Círculo Ánglico D: «Es necesario apoyar a muchas familias que ya viven la comprensión católica del matrimonio con alegría»
Este grupo lamentó algunas ausencias en 'Instrumentum Laboris' III: "María, la madre de Jesús, debería ser más mencionada y con más relevancia", también "la familias numerosas"; "no se da un énfasis significativo a la importancia de la oración en familia, a la meditación y a la religiosidad popular", ni a "orar por nuestros familiares fallecidos y el significado de esos miembros de la familia que oran por nosotros en la comunión de los santos".
Autor: VenL. / Fuente: VIS.
"ATENCIÓN A LA FORMACIÓN EN LA CASTIDAD".
Los miembros del Círculo Ánglico D han hecho de nuevo hincapié en la necesidad de apoyar a las muchas familias que ya viven la comprensión católica del matrimonio y la vida familiar con alegría.
Los miembros de nuestro grupo subrayaron la importancia que la Iglesia reconoce al papel de las mujeres y de las madres, y de los hombres y de los padres. Nuestro representante ecuménico afirmó que el documento debería abordar toda la comunidad cristiana y no sólo la Iglesia Católica. Se desarrolló una discusión sobre la importancia de los funerales en la vida de las familias. Algunos miembros consideraron que este asunto merece mucha más atención, así como el papel de la familia en situaciones de enfermedad y muerte.
Hubo miembros que consideraron que cuando en el documento se habla de la Palabra de Dios, se ha de transmitir más plenamente el significado de ese término en la tradición de la Iglesia. La Palabra de Dios se refiere a Jesús personalmente, a la palabra escrita de las Escrituras, y también a la palabra proclamada en la comunidad.
Algunos Obispos dijeron que el texto presta una atención insuficiente a la formación en la castidad. Esta tarea debe comenzar muy temprano en la vida y no debe retrasarse a la preparación al matrimonio. El peligro de las autoridades gubernamentales que imparten educación sexual causó gran preocupación en muchos miembros del grupo. En cuanto a la formación de los futuros sacerdotes, se mencionó que el texto carece del enfoque de la tradición oriental de clérigos casados. Deberían incluirse algunas reflexiones sobre ello.
En la formación de los cristianos en la virtud de la castidad, algunos miembros señalaron una secuencia natural:
- En primer lugar, la formación en la castidad dentro de la familia proporciona una base necesaria para la vida posterior;
- A continuación, la formación en la castidad de los que se preparan para el matrimonio se basa en ese fundamento anterior,
- Por último, la formación en la castidad para los hombres y mujeres casados continúa el crecimiento de las parejas en la vida cristiana y sienta las bases para la próxima generación.
Además, La formación en la castidad de los que se preparan para ser sacerdotes es clave para su propia vocación, y vital para su capacidad de ayudar a aquellos a quienes sirven.
Hubo miembros del grupo que insistieron en que los principales educadores de los laicos que se preparan para el matrimonio deben ser parejas casadas, debido a su experiencia y credibilidad. Los sacerdotes, obviamente, tienen también un papel clave, pero las parejas casadas y las familias deben tomar la iniciativa.
Algunos miembros examinaron el papel de los sacerdotes en la terapia de pareja. Algunos sacerdotes con grandes apoyos hacen lo que pueden para sanar matrimonios con problemas, porque el sacerdote es a menudo la persona más confiable y educada disponible, y las personas no pueden pagar consejeros profesionales. La Iglesia tiene que ser prudente, pero no tan prudente que evite ayudar a gente con grandes necesidades.
El grupo tuvo un largo intercambio de enfoques pastorales sobre personas divorciadas que no se han vuelto a casar, y también divorciados que se han casado de nuevo sin una anulación. Los miembros expresaron su preocupación de que lo que se haga no debe conducir a una mayor confusión entre nuestro pueblo. Un obispo dijo que la cuestión de la admisión a la Comunión de personas divorciadas vueltas a casar sin una anulación era un asunto de sustancia doctrinal tan vital que sólo podía tratarse en un Concilio Ecuménico, no en un Sínodo.
Uno de los padres sinodales subrayó la importancia de usar un lenguaje apropiado. En lugar de referirse a las personas en situaciones difíciles como 'excluidos' de la Eucaristía, debemos decir que se 'abstienen' de la Eucaristía. Esa palabra es más precisa y no es negativa. Un padre mencionó que los obispos no pueden ser más misericordiosos que las palabras de Jesús. El Señor no está obligado por las normas de la Iglesia, pero la Iglesia está muy limitada por las palabras de Jesús.
