Un problema de identidad

En una conferencia sobre las obras completas de Joseph Ratzinger en español, tuve la oportunidad de escuchar al cardenal Rouco Varela, arzobispo emérito de Madrid, y gran conocedor de la persona y de la obra del Papa Benedicto XVI.

Más allá de los interesantes detalles sobre la vida y escritos del teólogo y luego Papa J. Ratzinger, me impresionó de modo particular la preocupación del cardenal sobre la situación de confusión actual sobre la identidad del ser humano. Vino a decir que estábamos tan mal como en el post concilio, con la diferencia de que entonces la confusión era teológica y ahora más bien filosófica.

Ciertamente, si somos objetivos, no podemos ocultar la gran crisis de identidad de sacerdotes y religiosos por ese cúmulo de enseñanzas pseudo conciliares que se esparcieron en aquellos años y que atormentaron los últimos años del pontificado de Pablo VI. Ahora ocurre algo parecido con la identidad del hombre mismo.

Son cuestiones siempre antiguas y siempre nuevas porque los temas claves se repiten en la historia del pensamiento, pero que están permeando el pensamiento del hombre de a pie, sobre todo porque existe un esfuerzo programado de difusión a través de los medios de comunicación, literatura y de medidas políticas tendentes a convertir en ley un modo de pensar y de vivir.Con el agravante de que pensar distinto o vivir de modo distinto puede convertirse en un delito, o al menos pone bajo sospecha de intolerancia o fanatismo cualquier disensión. 

Esto viene muy a cuento con toda la reflexión que los obispos han compartido y debatido en torno al gran tema de la familia. Preguntas candentes que son esenciales para la vida común, especialmente para la vida en familia, que deberían ser dadas por entendidas por todos, pero que en realidad son mal entendidas o simplemente ignoradas por casi todos. He aquí algunas:

  • ¿Es el hombre simplemente un animal más evolucionado?
  • ¿Son capaces los animales de amar y de elegir?
  • ¿Cuál es la diferencia entre un varón y una mujer?
  • ¿Qué papel juega la identidad sexual de la persona?
  • ¿Cómo debería ser educado un niño o niña en ese sentido desde la más tierna infancia?
  • ¿Existe el amor estable?
  • ¿Es posible la fidelidad afectiva a una sola persona?
  • ¿Cuál es la diferencia entre la amistad y el enamoramiento?
  • ¿Qué es el matrimonio y para que 'sirve'?
  • ¿Qué significa tener un hijo?
  • En definitiva ¿qué es una familia y quiénes la forman?

Estamos simplemente identificando un problema y no tenemos espacio para responder estas preguntas, pero sí quisiera dejar claro un fundamento. El derecho romano y el cristianismo a lo largo de los siglos han configurado la sociedad occidental en torno a la familia monógama y estable, donde el hombre y la mujer encuentran una estabilidad emocional y material y los hijos un ambiente seguro donde crecer y aprender a vivir.

La crisis antropológica actual está minando la familia porque desconfía de la misma capacidad de amar, "diseñando" un ser humano inseguro de su misma identidad sexual, incapaz de establecer compromisos serios, narcisista y egoísta. Un hombre sumido en una gran ignorancia sobre su pasado, fruto de la crisis educativa, que no sabe dónde va, por tanto incierto de su futuro; avocado a vivir aislado en el sentido más literal: convertido en una isla donde vive para sí mismo, intentando pasar la vida lo más entretenido posible para no darse cuenta de la triste realidad de su soledad radical. 

Tengo la impresión de que un porcentaje no pequeño de la generación actual no está preparada para vivir, sino más bien juega a vivir o vive para jugar.

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