No cambiarán nuestro modo de vida
Esta ha sido una frase repetida con éstas u otras palabras a raíz de los terribles atentados acaecidos en París. Y como ejemplo del “modo de vida” francés un periodista apuntaba que este lunes los niños habían acudido como siempre a la “escuela sin Dios”.
Es conveniente e incluso necesario no ceder a la injusta presión de los terroristas islámicos, no dejarse paralizar por el miedo ni cambiar nuestra vida a su gusto; pero “no cambiar el modo de vida” de la Europa de hoy podría sonar así: No cambiarán Occidente, por tanto seguirá igual la corrupción política, el desempleo, el desmoronamiento de la familia, la sociedad sin Dios, el aborto, el libertinaje sexual, la deshonestidad, el individualismo, el consumismo, la explotación de los inmigrantes, etc.
Sería un error pensar que la guerra del terrorismo islámico contra Occidente es una guerra de religión, de los creyentes contra los infieles. Por tanto, los enemigos de la civilización occidental podrían ser todos los creyentes, también los no musulmanes. El enemigo sería la religión que toma a Dios como excusa para imponer violentamente sus dogmas, o al menos para sembrar por doquier la intolerancia. En este sentido son muy certeras las palabras del Papa Francisco que ha calificado los actos de violencia ejecutados en nombre de Dios, como un insulto al mismo, como una blasfemia. Los que quieren encontrar en su fe un aliciente para matar personas inocentes no son verdaderamente religiosos, son sólo fanáticos, locos asesinos, personas manipuladas y adoctrinadas por líderes políticos y religiosos que buscan sólo el poder.
Se habla mucho también en estos días de la integración de los musulmanes en las ciudades europeas. Es una parte esencial de la lucha contra el integrismo. Si los inmigrantes o hijos de inmigrantes se sienten bien acogidos, están a gusto entre nosotros, no atentarán contra nosotros. Es así, pero ¿cómo podrán sentirse bien en una Europa tan vacía de valores y tan llena de vicios? Los mayoría de los musulmanes no son violentos, son personas normales que piensan en trabajar y sacar adelante su familia. Por su fe y cultura son personas religiosas y con principios morales. Lo que no les gusta de Europa es la ausencia de Dios y la inmoralidad. Nunca se sentirán bien si no se da un cambio en este sentido.
Durante décadas se ha presionado para borrar el nombre de Dios de las escuelas y de todas partes, con el pretexto de que los signos cristianos eran una ofensa para los creyentes de otras religiones. La realidad es otra. No he oído a ningún musulmán no radicalizado quejarse porque un cristiano es creyente y lo manifiesta, sino más bien de que se diga cristiano pero no lo demuestre con su vida.
Y no es que quiera poner como modelo a los países musulmanes con sus desigualdades sociales, machismo e intolerancia religiosa. Lo que quiero decir es que una Europa que recuperara los principios generales de los derechos humanos en su raíz más profunda (que es crisitiana), ofrecería a los inmigrantes la oportunidad de integrarse y sentirse a gusto sin renunciar a los valores de sus culturas de origen, más aun mejorándolos.
Una verdadera libertad de conciencia que fomentara un sano pluralismo religioso, donde no sólo se tolera la religión sino que se le da el espacio necesario para expresarse cómodamente. Una justa emancipación de la mujer, donde se le reconoce su papel esencial en la sociedad pero sin banalizar su imagen convirtiéndola en un sex symbol. Son sólo un par de ejemplos. Sin embargo un Occidente sin identidad propia podría facilmente islamizarse, si no lo consiguen por la fuerza lo harán a través de una "invasión" pacífica que puede ser lenta pero eficaz. Con todos los respetos hacia la cultura y religión islámica, no creo que eso sea deseable.