Oración final

Las meditaciones que presento quieren ser una lectura del Catecismo en clave de meditación, de diálogo o charla con el Señor. Escuchando el pedido de san Juan Pablo II, escribo esta adaptación de su Catecismo para llevarlo a la oración.

Madre querida:

            Mejor es el fin que el principio, afirma la Sagrada Escritura con sabiduría en el libro del Eclesiastés (7,8). Gracias por haber podido terminar estas meditaciones sobre la oración. He disfrutado y aprendido mucho de ellas. Con tu ayuda, Madre, quiero continuar este trabajo. Los próximos temas del catecismo a meditar podrían ser: 1.- Jesús y Vos, Madre, 2.- El Padre y la creación y 3.- El Espíritu Santo y la Iglesia. Después veremos; el catecismo es rico en enseñanzas y son muchas las importantes cuestiones que trata: la fe, la gracia y los Sacramentos, la vida moral y los Mandamientos…

            Dios concedió a san Josemaría el don de enseñar; y enseñó muchas cosas. Abundantísimas son sus enseñanzas sobre la oración. Entre ellas quiero tomar tres: 1) No hay santidad sin oración, 2) No hay oración sin mortificación y 3) Si no conseguimos que las personas que vienen por nuestras casas sean almas de oración…: estamos perdiendo el tiempo.

            Madre, fuiste maestra de oración de Jesús y de todos los que acudieron a Vos. Te pido ayuda para poder ser alma de oración, para poder ser santo; que no le huya al sacrificio. Quiero alcanzar la contemplación y caminar por la vida como lo hicieron los discípulos de Emaús: escuchando al Señor con un corazón ardiente.

            Que se expanda entre los bautizados el apostolado de la oración. Que surjan muchos nuevos maestros y que también yo sea un buen instrumento. Se trata de un talento valiosísimo; no queremos enterrarlo; ¡ayudanos a multiplicarlo!

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