responsabilidad".
El Pontífice precisó a los sacerdotes que todos "tenemos incorporado que la proximidad es la clave de la misericordia y de la verdad", puesto que "la cercanía es la clave del evangelizador". "En la homilía se ve qué cerca hemos estado de Dios en la oración y qué cerca estamos de nuestro pueblo en su vida cotidiana", indicó.
El Pontífice indicó que "un cristiano, si realmente se deja lavar por Cristo, se deja despojar por Él del hombre viejo para caminar en una nueva vida, aunque siga siendo pecador, ya no puede ser corrompido".
El Pontífice consideró que "de nosotros podemos decir: ¡Pero mi vida no es tan buena. Estoy con esta dificultad, soy pecador, una pecadora'", y pese a ello "Dios no se olvida de nosotros", puesto que Él "no puede renegar de nosotros, de su pueblo, porque nos ama".
El Papa solicitó a sus compatriotas a que "sean canales del bien y la belleza, para que siembren paz y fraternidad, para que cuiden a los más débiles y compartan a manos llenas todo lo que Dios les ha regalado", frente al debate por la despenalización del aborto en Argentina.
El Pontífice sostuvo que "la Cuaresma es una ocasión para acercarse al sacramento del perdón, confesarse bien y encontrar a Cristo en la Santa Comunión", tras reflexionar en la Audiencia General en la Plaza de San Pedro sobre la oración del Padrenuestro.
El Pontífice recordó que "Dios es más grande que nuestras debilidades, nuestras infidelidades y que nuestros pecados". Indicó que cuando reconocemos "nuestra fragilidad y nuestros límites" debemos rechazar el camino simplista de caer en "las drogas, las supersticiones y los rituales de magia".
El Papa consideró que "en este camino es importante que sea sostenido por el acompañamiento sabio de confesor". Frente a ello, aseguró a los confesores que resulta "necesario siempre redescubrir, como afirma Santo Tomás de Aquino, la dimensión instrumental de nuestro ministerio".
El Papa exhortó a no avergonzarse de decir los pecados, dado que el Señor nos perdona siempre. "Para ser perdonado debes perdonar. Esto no es fácil, porque el rencor anida en nuestro corazón, y siempre queda esa amargura", reflexionó el obispo de Roma.
El Vaticano indicó que el Pontífice para instituir esta fiesta, a través de un documento de la Congregación para el Culto Divino, a cargo del cardenal Robert Sarah, consideró "atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana".
El Papa indicó que "el tiempo en que vivimos nos exige desarrollar una profunda capacidad para discernir de entre todas las voces, cuál es la voz del Señor, que nos conduce a la Resurrección, a la Vida, y nos libra de caer en la 'cultura de la muerte'", en el video sobre sus intenciones de oración para marzo.
El Papa saludó "a las personas de lengua árabe, en particular a aquellas procedentes de Siria, de Tierra Santa y del Medio Oriente", e instó a todos los fieles a "rezar por estos hermanos" que se encuentran en una "tierra martirizada".
El Pontífice indicó que Cristo "nos da la fuerza para seguir adelante en los momentos de prueba, y vencerlos con Su fuerza", al reflexionar que "Jesús no nos deja solos en las pruebas de la vida: siempre nos prepara, nos ayuda".
El Papa estableció el fin de la jubilación automática de los nuncios y obispos curiales, dado que si él lo considera conveniente como ocurre podrá extender su mandato, como ocurre con los prelados residenciales y los cardenales que dirigen dicasterios vaticanos. "Toda eventual prórroga debe comprender sólo algunos motivos siempre vinculados al bien eclesial", sostuvo el Pontífice.
El Papa aseguró que "la Cuaresma es tiempo propicio para afinar los acordes disonantes de nuestra vida cristiana y recibir la siempre nueva, alegre y esperanzadora noticia de la Pascua del Señor". "Deja que el Señor sane las heridas del pecado y cumpla la profecía hecha a nuestros padres: 'Les daré un corazón nuevo'", exhortó el Pontífice.
El Pontífice recordó que "la Iglesia nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno". "El ayuno constituye una importante ocasión para crecer y nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre", reflexionó.
