Mama Antula: La mujer argentina del Bicentenario

El pasado sábado 27 de agosto, en pleno año del Bicentenario patrio, Argentina celebraba a María Antonia de Paz y Figueroa, santiagueña fallecida en 1799. Y la celebraba no por ser argentina, ni por ser mujer, ni por ser virgen, ni por ser católica, sino por ser santa, por ser una santa virgen católica argentina.

El cardenal Angelo Amato, representando a Francisco, proclamó beata el pasado sábado a María Antonia de Paz y Figueroa, Mama Antula, en una multitudinaria ceremonia en su provincia natal, Santiago del Estero. declarada de interés provincial y nacional. El decreto de beatificación leído durante la ceremonia en castellano por Melitón Chávez, obispo de Añatuya, destaca los siguientes aspectos de la vida de la santiagueña, como modelo a seguir para todo argentino en este Bicentenario, y para todo cristiano en este Año de la Misericordia:

  • virgen,
  • fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales en la ciudad de Buenos Aires,
  • dócil instrumento de la misericordia,
  • asidua misionera en el servicio del evangelio.

 

Mencionemos algunos subrayados de obispos argentinos en la vida de Mama Antula:

  • Francisco: "Llena de amor a Jesucristo, nos señala el único camino de salvación".
  • Cardenal Poli: "Sencilla, amiga de los pobres, austera, juntaba limosnas para realizar los retiros".
  • Obispo Canecín: "Laica misionera, caminó contagiando la fe, peregrina y misericordiosa, llena de santidad cristiana, tuvo una vida coherente con el Evangelio".

 

María Antonia, en carta dirigida el 7 de agosto de 1780 al padre Juárez, confesaba el propósito de su vida compartido con Ignacio de Loyola, el santo que la inspiró: "Reformar las costumbres de todo el mundo y cristiandad". El testimonio de la nueva beata, en la medida en que se logre difundir en todos los rincones del país -de ahí la trascendencia de esta labor comunicativa después de la beatificación-, supone para la Argentina del Bicentenario, un remedio de santo para "reformar" muchas malas "costumbres" que dañan a la sociedad civil y a la Iglesia:

  • castidad frente al hedonismo,
  • misericordia frente a la indiferencia,
  • austeridad frente al materialismo,
  • amistad con los pobres frente a la cultura del descarte,
  • sencillez frente al postureo,
  • difusión del Evangelio, "único camino de la salvación", frente al relativismo religioso,
  • amor a Jesucristo frente a una religiosidad meramente sociológica,
  • promoción de los Ejercicios Espirituales ignacianos frente a una espiritualidad difusa,
  • coherencia con el Evangelio frente a la separación entre fe y vida,
  • laicidad misionera frente al clericalismo autorreferencial,
  • santidad frente al catolicismo de mínimos.

 

Mama Antula, ruega por nosotros y contagia tu santidad a la Argentina y a la Iglesia que peregrina en su suelo.

 

@horadeverdad

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