Respeto humano
¡Hola! Soy Aquiles, un intento de joven cristiano español. Cada dos semanas, os iré contando lo que me ha pasado, lo que he hecho y lo que creo que debería haber hecho.
Esta semana me gustaría explicaros cómo intento ser coherente con mi fe en el instituto, uno de los ambientes menos favorables para ello. En una clase de instituto normal, es fácil que seas el único católico practicante, y si tienes suerte puede que haya 2 o 3 como mucho además de ti.
Esto plantea muchos problemas, aunque hay uno que yo creo está en la base de todos. El respeto humano. No queremos que sepan que somos cristianos, por lo que puedan pensar. De esto deriva que si alguien se mete con la Iglesia, blasfema, introduce malas conversaciones, hace cosas que no están bien; no decimos nada. Permanecemos impasibles, aprobando de esta manera su comportamiento, y no siendo coherentes.
Jesús lo dice bien claro: El que se avergüence de mi ante los hombres, yo me avergonzaré de él ante mi Padre. A mi eso no me gusta nada, y no me gustaría cuando me muera no contar con el apoyo de Jesús; pero tampoco me gusta nada que la gente me diga algo o se ría de mí por ser cristiano. Entonces, ¿qué hay que hacer? Está claro ¿no? No habría que tener ese respeto humano. Pero eso no es nada fácil.
Yo os voy a contar mi experiencia y lo que os recomiendo hacer. Creo que lo mejor es dejar las cosas claras desde el principio. Eso lo he notado en mi grupo de amigos. Ninguno es practicante, y me daba miedo decirlo; pero cuando me atreví y les dije que el domingo no podía quedar que tenía que ir a Misa nadie dijo nada, y desde hace un tiempo ya nadie dice blasfemias, y menos en mi presencia. Esto me llevó a hacer lo mismo en clase, e igualmente nadie dijo nada. Quizá de vez en cuando algún chistecito, pero nada más.
¿Por qué pasa esto? Yo creo que todos los jóvenes en el fondo buscan a Dios, buscan la felicidad, pero no la buscan donde tienen que encontrarla. Esto te deja capacidad para hacerles mucho bien, con pequeños consejos, corrigiendo blasfemias, y acercándolos un poco al mundo católico.
Esto ha sido todo chicos, en la siguiente entrada os seguiré compartiendo mi experiencia sobre cómo ser coherentes con la fe en nuestra clase. Espero que os ayude el consejo de alguien como vosotros, el consejo de un amigo.