Orden de los Predicadores

En Buenos Aires, el 22 de diciembre pasado, el dominico Carlos Aspiroz Costa fue ordenado como arzobispo coadjutor de Bahía Blanca, por el arzobispo Garlatti, al cumplirse 800 años de la Orden de Predicadores, a la que pertenece, que celebrará en 2016 un año jubilar con el tema 'Enviados a predicar el Evangelio'.

La Orden de los Predicadores es una congregación creada por santo Domingo de Guzmán, en España, tras la publicación de las Bulas promulgadas por el Papa Honorio III hace 8 siglos que confirmaron la fundación de la Orden en 1216 y 1217. Por este motivo viven un año jubilar que comenzó el 7 de noviembre pasado, cuando celebran a todos los santos dominicos, al 21 de enero de 2017 cuando obtienen la bula Gratiarum omnium largitori. Con la aprobación por parte del Papa se cumplía el sueño del santo español quien, preocupado por los problemas del mundo y de la Iglesia del momento, sintió la necesidad de crear una Orden cuyos miembros estuvieran dedicados a la predicación, la contemplación, el estudio y la compasión, para ayudar a los hombres y mujeres de cada tiempo

A los 8 meses de la confirmación de la Orden por el Papa Honorio III, Domingo decidió dispersar a sus frailes. El 15 de agosto de 1217 tuvo lugar la anunciada dispersión de los frailes, que muchos gustan de calificar de 'Pentecostés dominicano'. Acababa de lanzar a su Orden, sus primeros hermanos, a lo desconocido para los hombres, aunque muy conocido por parte de Dios. Él fue a Roma junto a Esteban de Metz. A España envió a los frailes Pedro de Madrid, Miguel de Ucero, Suero Gómez, y çDomingo de Segovia, el "Chico". A París designó a Mateo de Francia, Bertrán de Garriga, Lorenzo de Inglaterra, Miguel de Fabra y Juan de Navarra. A Tolosa a Tomás de Tolosa y Pedro Seila, mientras que a Prulla fueron Natal de Prulla y Guillermo de Claret. 

Esta corriente de sacerdotes impregnó el ambiente medieval con un renovado espíritu por vivir y transmitir la Verdad del Evangelio. El hábito blanco con capa negra distingue hasta nuestros días a la familia dominica, integrada por tres ramas: la masculina, de sacerdotes y frailes; la femenina, de hermanas religiosas y monjas y, la seglar, compuesta por fraternidades laicales e institutos seculares. La Orden de Predicadores supuso, en el momento histórico de su fundación por Santo Domingo de Guzmán, una novedad radical, una ruptura con la tradición monacal de la Iglesia. Nacen para predicación de la palabra de Dios y la salvación de las almas, lo que de determinará los valores que configuran la vida y el carisma de los dominicos. 

Domingo nació en Caleruega, España, en 1170, en el seno de una familia profundamente creyente. En la Fiesta de Pentecostés de 1220 asiste al primer Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia. En él se redactan la segunda parte de las Constituciones. Un año después, en el siguiente Capítulo celebrado también en Bolonia, acordará la creación de ocho Provincias. Con su Orden perfectamente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, tras breve enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años de edad, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.

"Aquel que incesantemente fecunda la Iglesia con nuevos hijos, queriendo asemejar los tiempos actuales a los primitivos y propagar la fe católica, os inspiró el piadoso propósito de abrazar la pobreza y profesar la vida regular para consagrados a la predicación de la palabra de Dios, propagando por el mundo el nombre de nuestro Señor Jesucristo", sostuvo el Papa Honorio III al manifestar el ideal de la Orden en una carta a Santo Domingo el 18 de enero de 1221. Tienen como elemento característico como la vida común, es decir que se crea una comunidad por la coincidencia en la fe, en la vocación, en el ideal y en los fines, pero se respeta la personalidad de todos los miembros. Otro de ellos son los consejos evangélicos. "Los frailes, de acuerdo entre sí por la obediencia, asociados en un amor más elevado por la disciplina de la castidad, y dependiendo más estrechamente unos de otros por la pobreza edifican primero en su propio convento esa iglesia de Dios que, mediante su trabajo, han de extender por el mundo" (L.C.O. nº 3, II). Y por último, la observancia regular, aquellos elementos que integran la vida dominicana y la regulan mediante la disciplina común: vida de comunidad, celebración de la liturgia y oración probada, cumplimiento de los votos, el estudio asiduo de la verdad y el ministerio apostólico.

