La música me ayuda a rezar

¡Hola! Soy Aquiles, un intento de joven cristiano español. Cada dos semanas, os iré contando lo que me ha pasado, lo que he hecho y lo que creo que debería haber hecho.

Hoy quiero hablar de música. Si, efectivamente, de música. Porque la música es un arma muy poderosa, capaz de transmitir todo tipo de emociones: alegría, tristeza, miedo, enfado, calma, serenidad, súplica… Es capaz de hacerte estar alegre, provocando ganas de bailar y cantar; y también es capaz de trasmitir emociones fuertes e incluso hacer llorar; y por supuesto, es una manera muy eficaz de acercarse a Dios.

Esto se debe a que la música es un lenguaje del alma, mediante la cual los seres humanos somos capaces de mostrar lo más profundo de nuestro corazón, y en lo más profundo de nuestro corazón se encuentra la necesidad de buscar a Dios. Y la música es uno de los mejores caminos para encontrarlo y experimentar su presencia.

Es por eso que desde siempre se ha usado para acompañar todo tipo de celebraciones religiosas, pues como dice el mismo San Agustín: "El que canta, reza dos veces". Personalmente, puedo decir con seguridad que la música me ayuda a rezar y sobre todo a amar y dar gracias a Dios, algo que de normal me es extremadamente difícil.

Poniendo un ejemplo, algo tan sencillo como cantar un Pange Lingua mientras se expone el Santísimo, es capaz de provocar en mí una necesidad imperiosa de adorar profundamente a Jesucristo, hijo de Dios, que me ha salvado y que se ha quedado presente en ese trozo de pan. Igualmente, la música refuerza la fe, pues en ese momento, de rodillas, escuchando los versos de la canción eucarística se borra de mi mente cualquier duda que pudiera tener sobre la presencia real de Jesús en ese trozo de pan.

Poniendo otro ejemplo, escuchar a una gran orquesta interpretar piezas como el Requiem de G. Fauré, aunque cargado de pena y sentimiento por la pérdida de un ser querido, te deja en lo más profundo del alma la seguridad de que tras el umbral de la muerte se encuentra Dios, eternamente misericordioso, que tiene un lugar preparado en el Paraíso para cada uno de nosotros.

Es por eso que hoy me gustaría invitaros a redescubrir la música religiosa y a utilizarla como un firme apoyo para la vida espiritual y en la relación con Dios.

Esto es todo por hoy. Espero que os haya ayudado el consejo de uno como vosotros, el consejo de un amigo.
 

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