Francisco: «Para proteger la vida, es necesario amarla, y hoy la grave amenaza en los países más desarrollados es la pérdida del sentido del vivir»
El Pontífice afirmó que "no bastan los recursos económicos, no basta la tecnología, se necesita el amor de Dios Padre que Jesucristo nos ha donado y nos dona" e indicó que en la sociedad japonesa "las primeras víctimas del vacío espiritual son los jóvenes" a quienes exhortó a "vencer el miedo y el cierre abriéndose al amor de Dios, en la oración y en el servicio al prójimo". Sobre su visita apostólica a Tailandia, destacó que el testimonio de la Iglesia en ese país "se ofrece también por medio de las obras de servicio a los enfermos y a los últimos".
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.
REALIZÓ UN BALANCE SOBRE SU VIAJE A TAILANDIA Y JAPÓN.
Francisco aseguró que "para proteger la vida, es necesario amarla, y hoy la grave amenaza en los países más desarrollados, es la pérdida del sentido del vivir" y que "no bastan los recursos económicos, no basta la tecnología, se necesita el amor de Dios Padre que Jesucristo nos ha donado y nos dona", al hablar de su visita apostólica a Japón, durante la Audiencia General del miércoles 27 de noviembre, tras realizar un balance de su reciente viaje a ese país y anteriormente Tailandia.
"El amor que ha animado el testimonio de los mártires, como los de Nagasaki, San Paolo Miki y sus 25 compañeros; el amor que ha sostenido el Beato Justo Takayama Ukon y tantos hombres y mujeres anónimos que han conservado la fe a lo largo de los tiempos de persecución", precisó el obispo de Roma. Indicó que en la sociedad japonesa "las primeras víctimas del vacío espiritual son los jóvenes". "Un encuentro en Tokio estuvo dedicado a ellos. He escuchado sus preguntas y sus sueños; allí animé a oponerse a toda forma de 'bullismo', y a vencer el miedo y el cierre abriéndose al amor de Dios, en la oración y en el servicio al prójimo", precisó el Papa.
Sobre su viaje a Tailandia, destacó que el testimonio de la Iglesia en ese país "se ofrece también por medio de las obras de servicio a los enfermos y a los últimos". "Entre ellos, destaca el Hospital Saint Louis, que visité animando al personal sanitario y hablando con algunos pacientes. Luego, dediqué momentos específicos a los sacerdotes y a las personas consagradas, a los obispos y también a los hermanos jesuitas. En Bangkok celebré la Misa con todo el pueblo de Dios en el Estadio Nacional y, luego, con los jóvenes en la Catedral", recordó.