Hungría rinde homenaje a dos prelados que desde la Nunciatura salvaron miles de judíos en la segunda guerra mundial
"Estamos agradecidos por hacernos recordar la figura excepcional de dos buenos samaritanos, que en los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial, se dedicaron a la salvación de judíos”, sostuvo el cardenal Angelo Sodano.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Gaudium Press.
MONSEÑORES ANGELO ROTTA Y GENNARO VEROLINO.
Angelo Rotta, Nuncio Apostólico en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial, y su asistente, Gennaro Verolino.
La Embajada de Hungría ante la Santa Sede realizó el 4 de febrero pasado un homenaje a dos prelados de la Nunciatura Apostólica, que durante la ocupación nazi de esa nación en 1944, salvaron la vida de más de 15.000 judíos. Los prelados Angelo Rotta, Nuncio Apostólico en Hungría, y Gennaro Verolino, quien servía como su asistente, fueron reconocidos por la audacia e inteligencia desplegada para emplear los servicios diplomáticos de la Iglesia para rescatar a judíos deportados a campos de concentración.
Estimaron que la Nunciatura Apostólica en Hungría expidió más de 15000 salvoconductos que ponían a los beneficiarios, en su gran mayoría judíos deportados a campos de exterminio, bajo la protección del acuerdo de neutralidad de la Santa Sede. Rotta fue expulsado del país junto a todos los diplomáticos de Hungría. Además de la expedición de estas certificaciones, el Nuncio Apostólico y su asistente consiguieron crear una red de refugios para ocultar a los perseguidos en Budapest. El evento fue presidido por el cardenal y decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, y contó con el apoyo de la Academia de Hungría en Italia.
"Hoy estamos muy agradecidos a la Embajada de Hungría ante la Santa Sede por hacernos recordar la figura excepcional de dos buenos samaritanos, que durante la ocupación nazi de Hungría, en los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial, generosamente se dedicaron a la salvación de judíos. Rotta fue capaz de enfrentar con gran fortaleza y profunda previsión ", consideró el cardenal, quien destacó cómo los diplomáticos aplicaron en ese país los llamados del Papa Pío XII.