Denuncian que jesuita Spadaro «contradice la herencia de un gran Papa que la Iglesia ha proclamado Santo»

Robert P. Imbelli, sacerdote de la diócesis de Nueva York, profesor emérito de teología en el Boston College, y una de las firmas de 'L'Osservatore Romano', comentó recientemente el artículo sobre el Sínodo de la Familia escrito por el padre jesuita Antonio Spadaro como director de la revista 'La Civiltà Cattolica'. Imbelli denunció que Spadaro "está empujando el Sínodo hacia una determinada dirección", la comunión de los divorciados en nueva unión.

Autor: VenL. / Fuente: Chiesa Espresso.

'CIVILTÀ CATTOLICA' ATACA A JUAN PABLO II.

Jesuita Spadaro

Artículo del Padre Imbelli:

 

En su artículo en 'La Civiltà Cattolica' sobre el sínodo que acaba de concluir, el director de la revista, el padre Antonio Spadaro, S.I., recuerda cuatro imágenes utilizadas durante las deliberaciones del Sínodo. Así describe una de ellas:

"El navegador satelital (GPS) indica qué camino hay que tomar para llegar a la meta. Si se equivoca o sufre una interrupción repentina, el GPS no pide volver al punto de partida y hacer de nuevo todo el camino desde el principio, sino que propone un itinerario alternativo. De manera análoga, cada vez que nos desviamos a causa de nuestro pecado, Dios no nos pide que volvamos a nuestro punto de partida, sino que nos vuelve a orientar hacia Él trazando un nuevo recorrido”.Ciertamente, si uno se sale del camino, el GPS vuelve a calcular la dirección. Pero no cambia el destino, pues si no desviaría del camino a los que de él dependen.Por coincidencia, en italiano la sigla GPS coincide con las iniciales de Juan Pablo II (Giovanni Paolo Secondo). Temo que el artículo de Spadaro esté, efectivamente, "calibrando de nuevo" la enseñanza de Juan Pablo II en la Familiaris consortio. Porque si bien él cita el número 84 de la exhortación apostólica del Papa difunto en lo que concierne a la necesidad de discernir con atención la situación de los católicos divorciados que se han vuelto a casar por lo civil, evita de manera muy estudiada la conclusión teológico-pastoral de Juan Pablo II en ese mismo párrafo.Juan Pablo escribió:"La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio".Al contrario, el padre Spadaro sugiere que si bien la intervención de Juan Pablo II sobre la cuestión representaba, hace treinta y cinco años, una nueva apertura pastoral, ahora estamos llamados, a la luz de una nueva lectura del signo de los tiempos, a dar un paso ulterior.

Spadaro escribe:"La tensión acerca de la situación sacramental de los divorciados que se han vuelto a casar civilmente nace precisamente del hecho de que la Familiaris consortio afirmaba sobre ellos: 'Que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida' (n. 84). Es un concepto que también el Papa Francisco ha repetido muchas veces. Pero esta 'apertura' plantea el serio problema sobre qué es esta reconocida 'comunión eclesial'. ¿Cómo es posible estar verdaderamente en comunión eclesial sin llegar, antes o después, a la comunión sacramental? Postular que sea posible una plena comunión eclesial sin una plena comunión sacramental no parece un camino que pueda dar tranquilidad”.Y con esto, el GPS está verdaderamente calibrado de nuevo. Pero debemos preguntarnos si en este proceso no sólo ha cambiado el camino, sino también el destino. El documento final del Sínodo evita atentamente mencionar la "comunión" en lo que atañe a los divorciados que se han vuelto a casar. De hecho, afirma que todo discernimiento debe proceder "según la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del obispo" (n. 85). Por lo tanto, si el padre Spadaro no está calibrando de nuevo todo el Sínodo, ciertamente lo está empujando hacia una determinada dirección.Es la dirección preferida del 'Circulus Germanicus', cuya contribución él cita varias veces en el artículo, aprobándola. Se trata de una dirección claramente opuesta a la "enseñanza de la Iglesia" vigente. Si esta es la dirección que tomará el Papa en su esperada exhortación apostólica, habrá que aguardar a verlo. Y si dicho cambio puede entenderse realmente como un "desarrollo" de la enseñanza de la Iglesia es una quaestio disputata urgente y controvertida.Una observación final. Leyendo la Familiaris consortio uno se queda asombrado de la profunda preocupación pastoral y atención de Juan Pablo II. Escribe:"La Iglesia, instituida para conducir a la salvación a todos los hombres, sobre todo a los bautizados, no puede abandonar a sí mismos a quienes – unidos ya con el vínculo matrimonial sacramental – han intentado pasar a nuevas nupcias. Por lo tanto procurará infatigablemente poner a su disposición los medios de salvación".Y sigue:"La Iglesia rece por ellos, los anime, se presente como madre misericordiosa y así los sostenga en la fe y en la esperanza" (n. 84).Sostener que quienes se adhieren a la totalidad de la enseñanza de Juan Pablo II en esta materia y al texto íntegro de la Familiaris consortio están faltos de atención pastoral o quieren transformar la doctrina en piedras para arrojarlas contra los indignos significa no sólo faltar al discernimiento caritativo que San Ignacio establece como "Presupuesto" de los Ejercicios Espirituales, sino también contradecir implícitamente la herencia de un gran Papa que la Iglesia ha proclamado Santo.