Algunos pensaron que el texto actual carece de una comprensión de la fundación eucarística del matrimonio cristiano, que afirme que no podemos reducir el matrimonio a una relación sexual. Del mismo modo, no podemos reducir la vida de la Iglesia a recibir la Comunión. En la historia de la Iglesia enormes segmentos de los fieles no recibían la Santa Comunión y sin embargo se consideraron claramente miembros de la Iglesia, comenzando por los catecúmenos. Como aquellos que están en un camino de penitencia: no están excluidos de la Iglesia a pesar de que se aparten de la Comunión. Otros padres pensaron que el número de personas que están divorciadas o vueltas a casar sin una anulación ha aumentado tanto que tenemos que hacer frente a esta pregunta de una manera nueva y diferente.
Hubo miembros que pasaron bastante tiempo hablando de la belleza y amplitud del número 84 de la Familiaris consortio. Algunos sugirieron que FC 84 debe ser puesto directamente en el texto. Un padre habló sobre el poder de las llaves y la capacidad del Santo Padre para cambiar las cosas. Dijo que el Papa puede, en efecto, torcer las manos de Dios. Otros respondieron que el poder de las llaves no le da a la Iglesia la posibilidad de cambiar la Revelación y la fe de la Iglesia.
Un miembro del grupo consideró que, en toda esta discusión, la Iglesia se ha olvidado de Jesús y que los obispos y muchos laicos pueden ser percibido como fariseos. Se hizo la petición de que una comisión estudie el tema de la comunión para los divorciados y vueltos a casar en un período mayor de tiempo y con mayor precisión teológica.
Se sugirió que la Iglesia debería estudiar la noción de comunión espiritual más a fondo. Del mismo modo que las comunidades protestantes participan en la realidad de la Iglesia, los que no reciben la Sagrada Comunión puede tomar parte en la realidad de la Eucaristía.
Algunos miembros pasaron un tiempo hablando de matrimonios mixtos y de matrimonios de culto dispar. También entró en la discusión la práctica de la Iglesia Ortodoxa. Algunos lo vieron como un buen camino pastoral de la Iglesia Romana. Otros consideraron que había poca claridad en el planteamiento ortodoxo porque realmente existen varias prácticas diferentes entre los ortodoxos.
La sección sobre la atención pastoral de las personas con tendencias homosexuales provocó mucha discusión. Algunos miembros pensaban que esta cuestión debe retirarse de la discusión del Sínodo sobre la Familia. A su juicio, es lo suficientemente importante en sí misma como para dedicarle una asamblea sinodal específica. Algunos sugirieron que debería emplearse la redacción del Catecismo de la Iglesia Católica en sus números 2357-2359. Otros vieron esa opción como un posible daño para la credibilidad de la Iglesia en Europa Occidental y América del Norte.
En la sección dedicada a la transmisión de la vida y a los desafíos derivados de una tasa de natalidad decreciente, los miembros ofrecieron comentarios tanto positivos como negativos. La mayoría de los miembros consideraron que en el número 137 debe eliminarse del texto o ser reescrito completamente, porque la manera en que se forma la conciencia de uno se está mal tratada en el documento actual.
En el apartado sobre la adopción, se produjo cierta discusión sobre el derecho del niño a tener una madre y un padre. Los miembros señalaron la dificultad de algunas iglesias en el mundo occidental para continuar ofreciendo servicios de adopción ante la presión de los gobiernos para apoyar la adopción por parejas del mismo sexo.
Los miembros dijeron que el texto no habla con suficiente claridad sobre los cuidados paliativos, ni de la responsabilidad de la Iglesia para ayudar a las familias en tiempos de enfermedad ni cuando se trata de la confusión en torno a los problemas médicos / morales modernos.
Hubo una discusión considerable sobre lo que falta en el texto en general. Entre los artículos mencionados fueron:
1. El lugar de las escuelas católicas.
2. María, la madre de Jesús, debería ser más mencionada y con más relevancia.
3. Nada en el texto expresa gratitud a las mujeres consagradas que cuidan a los enfermos y a los ancianos.
5. No se da suficiente atención al papel de las familias monoparentales ni a las formas de apoyarlas.
6. No hay suficientes análisis positivos sobre el valor de la familia numerosa.
7. No se hace mención al papel de los padrinos.
8. No se ofrece claridad sobre los roles de madre y padre.
9. Muchos miles de personas ayudan a los padres a educar a sus hijos, pero no son mencionados los maestros religiosos, y hasta las niñeras deberían ser objeto de, al menos, una breve atención, ya que pueden ser de gran ayuda para los padres que tienen que trabajar fuera del hogar.
10. El texto evita tratar el tema del abuso sexual y el incesto dentro de las familias.
11. No se da un énfasis significativo a la importancia de la oración en familia, a la meditación y a la religiosidad popular.
12. Debería decirse algo positivo acerca de los migrantes que abandonan sus países de origen con el fin de enviar dinero de vuelta para mantener a sus familias.
13. Por último, algunos miembros consideraron que habría que decir una palabra en el documento acerca de la importancia de orar por nuestros familiares fallecidos y el significado de esos miembros de la familia que oran por nosotros en la comunión de los santos.
Traducido al castellano por David Saiz.