El Pontífice sostuvo que la homilía es "un retomar el diálogo que ya era abierto entre el Señor y su pueblo para que encuentre cumplimiento en la vida". "En la Misa leemos el Evangelio para tomar conciencia de aquello que Jesús ha hecho y ha dicho una vez, y Él continúa cumpliéndolo y diciéndolo ahora también para nosotros", aseguró el obispo de Roma.
El Papa aseguró que le preocupan que "no sean muchos los que luchan por la vida", y lamentó que "cada día se hacen más leyes contra la vida, cada día va adelante esta cultura del descarte, de descartar aquello que no sirve, aquello que molesta", tras el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro.
El Papa consideró que "de ese modo nos preparamos" al realizarnos esa pregunta, y advirtió contra "la 'tentación del momento' que se apodera de la vida y te lleva a andar por ese laberinto de egoísmo del momento sin futuro, siempre de ida y vuelta".
El Papa aseguró que es "un gran peligro para la fe vivir sin Madre", al indicar que la Virgen María "custodia la fe, protege las relaciones, salva en la intemperie y preserva del mal". "Donde está la Madre, la perturbación no prevalece, el miedo no vence", sostuvo el obispo de Roma.
El Papa precisó que no existe nada como "abrirse de la razón a la luz que viene de Dios y ayuda al hombre a conocerse a sí mismo y el diseño de Dios sobre el mundo", durante un discurso con la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El Pontífice se disculpó con las víctimas de abusos por los términos utilizados para defender al obispo de Osorno, Juan Barros, acusado de encubrir los abusos de un sacerdote. "Debo pedir disculpas, la palabra 'prueba' ha herido a muchos abusados. Y les pido perdón si les he herido sin darme cuenta", sostuvo el Papa, quien indicó que "el caso de Barros se estudió y no hay pruebas", y que fue eso lo que quiso decir.
El Pontífice pidió hacer presente a Jesús en el lugar donde uno se encuentre, durante la Misa que presidió en la Base Aérea Las Palmas en Lima. "Ante el amor de Dios no se puede permanecer indiferentes. A todos los invito a no tener miedo a ser los santos del siglo XXI", exhortó el Papa.
El Pontífice sostuvo que "el silencio no se reduce a la ausencia de palabras, sino a disponerse a escuchar otras voces: aquellas de nuestro corazón y, sobre todo, la voz del Espíritu Santo", durante la audiencia general dedicada a la Misa.
El Pontífice afirmó que "hay peligro -en cierto sentido paradójico- de que, en nombre de los mismos derechos humanos, se vengan a instaurar formas modernas de colonización ideológica de los más fuertes y los más ricos en detrimento de los más pobres y los más débiles", como ocurre con "los niños inocentes, descartados antes de nacer".
El Papa destacó "la disponibilidad de Jesús a sumergirse en el río de la Humanidad, de tomar sobre sí las faltas y debilidades de los hombres, y de compartir su deseo de liberación y superación de todo lo que aleja de Dios y hace extraños a los hermanos", durante la fiesta del Bautismo del Señor.
El Pontífice ratificó que "el verdadero sentido de estas fiestas se encuentra en Jesús, es Él quien da sentido a todo lo que celebramos". "Estamos llamados a buscar la verdadera luz que es Jesús, que es el don de Dios a la humanidad que se encuentra inmersa en la oscuridad de la noche", explicó el Papa.
El Pontífice precisó que San Esteban "sabía que el verdadero templo de Dios ahora era Jesús", en la fiesta del primer mártir cristiano. "El mensaje de Jesús desafía el poder religioso mundano y provoca a las conciencias. Luego de su venida, es necesario convertirse, cambiar de mentalidad, renunciar a pensar como antes, cambiar", indicó el Papa.
El Pontífice pidió a los miles de niños de oratorios romanos que asistieron a la Plaza de San Pedro para la tradicional bendición de 'Bambinelli' que "cuando recen en casa, ante el pesebre con sus familiares" se dejen "atraer por la ternura del Niño Jesús, nacido pobre y frágil en medio de nosotros, para darnos su amor".
