¿Qué debemos hacer?

Cada semana comento la lectura del Evangelio de la celebración litúrgica del domingo. Espero sea de provecho.

Lucas 3,10-18.

"Maestro, ¿qué debemos hacer?"
"El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene. No exijan más de lo estipulado. No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo".

El mensaje del Adviento se resume en las palabras de Juan el Bautista: Preparen el camino del Señor. Pero, ¿cómo prepararse espiritualmente para la Navidad, para el Jubileo de la Misericordia? Es más, ¿cómo se dispone uno para la venida del Señor "a juzgar a vivos y muertos"? ¿Qué debemos hacer?, preguntaron al Precursor. La respuesta de Juan es triple: cesar las injusticias, rechazar la avaricia, y practicar la misericordia.

 

No a la estafa

No extorsionen a nadie. No hagan falsas denuncias.

Lo primero que el hombre debe hacer cuando se acerca a Dios es eliminar de su vida todo aquello que signifique usar a los demás, ni siquiera con apariencia de sacar como consecuencia de ello un engañoso bien común, pues el fin nunca justifica los medios.

Cuando la sociedad se descristianiza y dejamos de vernos unos a otros como hermanos hijos de un mismo Dios misericordioso, pero a la vez justo, sólo queda aquello de que "el hombre es un lobo para el hombre", y proliferan todo tipo de extorsiones, presiones, aprietes, amenazas, industria del juicio, falsos testigos

De aquí se deduce que el que dentro de la Iglesia, tenga el rango jerárquico que tenga, usa de falsedades y amenazas, es en la práctica un pagano. Y que, por contra, quien respeta a los demás y ha erradicado la mentira de su vida, no está lejos del Reino de los cielos, ya que se ha revestido de las actitudes que pide el Precursor para preparar el camino del Señor.

 

No a la avaricia

No exijan más de lo estipulado. Conténtense con su sueldo.

No puede servir a Dios y al Dinero (Lc 16, 13). La justicia de parte del Estado a la hora de recaudar impuestos, no exigiendo más de lo estipulado, y la honradez del trabajador a la hora de exigir el salario justo, contentándose con su sueldo, son indispensables para el funcionamieto armónico de la sociedad. La clave es aborrecer la religión del dios Dinero y convertirse a la del Dios Creador que dignifica a cada persona.

Tertuliano subraya en su obra Sobre la Paciencia (7, 10) la diferencia entre el pagano, ajeno a Dios, estafador y avaricioso, y el cristiano, siempre preparado para la venida del Señor, generoso y paciente.

"Es propio de los paganos mostrar impaciencia por cualquier pérdida, porque ellos estiman el dinero más que sus almas. Esto se deduce cuando se los ve que, dominados por la avaricia de las ganancias, soportan grandes peligros…; o cuando por avidez de dinero, defienden en los tribunales causas que ni siquiera dudan que están perdidas…; y cuando, finalmente, asaltan en los caminos como si fueran bestias. Pero a nosotros, que tanto nos diferenciamos de ellos, nos conviene dejar no el alma por el dinero, sino el dinero por el alma; o sea ser generosos en dar y pacientes en perder".

Y de manera semejante, antes San Ireneo había escrito en su IV libro Contra las Herejías (30, 3):

"Dijo: El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto (Lc 3, 11); y: Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; estuve desnudo, y me vistieron (Mt 25, 35-36); y: Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha (Mt 6, 3); y así de todas las demás obras de misericordia por las cuales somos justificados… Porque todo lo que adquirimos de manera injusta cuando éramos paganos, todo ello, una vez que nos hicimos creyentes, lo empleamos en el servicio del Señor y somos justificados por ello".

 

Sí a la misericordia

El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene.

Benedicto XVI comentaba este pasaje en el Ángelus del 16 de diciembre de 2012, y nos ofrecía unas pautas muy oportunas para una correcta comprensión y preparación del Adviento y del Jubileo de la Misericordia:

"Aquí podemos ver un criterio de justicia, animado por la caridad. La justicia pide superar el desequilibrio entre quien tiene lo superfluo y quien carece de lo necesario; la caridad impulsa a estar atento al prójimo y salir al encuentro de su necesidad, en lugar de hallar justificaciones para defender los propios intereses. Justicia y caridad no se oponen, sino que ambas son necesarias y se completan recíprocamente. 'El amor siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa', porque 'siempre se darán situaciones de necesidad material en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo' (Deus caritas est, 28)".

 

@fraytuk

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