Arzobispo Aguer: «Muchos pastores desviaron a los fieles de la verdad sobre el Matrimonio; echaron sobre sus espaldas la responsabilidad gravísima de deformarles la conciencia»
El arzobispo emérito de La Plata, Héctor Aguer, precisó que Pablo VI "debió soportar presiones continuas para que se pronunciara en sentido contrario a la tradición" y "no quiso agradar a los hombres, sino ser fiel al ministerio petrino y a la responsabilidad que éste conlleva". "El resultado es un texto conciso, cuidadosamente argumentado, y definitivo, cuya factura y publicación hubiera sido imposible sin una especial asistencia del Espíritu Santo. En algo tan delicado e íntimo para la vida de los cristianos, la Iglesia no podía equivocarse", afirmó.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: AICA.
"Si LA IGLESIA NEGASE LA 'HUMANAE VITAE' SE DESTRUIRÍA A SI MISMA".
El arzobispo emérito de La Plata, Héctor Aguer, indicó que "muchos pastores desviaron a los fieles de la auténtica verdad católica sobre el Matrimonio, y los inducían a adoptar una concepción de la vida cristiana eludiendo el camino estrecho de la cruz y desconfiando de la gracia, que hace posible lo más arduo", y es así que "echaron sobre sus espaldas la responsabilidad gravísima de deformar la conciencia de los fieles", al lamentar que la encíclica 'Humanae Vitae' recibió rechazos, en una exposición en la Universidad Nacional de Cuyo de San Luis.
El prelado indicó que "la encíclica de Pablo VI no fue aceptada por amplios sectores de la Iglesia, en momentos en que arreciaba la crisis de fe y de obediencia, a la cual el pontífice se refirió abundantemente en sus catequesis, y procuró paliarla con sabias iniciativas pastorales". "Se hizo sentir el rechazo de teólogos, sacerdotes y obispos, y a partir del mismo se desencadenó la crítica demoledora de los fundamentos de la teología moral", aseveró, al indicar que Pablo VI "debió soportar presiones continuas para que se pronunciara en sentido contrario a la tradición" y "no quiso agradar a los hombres, sino ser fiel al ministerio petrino y a la responsabilidad que éste conlleva".
"El resultado es un texto conciso, cuidadosamente argumentado, y definitivo, cuya factura y publicación hubiera sido imposible sin una especial asistencia del Espíritu Santo. En algo tan delicado e íntimo para la vida de los cristianos, la Iglesia no podía equivocarse", afirmó Aguer, quien ratificó que "si la Iglesia se desdijera y negase la 'Humanae Vitae' se destruiría a sí misma". "La encíclica, en el marco de una visión integral del hombre aclara el sentido del amor conyugal, que para ser plenamente humano es total, fiel, exclusivo y fecundo", explicó.