El beato argentino Gregorio Martos

El 31 de marzo pasado, el obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, confirmó que el nuevo beato Gregorio Martos, asesinado durante la Guerra Civil Española, nació en la ciudad argentina de Chilecito. 

El sacerdote del clero granadino Gregorio Martos, que fue uno de los 115 mártires asesinados durante la Guerra Civil Española, que el cardenal Angelo Amato declaró beato en Almería, el 25 de marzo pasado, nació en la ciudad de Chilecito el 3 de abril de 1908. Los padres de Gregorio eran labradores del pueblo de Válor, Granada, que emigraron a Argentina, y se instalaron en la provincia de La Rioja, donde nació el beato.

Fue bautizado en la Iglesia Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús, actualmente establecido como el Santuario de Santa Rita, en Chilecito. Hasta los 10 años vivió allí junto a su familia, hasta que regresaron a España. "Todavía era pequeño cuando regresaron al pueblo natal de los padres. Las crónicas hablan de un carácter bondadoso y piadoso. Recibió de su madre, doña Josefa, la formación cristiana", precisó el obispo de La Rioja, Marcelo Colombo. Tras ello, ingresó en el Seminario de Granada. Cuando fue ordenado presbítero recibió la misión de la coadjutoría de El Ejido. Esta tarea pastoral sólo duró 3 años.

Tuvo una vida austera y dejó a sus hermanos su parte en la herencia paterna. "Los testimonios concuerdan en destacar su invitación y acogida cordial de las familias que llevaban a bautizar a sus hijos, inclusive de la comunidad gitana, muchas veces excluida en los ambientes de la época. Se sabe además de su corazón ardientemente mariano y su devoción al rosario cuya oración diaria alentaba", indicó el obispo argentino.

El 21 de julio de 1936, durante la persecución religiosa realizada en la Guerra Civil Española, el beato fue encarcelado en Dalías, y un día después lo trasladaron a la cárcel de Berja. Los captores quisieron que Martos blasfemara sobre una medalla de la Madre de Dios, pero prefirió tragársela a realizar una profanación. Completó su cautiverio en las prisiones de Berja y El Ejido. Martos, de 28 años, fue martirizado en la Albufera de Adra, tras pedir morir antes que otros dos prisioneros para darles la absolución. Su cuerpo torturado, fue acribillado a balazos y luego quemado.

 "Ciertamente Gregorio vivió intensamente su vida y lo apostó todo al Señor para servirlo en el gozo del ministerio sacerdotal. No podemos presumir de su precoz y brevísima riojanidad ya que la mayor parte de su vida transcurrió en Válor, Granada, aunque bien sabemos que nada es casual. Por eso nos alegramos de que sea un riojano al que la Iglesia ha reconocido con toda claridad que ha derramado su sangre por el Reino de Dios", reflexionó el prelado Colombo. 

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