El Pontífice lamentó que "algunas sociedades secularizadas" hayan perdido el sentido cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía, lo cual "es un pecado". "Los cristianos vamos a Misa el domingo para encontrar al Señor resucitado, para dejarnos encontrar por Él, escuchar su palabra, nutrirnos en su mesa, y así hacernos Iglesia, es decir, su Cuerpo místico viviente en el mundo", indicó.
El Pontífice solicitó a los presbíteros que realicen con "alegría, en verdadera caridad, el ministerio de Cristo Sacerdote, no buscando su propio interés, sino el de Jesucristo". Les pidió que recuerden cada vez que bauticen, perdonen los pecados, alivien a los enfermos y celebren los ritos sagrados, que fueron elegidos para servir "en las cosas de Dios". Actualmente, la comunidad católica, de 375.000 de fieles, atraviesa momentos de incertidumbre tras el secuestro del sacerdote Walter William Rozario, raptado días antes de la llegada del Papa.
El Papa exhortó a los jóvenes a ser testimonio de Cristo para los demás con valentía, generosidad y alegría, durante una Misa en la Catedral de la Inmaculada Concepción en Rangún. "Seguro que ustedes quieren ser genuinos. Pero sólo el Señor los puede ayudar a serlo. Por eso hablen con él en la oración, hablándole con calma desde lo más profundo de su corazón", reflexionó el Pontífice.
El Papa pidió a los prelados que "en comunión con los presbíteros y los religiosos, inculquen al laicado el espíritu de un auténtico discipulado misionero, buscando una sabia inculturación del mensaje evangélico en la vida cotidiana". "Una de las grandes bendiciones de la Iglesia de Myanmar es su juventud y, en particular, el número de seminaristas y de jóvenes religiosos", destacó el Pontífice.
El Pontífice consideró que "las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación". El Papa exhortó a los "católicos a perseverar su fe y a seguir anunciando su mensaje de reconciliación y fraternidad a través de obras de caridad y humanitarias, que beneficien a toda la sociedad".
El portavoz del Vaticano, Greg Burke, explicó que el Papa se reunió durante su primer día en Myanmar con el jefe de las fuerzas armadas, Min Aung Hlaing, con quien dialogó sobre "la responsabilidad de las autoridades en esta época de transición del país". El Pontífice partirá a Bangladesh el 30 de noviembre.
El Papa indicó que la Iglesia quiere que los hombres piensen en la muerte dado que esta llamada "se hará" y consideró que "pensar que nuestra vida tendrá fin hace bien". "El Señor nos dice a cada uno de nosotros: 'Párate, no todos los días serán así. No te acostumbres como si esto fuera la eternidad. Habrá un día que serás arrancado de aquí, el otro permanecerá, pero tú serás quitado", reflexionó.
El Papa indicó que la lucha contra el mal es necesaria para cambiar de vida y representa "una llamada a la conversión". "La lucha que ha llevado Jesús contra el diablo, contra el mal, no es algo antiguo, sino una cosa muy moderna. Es cosa de hoy, de todos los días porque es fuego que Jesús ha venido a llevarnos a nuestro corazón", aseveró el obispo de Roma.
El obispo auxiliar de Lyon, Emmanuel Gobilliard, afirmó que el Pontífice indica que "siempre hay que actuar con mucha caridad, pero también, hay que prestar atención a la permisividad y al relativismo", en la reunión que mantuvo con más de 80 sacerdotes de la diócesis francesa a cargo del cardenal Philippe Barbarin, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico de Roma.
El miembro de la comisión ministerial creada para promover el itinerario de la Sagrada Familia en tierra egipcia, Nader Guirguis, consideró que la recepción del Papa y los contactos realizados por la delegación en el Vaticano aumentarán el flujo de peregrinos interesados en realizar el recorrido, que según la tradición hicieron san José y la Virgen María al huir con Jesús para escapar de la violencia de Herodes.
El superior general de la Fraternidad de San Pío X, Bernard Fellay, indicó, como uno de los firmantes de la Correctio filialis, que "la enseñanza de Jesucristo sobre el matrimonio no puede ser cambiada subrepticiamente, con el pretexto de que los tiempos cambian, proporcionando los medios para deformar la doctrina".