Dios Creador Bueno

Recordemos las verdades olvidadas que Cristo nos enseñó y su Iglesia proclama, puesto que la verdad nos hace libres, siendo luz en nuestro sendero.

Los dos primeros capítulos del Génesis nos muestran a un Dios que crea el universo. Al concluir, Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno (Gn 1, 31). Y confiere al hombre y a la mujer, imagen y semejanza de su Creador, una tarea: Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla​.

Sin embargo, pronto aparece alguien que viene a perturbar la armonía de la creación: la Serpiente. Tiene un objetivo claro: hacer ver al hombre que su Creador no es bueno, que no es justo, que ha impuesto a la conciencia del hombre unos mandamientos que impiden su felicidad. La Serpiente intenta persuadir a los hombres de que si se deshacen de la idea 'parásita' de que existe un Dios Creador a quien rendir cuentas de las propias acciones, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal (Gn 3, 5). El hombre ya no tendrá que sentirse un siervo de Dios, constreñido por unos mandamientos, sino que en su propia conciencia creará autónomamente la idea de qué es bueno y qué es malo, haciéndose dios de su vida y de su destino.

Grandes argumentos tiene la Serpiente. Por un lado, ¿cómo puede ser obra de un Dios bueno un mundo en el que terremotos, huracanes, volcanes, inundaciones, siegan la vida de miles de personas? ¿Y qué tendría que decir el Dios creador de las malformaciones genéticas, las enfermedades, las epidemias y, en una palabra, de la muerte que cercena los deseos de felicidad inscritos en el hombre? ¿Ha salido de las manos de un Dios sabio el hombre, que genera violencia, odio, guerras, injusticias, abuso de autoridad, explotación del débil, maltrato de la creación?

En la antigüedad cristiana, numerosas sectas gnósticas creyeron ver en la Serpiente del paraíso un mensajero del verdadero Dios, que sacaba al hombre de la ceguera de creer que la creación era buena, obra de un Dios bueno, y que existían unos mandamientos que cumplir. Es el caso de los ofitas. Ofis (ὄφις) significa en griego clásico 'serpiente'. Un ofita, y en general un gnóstico, se creen poseedores de una sabiduría perfecta, que consiste en no reconocer al Creador como Dios supremo, y en situase por encima del bien y del mal, que sólo serían conceptos creados por el Dios alfarero del hombre en su mente para dominarlo. Para estos gnósticos, Cristo curiosamente predica el mismo mensaje que la Serpiente: a un Dios Supremo Bondadoso, contrario al Dios imperfecto Creador de un mundo imperfecto.

Toda ideología que concibe el mundo como un caos, y al hombre como alguien que crea su propio destino, sin tener que responder ni a un Dios ni a unas normas morales, es 'primo hermano' de los gnósticos. El ateísmo, la teoría de la voluntad de poder, el hedonismo, el relativismo, la ideología de género, que niega la identidad sexual que al hombre le viene dada por naturaleza, concuerdan en sus planteamientos con la Serpiente del paraíso. Pero también son, consciente o inconscientemente, discípulos de los ofitas, aquellos que defienden un cristianismo sin moral, sin normas, sin pecado, donde la conciencia subjetiva del individuo es la que finalmente decide lo que está bien y lo que está mal al margen de los mandamientos.

Discípulo del Dios Creador Bueno es quien trata de ajustarse a unas normas que él no se ha dado, sino que las descubre dentro de él y por encima de él: respetar a Dios, respetar la familia, ganarse el pan con el trabajo honrado, no ser injusto ni mentiroso, respetar a los demás, ser solidario. Es quien ve y agradece los dones que no se ha otorgado a sí mismo: la vida, los sentidos, la capacidad de amar, de pensar, de elegir. Es quien reconoce que en la creación y entre los hombres lo bueno supera a lo malo, y acepta que el mal es un misterio incomprensible para su pequeño entendimiento, que no anula la belleza del universo. Es quien tiene grabada en su corazón la humilde alabanza del salmo 8:

 ¡Señor, nuestro Dios, qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y la estrellas que has creado:

¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?

 

Catecismo de la Iglesia Católica

310. ¿Por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal?

En su poder infinito, Dios podría siempre crear algo mejor. Sin embargo, en su sabiduría y bondad infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo en camino hacia su perfección última.

@padrearturosaiz

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