De este modo, en concreto el carisma de los dominicos la contemplación y la evangelización. En cuanto a la contemplación se ejerce en el estudio de la verdad porque Dios es la luz y fuente del estudio del fraile dominico que, atento a la tradición viva de la Iglesia, dialoga con los sabios y vive abierto a todos los problemas actuales; y por la liturgia y la oración. La contemplación de las cosas divinas se realiza primordialmente en las celebraciones litúrgicas y en la lectura divina, pero también en la oración personal privada. Estos elementos preparan a los dominicos para la predicación del Evangelio, según asegura el sitio oficial dominicos.org. La misión es "la entrega a la evangelización total de la Palabra de Dios", para lo que buscan continuamente "nuevos lugares de evangelización", dado que debe estar siempre en acto de misión y situarse en las fronteras. Poseen 4 prioridades apostólicas: catequesis en un mundo descristianizado, evangelización en las diversas culturas, justicia y Paz, y comunicación humana a través de los Medios de Comunicación Social. 

Los dominicos llegan al actual territorio argentino 40 años después que fraile y misionero Pedro de Córdoba y sus compañeros desembarcaran en Santo Domingo en 1510, asegura el sitio de la Orden Dominicana en Argentina. En tierras argentinas se inicia por el este del Río de la Plata; por el norte el Tucumán, procedente del Perú y por el oeste en Cuyo, desde Chile. Sólo 4 congregaciones religiosas llegan en el siglo XVI y se quedan en lo que luego sería Argentina: los mercedarios en 1536 y los franciscanos  en 1538 que ingresaron por el este; los dominicos lo hacen por el norte en 1550, como sucederá más tarde con los jesuitas en 1585. En la actualidad la Provincia Argentina está integrada por 4 conventos: Buenos Aires (Casa de Estudios), Córdoba (Santuario arquidiocesano), San Miguel de Tucumán (Casa de Estudios y Universidad Católica) y Mendoza (Colegio Santo Tomás); seis casas: Santiago del Estero, Santa Fe, San Juan, San Luis, La Rioja y Mar del Plata (Noviciado). Desde 1962 a 1988 fue obispo de Catamarca el ex Provincial Pedro Torres Farías. En diciembre de 2000 fue consagrado obispo de Concepción, en Tucumán, José María Rossi.

Los dominicos, el 7 de noviembre pasado, conmemoraron los 800 años desde su aprobación. En Buenos Aires, en el convento de Santo Domingo, ubicado en el barrio porteño de San Telmo, proyectaron videos sobre la actividad de la familia dominicana en la provincia, y luego iniciaron el rito solemne de apertura del año jubilar. El 14 de Julio de 2001 fue elegido como Maestro de la Orden, el fraile argentino, Carlos Azpiroz Costa, quien el 22 de diciembre fue consagrado como arzobispo coadjuntor de Bahía Blanca, que luego pasará a ser titular cuando Francisco acepte la renuncia del arzobispo local, Guillermo José Garlatti, por motivos de edad.  

A sus superiores se los denomina Maestro de la Orden, El gobierno del Maestro de la Orden tiene unas características notables, ya que es cabeza del poder ejecutivo y judicial durante el tiempo intermedio entre la celebración de los Capítulos Generales. Inicialmente los Capítulos Generales se celebraban cada año. En 1370 se determinó que se celebrasen cada 2 años, pero a partir de 1370, pero el Cisma de Avignon y las posteriores guerras europeas impiden su exacta celebración. En la actualidad los Capítulos Generales se celebran cada 3 años y los Capítulos Provinciales cada 4 años. La Orden a lo largo de sus casi ocho siglos de historia no ha sufrido ninguna escisión, asegura su unidad en el Maestro, al cual todos los frailes quedan vinculados mediante la profesión. Por eso en la profesión se expresa sólo una promesa, la de obediencia al Maestro. En 2010, el Capítulo General de los dominicos celebrado en Roma eligió como Maestro de la Orden de Predicadores a Bruno Cadoré. 

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