Iglesia greco-católica melquita

El Sínodo de la Iglesia greco-católica melquita, inaugurado el 20 de junio pasado en Ain Traz, debió ser interrumpido y aplazado a una fecha aún por definir, dado que no hubo el quórum requerido para iniciar los trabajos, por el clima de gran tensión interna. Esta es una de las 21 iglesias orientales de la Iglesia Católica Apostólica Romana, en absoluta unidad y total fidelidad al sucesor de Pedro. 

La Iglesia Católica Apostólica Romana se conforma de 22 iglesias rituales con propio derecho cada una, como la Iglesia Latina en Occidente y 21 Iglesias restantes en Oriente. Las Iglesias católicas orientales mantienen la unidad eclesial y defienden la diversidad de sus tradiciones propias. Todas tienen la misma dignidad, y especialmente tienen encomendada la tarea de facilitar la unidad a las Iglesias orientales separadas de la Sede Romana. La iglesia oriental posee diversos ritos, una tradición eclesiástica que indica cómo se deben celebrar los sacramentos, que se dividen en 5 grupos:

  • Tradición alejandrina: Iglesias copta y etíope.
  • Tradición antioquena: Iglesias malankar, maronita y siria.
  • Tradición armenia: Iglesia armenia.
  • Tradición caldea: Iglesias caldea y malabar.
  • Tradición bizantina: Iglesias albanesa, bielorrusa, croata, búlgara, griega, greco-melquita, italo-albanesa, macedonia, rumana, rusa, rutena, eslovaca, ucraniana y húngara.

Una de ellas es la Iglesia greco-católica melquita, cuya sede se encuentra en Damasco, en Siria, se originó con el establecimiento del cristianismo en el Medio Oriente. Es una iglesia oriental de rito bizantino que, si bien formaba parte de las Iglesias orientales que se separaron de Roma en el año 1054, con motivo del Cisma de Oriente, regresó a la plena comunión con la Santa Sede en 1724. Ese año fue electo Cirilo VI por los obispos melquitas ortodoxos de Siria como el nuevo Patriarca de Antioquía. Como Cirilo era considerado un 'prooccidental', el Patriarca ortodoxo de Constantinopla, Jeremías III, creyó que su autoridad había sido cuestionada.

Jeremías declaró que la elección de Cirilo era inválida, excomulgándolo y nombrando a Silvestre, un monje griego, para la sede patriarcal de Antioquía. Sin embargo, muchos melquitas eligieron reconocer a Cirilo VI como Patriarca. Cinco años después de la elección de Cirilo Tanas, en 1729, el papa Benedicto XIII reconoció a Cirilo como el legítimo Patriarca de Antioquía y les dio la bienvenida a él y sus seguidores en plena comunión con la Iglesia Católica Apostólica Romana. Después de ese hecho, los melquitas se separaron en dos jurisdicciones paralelas, aunque a la rama ortodoxa no se la refiere como 'melquita'. 

A partir de 1838, Máximos III Mazloum fue reconocido 'ad personam' como "Patriarca Católico Greco-Melquita de Antioquía y Todo el Oriente, Alejandría y Jerusalén" y nombró un vicario patriarcal para cada sede: Damasco, Alejandría y Jerusalén. En 1848 el sultán otomano reconoció la existencia de la Iglesia melquita. La Iglesia greco-católica melquita tuvo su origen en el Medio Oriente, pero hoy los católicos melquitas se dispersaron también por otros continentes, dado que en la actualidad cuentan con 1.500.000 fieles. En cuanto a la lengua litúrgica utilizada se encuentran el árabe, griego y vernacular, en el pasado se utilizó el griego y el siríaco. El Patriarca greco-melquita de Antioquía, Alejandría y Jerusalén, Gregorio III Laham,

El Sínodo de la Iglesia greco-católica melquita encabezado por el Patriarca tiene directa jurisdicción para nombrar obispos y crear diócesis dentro de su territorio canónico, el cual comprende: Siria, Líbano, Jordania, Israel, los territorios Palestinos, Irak, Egipto, Sudán, Kuwait, Libia y Turquía. Poseen archieparquías, archieparquías metropolitanas, eparquías y exarcados apostólicos en diversos lugares del mundo, como en Argentina, donde tienen 3 templos importantes, ubicados en Buenos Aires, Córdoba y Rosario, que son atendidos por sus propios sacerdotes.  Aunque también hay melquitas católicos en Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero y Mendoza. La comunidad más numerosa reside en Córdoba, unos 50.000, por cuya razón la Curia del Exarcado tiene su sede en esa ciudad.

Según indica AICA, los fieles católicos de rito greco-melquita comenzaron a llegar al país fines del siglo XIX. Entre 1910 y 1930, se produjo una inmigración masiva. Una segunda llegada ocurrió después de la II Guerra Mundial, entre 1949 y 1950. La mayor parte de los inmigrantes eran ciudadanos libaneses y sirios. Había también unas pocas familias palestinas y pocas egipcias y jordanas. Actualmente, aunque noexiste una estadística oficial del número de melquitas en el país, 'La Guía Eclesiástica de las Iglesias Orientales católicas en la República Argentina", editada en 1992 por la Eparquía Armenia San Gregorio de Narek, estimó que los greco-católicos melquitas son 15.000, mientras que exponentes del nuevo Exarcado indicaron que llegan a 400.000.

