Arzobispo de Panamá en la JMJ: «Queridos jóvenes tengamos el coraje de ser santos en el mundo de hoy»

El arzobispo de Panamá, Domingo Ulloa, precisó a los miles de jóvenes reunidos en el Campo Santa María la Antigua que "ser santo es una realidad", y reiteró que "un santo defiende a los indefensos: al no nacido, pero también al nacido en miseria". "Este encuentro de ustedes jóvenes con Jesucristo debe llevarlos a la confrontación consigo mismos y con el adoctrinamiento del sistema de anti valores que impera sustentado en la búsqueda de una falsa felicidad", reflexionó. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

EN LA MISA DE APERTURA.

EFE.

El arzobispo de Panamá, Domingo Ulloa, exhortó a los jóvenes a que no tengan "miedo, tengamos el coraje de ser santos en el mundo de hoy, con esto no renuncian a su juventud o su alegría; todo lo contrario, mostrarán, como lo están haciendo durante este tiempo, al mundo que es posible ser santo y ser feliz con tan poco", frente a miles de fieles de más de 140 países en el Campo Santa María la Antigua, al presidir la Misa de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2019, el martes 22 de enero. 

Ulloa reiteró que "Jesucristo, la razón de nuestra felicidad, ya nos ganó la vida eterna, con su Resurrección". "Ser santo, queridos jóvenes, no es un mito, es una realidad. Y para eso hemos peregrinado, para ser santos. El testimonio de vida de santos y santas de la JMJ son una prueba de ello: San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, San Juan Diego, San José Sánchez del Río, San Juan Bosco, Beata Sor María Romero Meneses, Juan Pablo II y sobre todo San Óscar Arnulfo Romero. Todos ellos nos muestran que es posible la vida de santidad, en todas las culturas y etnias, sin diferencia de sexo, ni de edad", precisó.

"Un santo defiende a los indefensos: al no nacido, pero también al nacido en miseria. Este encuentro de ustedes jóvenes con Jesucristo debe llevarlos a la confrontación consigo mismos y con el adoctrinamiento del sistema de anti valores que impera sustentado en la búsqueda de una falsa felicidad, que es tan fugaz que los lleva a experimentar desesperadamente con tantas cosas que les dañan la mente y el espíritu y que al final no lograr llenar el vacío existencial", aseguró el prelado.