La Iglesia Ortodoxa Rusa

El encuentro histórico el obispo de Roma y el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que se gestó desde 20 años, se centró en la persecución de cristianos en el mundo. Esta reunión histórica se dio tras casi 1.000 años, luego de que los ortodoxos se separaron de la única iglesia fundada por Jesucristo. 

La Iglesia Ortodoxa Rusa es la mayor de las Iglesias ortodoxas orientales del mundo, dado que su número de fieles es superior a los 150 millones en todo el mundo, cerca de la mitad de los 300 millones estimados de la Iglesia ortodoxa oriental. En general entre las Iglesias cristianas, la Iglesia ortodoxa rusa es la segunda tras la Iglesia Católica Apostólica Romana -1.254.000.000- en cuanto al número de fieles. La Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, como èsta se denomina, está constituida por 15 iglesias donde el obispo no responde a ninguna clase de prelado de mayor rango. Estos reconocen sólo el poder de su propia autoridad jerárquica, como lo es el Patriarca de Alejandría, de Antioquía, de Constantinopla, o el de Moscú, pero mantienen entre sí comunión doctrinal y sacramental.

Esta religión se separó de la única Iglesia fundada por Jesucristo tras el Cisma de Oriente en 1054. El motivo de la ruptura fue la cuestión de la fidelidad al papado de Roma. En Occidente, la autoridad eclesiástica suprema correspondía al Papa, obispo de Roma, quien fue legitimado a través del apóstol Pedro designado por Jesús. De modo opuesto en Oriente, la autoridad residía en un obispado integrado por todos los prelados. En el caso de las iglesias orientales, negaron la autoridad del Papa y sostuvieron que ellas podían regirse por sí mismas. Por eso se designan como iglesias autocéfalas. Las diferencias entre ambas tenían su raíz más profunda en el carácter cultural diferente de los Imperios romano occidental y oriental, dado que el primero era de habla latina y el segundo griega.

Asimismo existieron diversas razones que generaron la primera gran separación del cristianismo. Con el paso del tiempo, se incluyeron en las prácticas litúrgicas, que dio lugar al uso de calendarios y santorales distintos; hubo continuas disputas sobre las jurisdicciones episcopales y patriarcales que se originaron a partir de dividirse en dos el Imperio romano; la opinión extendida por todo el Oriente de que, al ser trasladada la capital del Imperio de Roma a Constantinopla, se había trasladado igualmente la Sede del Primado de la Iglesia universal; las pretensiones de autoridad por parte de los patriarcas de Constantinopla, que utilizaron el título de ‘Ecuménicos’ a pesar de la oposición de los papas, quienes eran los obispos de Roma, la suprema autoridad sobre toda la cristiandad; la negativa de los patriarcas de Oriente a reconocer esa autoridad sobre la base de la Sagrada Tradición Apostólica y las Sagradas Escrituras.

Estas cuestiones y otras más que se gestaron durante varios años atrás, separaban a las Iglesias de Occidente y Oriente, lo cual llevaron a la separación en 1054, cuando la comunidad bizantina del sur de Italia se negó a reconocer la autoridad del entonces sucesor de Pedro, el Papa León IX. Este hecho ocasionó una fuerte discusión entre ambas Iglesias, conflicto que finalizó con la excomunión de la Iglesia Oriental, que respondió de la misma forma. Pese a que hubo varios intentos de reunión durante siglos, en los últimos 20 años se gestó el encuentro entre el Patriarca de Moscú y el obispo de Roma. El 12 de febrero de 2016 finalmente se llevó adelante la histórica reunión; la palabra histórica que no podía adecuarse mejor para evidenciar los casi 1.000 años desde que no se realiza un encuentro entre ambas iglesias cristianas. La temática central que preocupa gravemente a ambas iglesias no podía ser otra que los cristianos que son perseguidos por su fe, tal como lo anunció el metropolita Hilarion durante una conferencia de prensa en Moscú. Pero se trataron diversas cuestiones.

