Francisco: «Nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado»

El Papa sostuvo que "el dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar una vez más nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad". "Hemos descuidado y abandonado a los pequeños. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos", aseguró.   

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

TRAS CASOS DE ABUSOS EN ESTADOS UNIDOS.

Francisco afirmó que "nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado" frente a los abusos cometidos por un "notable número de clérigos y personas consagradas", al condenar las aberraciones cometidas por sacerdotes en Estados Unidos, el 20 de agosto. La Corte Suprema de Pensilvania que da cuenta de más de 1.000 casos de abuso cometidos por miembros del clero durante los últimos 70 años -entre 1947 y 2017 en las diócesis de Allentown, Erie, Greensburg, Harrisburg, Pittsburgh y Scranton.

El Papa sostuvo que "el dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar una vez más nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad". "Si bien se puede decir que la mayoría de los casos corresponden al pasado, con el correr del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades. Hemos descuidado y abandonado a los pequeños. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos", aseguró. 

"Hago mías las palabras del entonces cardenal Ratzinger cuando, en el Via Crucis escrito para el Viernes Santo del 2005, se unió al grito de dolor de tantas víctimas y, clamando, decía: '¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón!'", indicó el obispo de Roma.