Meditación y contemplación

Las meditaciones que presento quieren ser una lectura del Catecismo en clave de meditación, de diálogo o charla con el Señor. Escuchando el pedido de san Juan Pablo II, escribo esta adaptación de su Catecismo para llevarlo a la oración.

Querido Señor:

Los métodos de meditación son tan variados como los son sus maestros. El método no es más que una guía. Lo importante es avanzar, con el Espíritu Santo, por el único camino: Vos, Jesús.

En la meditación intervienen el pensamiento la imaginación, la emoción y el deseo. La oración cristiana ha de orientarse a la meditación de los misterios de tu vida, Señor. Nos moverá a profundizar en las convicciones de fe, a la conversión del corazón y a fortalecer la voluntad de seguirte.

Esta forma de reflexión orante es de gran valor, pero la oración cristiana debe ir más lejos: hacia el conocimiento de tu amor y la unión con Vos.

 

La oración de contemplación es tratarte amistosamente, explica Santa Teresa de Jesús. Es buscarte a Vos, y en Vos al Padre. En la contemplación se puede meditar, pero la mirada está centrada en Vos.

El catecismo tiene una afirmación que habría que ponerla en letras de bronce en una placa y colocarla, bien visible, en todos los hogares cristiano: “No se hace contemplación cuando se tiene tiempo, sino que se debe encontrar un tiempo para estar con Vos.”

Y se ha de perseverar para no abandonarlo cualesquieran fueran las pruebas y sequedades. Además, si bien no se puede meditar en todo momento, sí se puede contemplar independientemente de la salud, el trabajo o la afectividad…

Podemos entrar en la contemplación como entramos en la liturgia eucarística: recogiendo el corazón bajo la moción del Espíritu Santo; despertando la fe para entrar en tu presencia. Así podemos poner nuestro corazón en tus manos como una ofrenda que hay que purificar y convertir.

La contemplación es la oración del hijo de Dios, del pecador arrepentido y perdonado. La contemplación es la entrega humilde y pobre a la voluntad amorosa del Padre, en una unión cada vez más profunda con Vos.

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