Sepamos cuál es el precio de nuestra redención

En esta ocasión les ofrezco las oraciones que san Juan Pablo II compuso para las meditaciones del Via Crucis en el Jubileo del Año 2000.

Oración Inicial

Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo, para que, siguiéndote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra redención y seamos dignos de participar en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Primera Estación: Jesús es condenado a muerte

Cristo, que aceptas una condena injusta, concédenos, a nosotros y a los hombres de todos los tiempos, la gracia de ser fieles a la verdad y no permitas que caiga sobre nosotros y sobre los que vendrán después de nosotros el peso de la responsabilidad por el sufrimiento de los inocentes.

A ti, Jesús, Juez justo, honor y gloria por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Segunda Estación: Jesús carga con la cruz a cuestas

Cristo, que aceptas la cruz de las manos de los hombres para hacer de ella un signo del amor salvífico de Dios por el hombre, concédenos, a nosotros y a los hombres de nuestro tiempo la gracia de la fe en este infinito amor, para que, transmitiendo al nuevo milenio el signo de la cruz, seamos auténticos testigos de la Redención.

A ti. Jesús, Sacerdote y Víctima, alabanza y gloria por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Tercera Estación: Jesús cae por primera vez

Cristo, que caes bajo el peso de nuestras culpas y te levantas para nuestra justificación, te rogamos que ayudes a cuantos están bajo el peso del pecado a volverse a poner en pie y reanudar el camino. Danos la fuerza del Espíritu, para llevar contigo la cruz de nuestra debilidad.

A ti, Jesús, aplastado por el peso de nuestras culpas, nuestro amor y alabanza por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Cuarta Estación: Jesús encuentra a su madre

Oh María, tú que has recorrido el camino de la cruz junto con tu Hijo, quebrantada por el dolor en tu corazón de madre, pero recordando siempre el fiat e íntimamente confiada en que Aquél para quien nada es imposible cumpliría sus promesas, suplica para nosotros y para los hombres de las generaciones futuras la gracia del abandono en el amor de Dios. Haz que, ante el sufrimiento, el rechazo y la prueba, por dura y larga que sea, jamás dudemos de su amor.

A Jesús, tu Hijo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Quinta Estación: Simón de Cirene lleva la cruz de Jesús

Cristo, que has concedido a Simón de Cirene la dignidad de llevar tu cruz, acógenos también a nosotros bajo su peso, acoge a todos los hombres y concede a cada uno la gracia de la disponibilidad. Haz que no apartemos nuestra mirada de quienes están oprimidos por la cruz de la enfermedad, de la soledad, del hambre y de la injusticia. Haz que, llevando las cargas los unos de los otros, seamos testigos del evangelio de la cruz y testigos de ti.

Que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Sexta Estación: La Vernónica enjuga el rostro de Jesús

Señor Jesucristo, tú que aceptaste el gesto desinteresado de amor de una mujer y, a cambio, has hecho que las generaciones la recuerden con el nombre de tu rostro, haz que nuestra obras, y las de todos los que vendrán después de nosotros, nos hagan semejantes a ti y dejen al mundo el reflejo de tu infinito amor.

Para ti, Jesús, esplendor de la gloria del Padre, alabanza y gloria por los siglos. R/ Amén.

 

Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez

Señor Jesucristo, que caes bajo el peso del pecado del hombre y te levantas para tomarlo sobre ti y borrarlo, concédenos a nosotros, hombres débiles, la fuerza de llevar la cruz de cada día y de levantarnos de nuestras caídas, para llevar a las generaciones que vendrán el Evangelio de tu poder salvífico.

A ti, Jesús, soporte de nuestra debilidad, la alabanza y la gloria por los siglos. R/ Amén.

 

Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

Cristo, que has venido a este mundo para visitar a todos los que esperan la salvación, haz que nuestra generación reconozca el tiempo de tu visita y tenga parte en los frutos de tu redención. No permitas que por nosotros y por los hombres del nuevo siglo se tenga que llorar porque hayamos rechazado la mano del Padre misericordioso.

A ti, Jesús, nacido de la Virgen, Hija de Sión, honor y gloria por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Novena Estación: Jesús cae por tercera vez

Señor Jesucristo, que por tu humillación bajo la cruz has revelado al mundo el precio de su redención, concede a los hombres del tercer milenio la luz de la fe, para que reconociendo en ti al Siervo sufriente de Dios y del hombre, tengamos la valentía de seguir el mismo camino, que a través de la cruz y el despojo, lleva a la vida que no tendrá fin.

A ti, Jesús, apoyo en nuestra debilidad, honor y gloria por los siglos. R/ Amén.

 

Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras, le dan a beber hiel y vinagre

Señor Jesús, que con total entrega has aceptado la muerte de cruz por nuestra salvación, haznos a nosotros y a todos los hombres del mundo partícipes de tu sacrificio en la cruz, para que nuestro existir y nuestro obrar tengan la forma de una participación libre y consciente en tu obra de salvación.

A ti, Jesús, sacerdote y víctima, honor y gloria por los siglos. R/ Amén.

 

Décimoprimera Estación: Jesús es clavado en la cruz

Cristo elevado, Amor crucificado, llena nuestros corazones de tu amor, para que reconozcamos en tu cruz el signo de nuestra redención y, atraídos por tus heridas, vivamos y muramos contigo.

Que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Décimosegunda Estación: Jesús muere en la cruz

Señor Jesucristo, Tú que en el momento de la agonía no has permanecido indiferente a la suerte del hombre y con tu último respiro has confiado con amor a la misericordia del Padre a los hombres y mujeres de todos los tiempos con sus debilidades y pecados, llénanos a nosotros y a las generaciones futuras de tu Espíritu de amor, para que nuestra indiferencia no haga vanos en nosotros los frutos de tu muerte.

A ti, Jesús crucificado, sabiduría y poder de Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Décimotercera Estación: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su madre

Salve, Regina, Mater misericordiae; vita dulcedo el spes nostra, salve. Ad te clamamus… illos tuos misericordes oculos ad nos converte et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exilium ostende. Alcánzanos la gracia de la fe, de la esperanza y de la caridad, para que también nosotros, como tú, sepamos perseverar bajo la cruz hasta al último suspiro.

A tu Hijo, Jesús, nuestro Salvador, con el Padre y el Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R/ Amén.

 

Décimocuarta Estación: El cuerpo de Jesús es puesto en el sepulcro

Señor Jesucristo, que por el Padre, con la potencia del Espíritu Santo, fuiste llevado desde las tinieblas de la muerte a la luz de una nueva vida en la gloria, haz que el signo del sepulcro vacío nos hable a nosotros y a las generaciones futuras y se convierta en fuente viva de fe, de caridad generosa y de firmísima esperanza.

A ti, Jesús, presencia escondida y victoriosa en la historia del mundo honor y gloria por los siglos. R/ Amén.

Deja un comentario