Tuvieron que presentarse ante Dios

¡Hola! Soy Aquiles, un intento de joven cristiano español. Cada dos semanas, os iré contando lo que me ha pasado, lo que he hecho y lo que creo que debería haber hecho.

Esta semana, en vistas de los atentados sucedidos en Francia el pasado viernes que se cobraron la vida de tantas personas, me he visto en la necesidad de compartir una reflexión que me viene a la mente siempre que ocurren tragedias similares.

Estad preparados, porque el día que menos penséis, viene el Hijo del Hombre. 

Estas palabras de Jesús se cumplieron con exactitud en las víctimas de la tragedia. Y es que esas personas eran igual que yo, de la calle, que habían decidido salir un rato con los amigos, a tomar algo en un café, a disfrutar de un concierto; actividades completamente normales y cotidianas. Todos tendrían planes para el día siguiente, y lo que menos se esperaban es que no fueran a pasar de esa noche.

La muerte les sorprendió. No estaban avisados, no habían tenido tiempo de prepararse correctamente. Simplemente ocurrió, y así conforme estaban en el momento de la muerte, tuvieron que presentarse ante Dios. No tuvieron al lado un sacerdote para confesarles y administrarles los sacramentos, posiblemente muchos no tuvieron tiempo ni de darse cuenta de lo que pasaba.

Esto debería hacernos pensar, porque lo mismo que le pasó a esa gente también le pasa a muchas otras personas que en accidentes de tráfico, de trabajo, en ataques al corazón, u otros fallos del organismo, pierden la vida de improviso, sin haber tiempo de prepararse correctamente.

Y es que es verdad, tenemos que darnos cuenta y concienciarnos de que no sabemos ni el día ni la hora. Que en el momento menos pensado puede llamarnos Dios ante Él, y nos pedirá cuentas, y ya no habrá marcha atrás, y estaremos atados a la sentencia que escuchemos por toda la eternidad: gozando en el cielo o sufriendo en el infierno.

La verdad es que pensar esto da mucho miedo. Yo le tengo un miedo terrible a la muerte, pero tenemos que tener esperanza en Dios, que no solo es nuestro juez, también es nuestro Padre, y ha enviado a su único Hijo para que muera por nosostros y nos salve. No obstante no podemos olvidar que aunque es infinitamente misericordioso también es justo.

Por tanto, qué mejor consejo para hoy que el que nos da el mismo Jesús: Estad preparados

Esto es todo por hoy. Espero que os haya ayudado el consejo de uno como vosotros, el consejo de un amigo.

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