Obispo de España: «Muchos cristianos no llegan a la madurez espiritual por esta falta de perseverancia en la oración»
El obispo de Segovia, César Franco, afirmó que "el hombre está amenazado de perder la fe, si no es perseverante en la oración". Indicó que "sin oración es difícil descubrir la voluntad de Dios sobre uno mismo, y es más difícil aún que, una vez descubierta, pueda perseverar en ella superando los constantes reclamos de una cultura enferma de hiperactivismo".
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Ecclesia Digital.
'FE Y PERSEVERANCIA'.
Antonio Tanarro/El Norte de Castilla.
El obispo de Segovia, César Franco, afirmó que "muchos cristianos no llegan a la madurez espiritual por esta falta de perseverancia en la oración, que consiste, como dice también santa Teresa, en 'tratar de amistad con quien sabemos que nos ama'", al reflexionar sobre la parábola del juez inicuo que no quería atender las quejas de una viuda, con la que Jesús anima "a los discípulos a orar sin desfallecer", dado que si el juez inicuo hace "justicia, Dios, que es sumamente justo, escuchará las súplicas de quienes acudan a él", en su texto 'Fe y perseverancia'.
"Después de afirmar que Dios escuchará a quienes griten a él día y noche y les hará justicia sin tardar, Jesús termina con esta pregunta: 'Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?'. Por la retórica de su discurso, Jesús da a entender con esta pregunta que el hombre está amenazado de perder la fe, si no es perseverante en la oración. Perseverar no es fácil. El hombre tiene un corazón inconstante y cambiante, según dice la Escritura. Y esta falta de perseverancia se hace más notable en la vida espiritual, y, especialmente, en la determinación de practicar la oración", explicó.
Indicó que "sin oración es difícil descubrir la voluntad de Dios sobre uno mismo, y es más difícil aún que, una vez descubierta, pueda perseverar en ella superando los constantes reclamos de una cultura enferma de hiperactivismo". "La perseverancia se alimenta, no sólo de la determinación de la propia voluntad, sino de la conciencia de nuestra propia debilidad, de la humildad. Sólo quien tiene conciencia clara de su pobreza, acudirá, con súplicas ardientes, de día y de noche, como la viuda del Evangelio, a quien puede hacerle justicia frente a sus enemigos. Y permanecerá insistiendo hasta que se abra la puerta del único que puede darnos la perseverancia en la fe. Por eso, la Iglesia se reúne todos los días en oración, consciente de que sólo así, cuando el Señor vuelva, la encontrará en vela esperando la salvación", precisó.