Las autoridades religiosas tuvieron un encuentro privado y firmaron una declaración conjunta en La Habana. "Nuestra atención está dirigida principalmente hacia aquellas regiones del mundo donde los cristianos están sometidos a persecución. En muchos países de Oriente Medio y África del Norte, se exterminan familias completas de nuestros hermanos y hermanas en Cristo, pueblos y ciudades enteros habitados por ellos. Sus templos están sometidos a la destrucción bárbara y a los saqueos, los santuarios a la profanación, los monumentos a la demolición. En Siria, Irak y otros países de Oriente Medio observamos con dolor el éxodo masivo de cristianos de la tierra donde nuestra fe comenzó a extenderse, y donde ellos vivían a partir de los tiempos apostólicos, junto con otras comunidades religiosas", aseveraron Kirill y Francisco, al exigir a la comunidad internacional que tome "medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de Oriente Medio". Está situación fue denunciada en diversas ocasiones por ambas autoridades, como fue el caso del Patriarca Kirill de modo concreto quien pidió por la liberación de Asia Bibi. 

Por otro lado, la Iglesia ortodoxa con la que dialogó el Pontífice afrontó algunos desafíos en los últimos meses, que tendrán pocas probabilidades de ser resueltos con éxito en el 2016. Dichos desafíos, a primera vista, parecen externos, pero en realidad están extremadamente relacionadas a cuestiones irresueltas del período del “renacimiento de la Iglesia”, cuestiones que resultaba más cómodo no resolver y dejar a un lado.  A fines de 2015 y principios de 2016, muchas de estas cuestiones volvieron a emerger. Sin embargo, el contexto ha cambiado radicalmente: el voto de confianza que tenía la Iglesia en Rusia en 1990 y principios del 2000, hoy se ha agotado en gran parte. Se está haciendo sentir más el conflicto con el Patriarcado de Constantinopla. La crisis económica puede agravar seriamente el conflicto entre las eparquías y el aparato central del Patriarcado de Moscú. Eso es lo que aseguró Sergei Chapnin, quien fuera Director de la revista del Patriarcado de Moscú en un estudio para Asia News.

"Durante este año realizarán su primer Sínodo Pan-Ortodoxo que, por primera vez en los últimos 1300 años, va a reunir a obispos de las Iglesias ortodoxas de todo el mundo. Los preparativos para el Sínodo, con mayor o menor intensidad, son llevados adelante desde hace casi 50 años. Por una parte, el Sínodo puede volverse la manifestación evidente y visible de la unidad y unanimidad de las Iglesias ortodoxas locales, pero, por otra, -como es natural- en la vigilia del Sínodo se han exacerbado contradicciones que se han ido acumulando en las relaciones entre las Iglesias a lo largo de los siglos. El escepticismo deriva del hecho de que en el próximo Sínodo se entretejen demasiado estrechamente las cuestiones eclesiológicas y diplomáticas. El contraste entre el patriarca de Constantinopla, Bartolomeo I, y el de Moscú, Kirill, es el problema más evidente, pero no el único. Y no se trata simplemente del deseo de medir el grado de fuerza y autoridad. En la base de este conflicto hay modelos eclesiológicos diversos. Estos aún no han sido pronunciados de un modo claro, pero las líneas generales ya han sido planificadas", sostuvo Chapnin.

En este sentido, afirmó que el patriarca de Constantinopla Bartolomeo considera que el Sínodo pan-ortodoxo no debe ser "una serie de documentos, sino un proceso, de unidad". El proceso sinodal presupone nuevos encuentros, con una periodicidad de 5, 7 o 10 años, y, por lo tanto, no importa si algunos documentos serán aprobados en el 2016. Todavía se podrá seguir trabajando sobre ellos.  Por su parte, el patriarca Kirill aseguró que "los santos padres han dicho más de una vez que todo aquello de lo cual tiene necesidad el hombre para su salvación ha sido formulado en los primeros siete concilios ecuménicos, y no necesitamos nada más". En el aspecto económico y administrativo, la iglesia ortodoxa del mismo modo que toda la sociedad rusa, atraviesa un período de recesión. "Aparte de los graves problemas en las relaciones inter-ortodoxas, la Iglesia rusa ortodoxa afrontará, en 2016, serias dificultades económicas por el hecho de que Rusia se encuentra actualmente atravesando una profunda crisis. A juzgar por el hecho de que a fines de 2015 el Santo Sínodo ha llamado una optimización a la fusión de dos departamentos sinodales en sí no muy grandes, que cuentan con una decena de empleados en total, la Iglesia ortodoxa por ahora no ve las verdaderas dimensiones de la crisis económica. La crisis económica supo afectar de manera significativa las actividades de las organizaciones eclesiásticas", indicó el ex director de la revista de la iglesia.

