No basta que el cannabis sea efectivo
Lenin de Janon Quevedo es profesor de Bioética de la Facultad de Ciencias Médicas de la UCA, especializado en Medicina Crítica. Escribe sobre temas relativos a las decisiones de final de vida, prácticas con riesgo de vida, y relación paciente-médico.
Debate en Argentina
La Argentina inició el debate público sobre la despenalización de la marihuana al momento en que su Congreso otorgara media sanción a una ley habilitante del uso del cannabis con fines medicinales. Sin embargo, estos fines cosechan objeciones éticas que resumidamente atañen a la experiencia histórica de utilización de la planta, sus propiedades farmacológicas, la producción y accesibilidad, los pacientes destinatarios, y los intereses encubiertos.
Es un debate emotivo porque involucra conmovedoras historias personales de sufrimiento y desesperanza, producto del padecimiento crónico ineficientemente atendido por la medicina. Por ello los ciudadanos debemos disponer de información y formación robusta que permita tomar decisiones racionales y adultas en beneficio de la salud de la persona y de la comunidad.
Pero ¿es la marihuana tal como se la presenta: novedosa, eficaz y libre de efectos colaterales nocivos?
Historia del cannabis
Para empezar, el empleo de la marihuana no es una novedad. Hace 4.000 a.C. los chinos ya aprovechaban su fibra y conocían sus cualidades psicotrópicas (“visión de demonios”). Los indios la usaron como narcótico para fines médicos-religiosos. Los árabes, quienes la introdujeron en Europa, la tenían por alucinógeno y en el siglo XV reportaron un enfermo de epilepsia curado con hashish [i], aunque convertido “en un adicto que no podía estar sin la droga ni siquiera un momento”.
En el siglo XIX los británicos se percataron que en la India servía como relajante muscular, y los franceses en el norte de África, observaron cambios de humor al inhalarla. Los primeros estudiaron las propiedades somáticas; los segundos la acción psíquica, aconsejándola para la auto-realización estética. Hasta inicios del siglo XX las farmacopeas la incluían como sedante, hipnótico y anticonvulsivante. Posteriormente fue retirada por ineficaz, quedando claro que el cannabis tendría que superar a las nuevas y más eficientes drogas sintéticas si quería recuperar la vigencia.
El principio de proporcionalidad
Imaginemos ahora una persona que sufre de dolores de cabeza y para tratarse dispone de paracetamol [ii] y fentanilo [iii]. Ambos son accesibles y efectivos, aunque la efectividad del fentanilo supera cientos de veces al paracetamol. El uso prolongado de paracetamol no suele ocasionar complicaciones mayores. En cambio el fentanilo deprime la conciencia favoreciendo complicaciones cardiovasculares y/o infecciosas, y el uso prolongado produce tolerancia, quimio-dependencia y abuso; eso sí, acaba por completo con el dolor generando sensación de bienestar. Si el objetivo es eliminar el dolor ¿cuál fármaco sería el mejor para esta persona?
Sabiendo que el fentanilo es más efectivo, le recomendaría usar paracetamol. Es que un medicamento no es mera técnica en post de efectividad, sino de proporcionalidad según cada caso. La proporcionalidad sopesa riesgos y beneficios del recurso eficaz, pero además, su disponibilidad, eficiencia, predictibilidad, planificación y excelencia entre los evaluados.
Estudios científicos sobre el cannabis
Retomando el cannabis. Investigaciones científicas lo muestran como analgésico, antiinflamatorio, anticonvulsivante, relajante muscular, estimulante del apetito y de la tolerancia a la quimioterapia. No obstante, las investigaciones son cuestionadas por tener fallas metodológicas debido a la inadecuada selección de enfermos, uso de diferentes variedades de la planta y vías de administración, y corto tiempo de implementación. Un método sesgado produce conclusiones erróneas.
Además, la eficacia consiste en conseguir el efecto buscado con el menor riesgo posible (seguridad). Por éste requisito las investigaciones con cannabis son éticamente controvertidas puesto que deben observar el principio de “no generar más daño del existente”. La dificultad para observarlo limita estudios a largo plazo, particularmente, cuando la psiquiatría ha advertido que el consumo prolongado de marihuana genera alteraciones conductuales y cognitivas severas que van desde actitudes violentas hasta la abstinencia, pasando por psicosis, esquizofrenia o depresión.
La finalidad de la compasión
También se postula usarla con fines “compasivos”, es decir, implementarla sin haber sido probada en ensayos clínicos. Coincido que en situaciones de riesgo de vida y sin tratamiento posible, puedan aplicarse con tales fines sustancias poco efectivas, pero ello no debe exceptuar la evitación del daño ¿Acaso es compasivo que los más vulnerables reciban cuidados más dañinos? Si no podemos beneficiar ¡al menos evitemos dañar! Todo un desafío para los cuidados paliativos.
El cannabis tiene pendiente satisfacer las exigencias clínico-farmacológicas que avalen su proporcionalidad. Mientras tanto, los pacientes y las familias nos recuerdan que en el sufrimiento nos hacemos solidarios. Esto comprende una ayuda “posible” y “eficaz”, esto es, sin más carga que la que portan. Para encontrar tal ayuda estamos convocados el resto de la sociedad.
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[i] Resina de cannabis que en la antigüedad equivalía a la marihuana de hoy.
[ii] Fármaco contenido en marcas como Tylenol®, Mejoral® o Tafirol®.
[iii] Analgésico opiáceo sintético de uso frecuente en medicina. Los analgésicos opiáceos son sustancias lícitas cuyo abuso genera gran dependencia y se ha convertido en una epidemia que crece más velozmente que el consumo de drogas ilícitas.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
ALDRICH, M., History of Therapeutic Cannabis, Chapter 3, in: Mathre, M., L., ed., Cannabis in Medical Practice; a Legal, Historical and Pharmacological Overview of the Therapeutic Use of Marijuana, Jefferson, MacFarland & Co. Inc. Publishers, 1997, p. 35-55.
CALIPARI, M., “The Principle of Proportionality in Therapy: Foundations and Applications Criteria”, NeuroRehabilitation, 19 (2004), p. 391-397.
de JANON QUEVEDO, L., “Marihuana medicinal: ¿medicina o medicamento? Parte I”, Vida y Ética, 15, 2 (2014), p. 71-91. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/marihuana-medicinal-medicamento-quevedo.pdf
GREYDANUS, D., et al., “Marijuana: current concepts”, Frontiers in Public Health, 1, 42 (2013), doi: 10.3389/fpubh.2013.00042.
HALL, W., DEGENHARD, L., “Adverse health effects of non-medical cannabis use”, Lancet, 374 (2009), p. 1383-1391.
JUAN PABLO II, Salvifici doloris, 28, 1984.