Francisco sobre la homosexualidad: «El ministerio o la vida consagrada no es su lugar»

El Pontífice aseguró que "la Iglesia recomienda que las personas con esa tendencia arraigada no sean aceptadas", en el libro-entrevista 'La fuerza de la vocación' de Publicaciones Claretianas. "En nuestras sociedades parece incluso que la homosexualidad está de moda y esa mentalidad también influye en la vida de la Iglesia", lamentó. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

NO PUEDEN SER CANDIDATOS PARA SACERDOCIO O VIDA CONSAGRADA.

Francisco aseguro que para los homosexuales "el ministerio o la vida consagrada no es su lugar", dado que "la Iglesia recomienda que las personas con esa tendencia arraigada no sean aceptadas" allí, por lo cual los responsables de los seminarios deben "ser exigentes" en ese aspecto y "cuidar mucho en la formación la madurez humana y afectiva", en el libro-entrevista 'La fuerza de la vocación' de Publicaciones Claretianas que salió a la venta el lunes 3 de diciembre. 

"En nuestras sociedades parece incluso que la homosexualidad está de moda y esa mentalidad también influye en la vida de la Iglesia. Cuando no se cuida el discernimiento en todo esto, los problemas crecen", aseveró el obispo de Roma. Sostuvo "la cuestión de la homosexualidad es una cuestión muy seria que hay que discernir adecuadamente desde el comienzo con los candidatos, si es el caso", en una entrevista con el director de la editorial claretiana de Madrid, Fernando Prado.

El Papa indicó que "a los curas, religiosos y religiosas homosexuales, hay que urgirles a vivir íntegramente el celibato y, sobre todo, que sean exquisitamente responsables, procurando no escandalizar nunca". "Es mejor que dejen el ministerio o su vida consagrada antes que vivir una doble vida. Cuando hay candidatos con neurosis y desequilibrios fuertes, difíciles de poder encauzar ni con ayuda terapéutica, no hay que aceptarlos ni al sacerdocio ni a la vida consagrada. Hay que ayudarlos a que se encaminen por otro lugar, no hay que abandonarlos", afirmó.