A tal punto es la crisis que económica que afectará a todos los niveles de la vida de la Iglesia. Es por ello que no excluye que en un futuro próximo habrá comunidades parroquiales en bancarrota, que ya no podrán mantener a sus iglesias. En condiciones de crisis, muchos sectores van a comenzar a reclamar que "se vuelvan transparentes los balances de las iglesias, monasterios, diócesis y del aparato central del Patriarcado de Moscú, dado que actualmente nadie sabe cuánto cuesta mantener una iglesia, cuál es el presupuesto de una diócesis o cuánto es necesario gastar para la manutención de decenas de residencias patriarcales a las cuales el Patriarca mismo se dirige tan sólo una o dos veces al año". El analista ruso afirmó que "en los siete años de su patriarcado, Kirill ha llevado a la Iglesia rusa a un régimen de 'control manual'". "Esto no es sorprendente, porque para hacerlo bastó con copiar el modelo utilizado por el estado ruso moderno. En realidad, es también la realización de la 'sinfonía' del poder espiritual y temporal, de la cual aman hablar los fundamentalistas ortodoxos. Pero me temo que ninguna 'sinfonía' ni 'control manual ayudarán a superar la crisis", aseveró.

Frente al problema actual, muchos aseguran que el patriarca de Moscú entiende mucho, pero quiere demostrar que está al mismo tiempo con el poder y con el pueblo. Es por ello que la confianza que le tienen va en caída, dado que habla bien pero de un modo muy abstracto. En cuanto al patriarca de la iglesia ortodoxa rusa, Kirill es uno de los obispos más jóvenes en la historia de la Iglesia, dado que recibió la ordenación episcopal 8 meses antes de cumplir los 30 años. Esta autoridad siempre promovió jóvenes, quien siendo obispo realizó un cuidado personal de la formación de los seminaristas de su diócesis. Como presidente del Departamento para las relaciones externas del Patriarcado supo favorecer los estudios en el exterior, en instituciones católicas y protestantes, tanto de jóvenes teólogos como seminaristas. Bajo su autoridad, la edad promedio de los obispos de la Iglesia ortodoxa rusa descendió de modo notable. El Primado de la Iglesia rusa es obispo de la ciudad de Moscú y de la región que la rodea. La diócesis urbana está dividida en 10 vicarías, cada una de las cuales comprende diversos decanatos; sólo para la ciudad, el patriarca tiene 23 obispos vicarios, entre aquellos efectivos y los que llevan tan sólo el título de vicario patriarcal, mientras que para la diócesis sufragánea, cuenta con otros 6. La administración patriarcal cuenta con decenas de monjes, sacerdotes y laicos de Su Santidad; una secretaria adicional se ocupa de la diócesis de Moscú.

"El patriarca Kirill es discípulo del metropolita Nikodim, que se destacaba por su apertura ecuménica y, en particular, por su proximidad a la Iglesia Católica. Nikodim murió en el Vaticano en septiembre de 1978, a raíz de un infarto, mientras estaba llevando a cabo una visita de congratulación al Papa Juan Pablo I por su entronización, ocurrida dos días antes. El Periódico del Patriarcado de Moscú, órgano oficial de la Iglesia rusa, escribió entonces: 'El Papa pronunció las oraciones  in articulo mortis y la fórmula de remisión de los pecados. Llegó enseguida el secretario de Estado, Jean Villot, y también él rezó ante el cuerpo del metropolita". El metropolita Nikodim vio crecer a una generación entera de seminaristas, generalmente abiertos al diálogo con los católicos, muchos de los cuales se volvieron obispos y constituyeron un grupo de gran importancia y bastante compacto dentro del episcopado ruso de los años 80 y 90. Kirill era uno de los representantes más jóvenes de dicho grupo". Tal vez sea por eso que se llevó adelante este primer encuentro entre las autoridades de las milenarias iglesias cristianas. 

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