Redentoristas en Filipinas: «Tendremos que invertir en la reconstrucción de puentes y otras infraestructuras, pero la verdadera base debe ser reconstruida en el corazón de su gente»
Los misioneros de la Congregación del Santísimo Redentor aseguraron que estarán junto a la gente de la ciudad -ocupada por yihadistas en 2017 y luego liberada por el ejército de Manila- que está reducida a escombros, y cuya catedral también fue saqueada y profanada. "Alentamos la esperanza de comenzar un largo viaje hacia la recuperación y reconstrucción de la ciudad, y trabajamos para la sanación, la reconciliación y la construcción de la paz", indicaron.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Fides.
PLANIFICAN INTERVENCIÓN SOCIAL TRAS DESTRUCCIÓN DE YIHADISTAS.
Los misioneros redentoristas, que se reunieron junto a los sacerdotes de Marawi, además de los laicos, pastores y trabajadores sociales, afirmaron que tendrán que "invertir fondos en la reconstrucción de carreteras, puentes y otras infraestructuras, pero la verdadera base de esta ciudad debe ser reconstruida en el corazón de su gente", al planificar una intervención social en beneficio de la Iglesia y la sociedad. Marawi -ocupada por yihadistas en 2017 y luego liberada por el ejército de Manila- está reducida a escombros y la catedral también fue saqueada y profanada.
"Nos mantenemos juntos al pueblo de la gente de Marawi, alentamos la esperanza de comenzar un largo viaje hacia la recuperación y reconstrucción de la ciudad, y trabajamos para la sanación, la reconciliación y la construcción de la paz. Ya hemos escuchado y visto las semillas de la discordia en el pasado", indicó la Congregación del Santísimo Redentor, quienes tras consultar a las principales partes interesadas desarrollaron el programa 'Duyong Marawi'.
Los miembros del instituto religioso fundado por san Alfonso María de Ligorio aseguraron que son concientes "de que la misión de reconstruir la ciudad pertenece a la gente de Marawi" y que ellos "como representantes de la Iglesia Católica Universal" están allí "para apoyarlos y acompañarlos hasta el final". La comunidad cristiana de unas 20.000 personas se dispersó entre las 500.000 personas desplazadas que huyeron de la ciudad.