El 20 de abril de 2002, san Juan Pablo II irigió el Exarcado Apostólico para los fieles greco-melquitas católicos de la Argentina y estableció su sede en la ciudad de Córdoba, donde nombró obispo titular de Palmira de los greco-melquitas católicos y exarca apostólico para los fieles greco-melquitas católicos de Argentina a Georges Haddad, quien llegó al país el 20 de setiembre de 2002. El 19 de diciembre de 2005, Benedicto XVI le aceptó la renuncia al gobierno pastoral del Exarcado. El 17 de octubre de 2006, fue designado Abdo Arbach, obispo titular de Palmira y exarca apostólico para los fieles greco-melquitas católicos residentes en el país. En 2013, Francisco nombró obispo titular a Ibrahim Salaméh, de 67 años, ciudadano argentino de origen sirio, que estaba a cargo de la parroquia greco melquita católica San Jorge, en Rosario, Santa Fe. 

En mayo de 2008, Benedicto XVI recibió a 300 fieles del patriarcado greco-católico melquita, en peregrinación a Roma, encabezados por el Patriarca Gregorio III Laham. En ese momento, el Papa elogió la "vitalidad de la iglesia melquita, no obstante las dificultades de la situación social y política de la región". "Al aproximarse la apertura del año dedicado a San Pablo, no puedo olvidar que la sede del patriarcado melquita está establecida en la ciudad de Damasco, en el camino en que el apóstol vivió el acontecimiento que transformó su existencia y abrió las puertas del cristianismo a todas las naciones".

"Para asegurar el dinamismo evangélico de las comunidades y su unidad, y el buen funcionamiento de los asuntos eclesiales en las Iglesias patriarcales el papel del Sínodo de los Obispos es de importancia capital. Por eso es necesario, cada vez que el derecho lo consienta, sobre todo cuando se trata de cuestiones relativas a los mismos obispos, dar a esta institución venerable y no solamente al Sínodo permanente el lugar que se merece. La búsqueda de la unidad de todos los discípulos de Jesús es una obligación urgente, por lo que se debe hacer todo lo posible para derribar los muros de división y desconfianza que nos impiden conseguirla. Sin embargo, no podemos perder de vista que la búsqueda de la unidad es una tarea que no solamente concierne a una Iglesia particular sino a la Iglesia entera, en el respeto de su misma naturaleza", indicó el Papa emérito. 

Benedicto XVI destacó en ellos "las buenas relaciones con los musulmanes, y los esfuerzos para resolver los problemas que puedan surgir con espíritu de diálogo fraternal, sincero y objetivo". "Al cumplir su misión en el contexto agitado y a veces dramático de Oriente Medio  -concluyó-  la Iglesia se encuentra frente a situaciones en las que la política juega un papel que no es indiferente a su vida. Por eso es importante que tenga contactos con las autoridades políticas, las instituciones y los diversos partidos. Sin embargo, no toca a los clérigos dedicarse a la vida política. Es deber de los laicos. Pero la Iglesia debe proponer a todos la luz del Evangelio para que todos se comprometan a servir el bien común y para que la justicia prevalezca siempre, para que el camino de la paz se abra a los pueblos de esta amada región", reflexionó. 

En varias ocasiones, Gregorio III no se quedó callado y pidió que se detengan los conflictos en Medio Oriente. "Desde las profundidades de nuestro sufrimiento y dolor en Siria, nos dirigimos a todo el mundo para exclamar junto con nuestra gente que sufre y que camina por la sangrienta vía de la cruz: ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta de guerra en Siria! Creemos en la fuerza de la oración y el ayuno, por lo que llamamos a un día de solidaridad con Siria, a una jornada de ayuno y oración por la esperanza y la paz en Siria", aseveró en un llamamiento en el que proclamó, a comienzos de 2015, el 15 de marzo como el Día de la Solidaridad con Siria

"Para evitar estas tragedias el punto es hacer la paz, garantizar la salvación y el futuro del Oriente Medio. Yo les digo que el enfoque no debe ser dar la bienvenida y acomodar a los refugiados, sino detener el conflicto desde sus raíces. Todo el mundo debe participar. Esto es lo que esperamos la paz, no palabras sobre los emigrantes y discursos de bienvenida. Nunca más la guerra", aseveró la autoridad greco-melquita, en noviembre de 2015, en el que pidió atacar la causa central de la emigración para dar una eficaz resolución a la crisis que padecen los refugiados. 

Actualmente, las relaciones internas dentro de la Iglesia greco-católica melquita son conflictivas. El Patriarcado greco-melquita informó que de los 22 obispos actualmente en cargo, sólo se presentaron 11 a la apertura del Sínodo el 20 de junio pasado. Un grupo de 10 obispos pidió la renuncia del Patriarca católico de Antioquía, Gregorio III. El Patriarca invitó a los prelados a un "debate respetuoso, franco y transparente, en un espíritu de diálogo y de caridad", durante su discurso inaugural. Tras la postergación del Sínodo, Gregorio III reiteró que "el derecho canónico oriental no contempla la posibilidad de imponer al patriarca la dimisión en contra de su voluntad, y quetodas las disputas deben abordarse en la Asamblea sinodal"

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