Constatan la falta de respeto a la libertad religiosa del gobierno de Nicaragua

Auyda a la Iglesia Necesitada, en su último informe sobre la libertad religiosa en el mundo ha subrayado que, por ejemplo, el gobierno sandinista usa las subvenciones para premiar a grupos religiosos afines al poder político y para castigar a los críticos.

Autor: VenL. / Fuente: Aleteia.

ORTEGA USA LA RELIGIÓN PARA FINES POLÍTICOS

La Constitución de Nicaragua garantiza a cada individuo el derecho a la libertad de conciencia y pensamiento y el derecho a no profesar ninguna religión. Del mismo modo, establece que nadie puede ser coaccionado para restringirle alguno de sus derechos individuales, ni ser obligado a declarar cuál es su credo. La Constitución también prohíbe la discriminación por motivos religiosos. El Gobierno exige que los grupos religiosos se inscriban en el registro en las mismas condiciones que el resto de las ONGs. La Asamblea Nacional es la encargada de aprobar las solicitudes de inscripción de los grupos religiosos, que tienen que inscribirse en el Ministerio de Gobernación como asociación o fundación.Desde el año 2012, en el que se celebró el aniversario de la creación del 'córdoba' como moneda de curso legal en Nicaragua, por orden gubernamental se acuña la moneda de 5 córdobas sin la frase tradicional 'En Dios confiamos'. Un obispo católico criticó esta medida en la televisión local. Estas palabras han sido sustituidas por 'República de Nicaragua'.

En abril de 2013, Cáritas de Nicaragua condenó, por medio del presidente de la Conferencia Episcopal Católica, el bloqueo a la ayuda humanitaria impuesto por el Gobierno sandinista y aplicado por las autoridades de aduanas. La situación se ha mantenido durante más de seis meses. El portavoz atribuyó el bloqueo a una forma de venganza contra los obispos, que se han mostrado críticos con el Gobierno del presidente Daniel Ortega. Entre los artículos bloqueados se cuentan medicinas con la fecha de consumo preferente ya pasada y por lo tanto de uso poco fiable. Los obispos señalaron que no es bueno hacer que los pobres y necesitados paguen las consecuencias de las tensiones políticas del país.El 22 de junio de 2013, en Managua, la capital, una turba de 300 jóvenes con el rostro cubierto con pañuelos, vestidos con camisetas del Frente de Liberación Nacional Sandinista y armados con bates de béisbol, atacaron a una manifestación pacífica de ancianos, que hacían campaña en la calle, para pedir una subida de las pensiones. Los matones armados golpearon a los manifestantes, que llevaban una semana haciendo esta campaña, les robaron los móviles y otras pertenencias y arrasaron sus campamentos improvisados. La policía nicaragüense estaba en el lugar, pero según los testigos, se quedaron mirando sin moverse. Los obispos condenaron la agresión y afirmaron que la Iglesia no “callará” ante la injusticia. Los ancianos y gente joven que les acompañaba se refugiaron en la catedral de Managua por miedo a las represalias. Dos obispos acudieron al lugar de la manifestación, para intentar razonar con la multitud y detener el ataque. Muchas personas llevaron a la catedral víveres, agua y medicinas para los ancianos y el resto de los manifestantes.En julio de 2013, líderes católicos y de otras confesiones manifestaron gran preocupación por la forma en que el presidente Ortega explota los símbolos y las imágenes religiosas para fines políticos, describiendo a Nicaragua en sus campañas políticas como “cristiana, socialista y solidaria”. Ortega y su esposa, Rosario, pronuncian discursos en los que mezclan el lenguaje revolucionario con alusiones religiosas y místicas. Además, en el XXIV aniversario de la revolución sandinista, apareció el (actualmente emérito) cardenal Miguel Obando y Bravo, anterior adversario implacable de Ortega, en un lugar destacado. Los líderes católicos y protestantes denunciaron el abuso continuo que hace el Gobierno de la retórica y los símbolos cristianos para influir en la gente.Los líderes católicos y protestantes también han informado de que el Gobierno se sirve de la presión fiscal para ejercer influencia política, en concreto, la táctica de conceder y denegar subvenciones económicas a determinados grupos religiosos, dependiendo de su afiliación política. Los representantes católicos también informaron de que el Gobierno había denegado subvenciones a colegios católicos desfavorecidos.