Círculo Itálico A: «El único modelo de familia que corresponde a la doctrina de la Iglesia es el que se funda en el matrimonio entre el hombre y la mujer»
El moderador del Círculo Itálico A fue el cardenal italiano Francesco Montenegro, y el relator el padre Manuel Arroba Conde, claretiano. Vieron "necesario referirse con más abundancia a los riesgos de la ideología de género, así como a su impacto negativo en los programas educativos" y "hacer mención expresa del ideal de la castidad y del valor de la oblación".
Autor: VenL. / Fuente: VIS.
"EN CONTINUIDAD CON LA DOCTRINA PERENNE DE LA IGLESIA".
El círculo Itálico A está integrado por padres de diferentes países europeos (este y oeste), dos de América Latina y uno de África. Junto con el delegado fraterno, han enriquecido el diálogo dos parejas de esposos, una en calidad de expertos, la otra de auditores.
La unidad temática entre ésta y la anterior Asamblea Sinodal es sobre todo la novedad metodológica en el procedimiento, con la creciente valoración de la discusión en los Círculos Menores. Esto ha provocado una dificultad de inicio comprensible, superada gradualmente cuando la reflexión se adentraba en el contenido de los textos.
También con respecto a la metodología sustancial que parece haber guiado la redacción del Instrumentum Laboris, no han faltado objeciones iniciales, expresión de las diversas y legítimas sensibilidades entre los padres. El obstáculo que tal situación podría plantear fue superado por la voluntad, que pronto se hizo explícita, de esforzarse por proporcionar en la medida de lo posible un testimonio de unidad sobre el contenido de esta parte, ya que las propuestas que surgieron desde una y otra sensibilidad parecieron más complementarias que contradictorias.
A este deseo de dar testimonio de unidad en el discernimiento de los miembros del Círculo se añade, en este caso, el testimonio de unidad con el camino sinodal de la Asamblea Extraordinaria del año pasado, que ha solicitado el Santo Padre de modo explícito. Puesto que este camino se expresa en los números del Instrumentum Laboris que retoman la anterior Relatio Synodi, las propuestas formuladas en relación con ellos se han caracterizado por el deseo de enriquecerlos o completarlos, pero también de evitar en lo posible introducir cambios con contenidos opuestos.
Un beneficio adicional para la unidad de la reflexión se deriva del deseo de expresar la voluntad de verificar tal unidad en el marco de la unidad cum Petro et sub Petro, que ha llevado a utilizar para una buena parte de las aportaciones al texto, las homilías de Francisco, su catequesis sobre familia en las audiencias generales, y otros textos de su enseñanza. Elección que está en continuidad con la doctrina perenne de la Iglesia, la cual ha parecido importante mencionar en esta parte, sobre todo textos de Gaudium et Spes, valorando la ocasión del 50 aniversario del Concilio.
Vale la pena subrayar que la unidad sustancial entre las preocupaciones específicas de cada una de las dos sensibilidades metodológicas, respecto del discernimiento que había que hacer de los números de esta primera parte, se vio facilitada por la percepción, pronto compartida, de los tres tipos de requisitos generales:
1. La necesidad de mantener el estilo de acercamiento a las cuestiones planteadas por la realidad familiar en el contexto actual, partiendo siempre de los datos positivos, afirmando la esperanza que nos mueve y la presencia del Señor, también tranquilizadora en este tiempo, sin que ello suponga ignorar ni endulzar la gravedad de los elementos negativos.
2. La necesidad de hacer expresa mención de la implicación radical que poseen algunos de estos factores negativos con respecto a la esencia misma de la vida familiar.
3. El esfuerzo por formular el Evangelio de la familia, que fertiliza las diversas culturas, en términos de propuesta también cultural, que se ofrece a todos. Este esfuerzo es esencial en un momento en el que está realizándose (sobre el tema) un cambio de época.
Los padres del Círculo se han esforzado seriamente por hacer un discernimiento capaz de producir formulaciones lo más compartidas posibles. Prueba de ello es el hecho de que la mayor parte de los modos, después de largas discusiones en algunos casos, se aprobaron por unanimidad.
A continuación indicamos sintéticamente de los asuntos más específicos que han sido objeto de especial discernimiento en el Círculo, sobre la introducción y sobre cada uno de los cuatro capítulos de la primera parte.
Introducción. Buena parte de los padres, al analizar el texto de la introducción del documento, ha señalado la necesidad de utilizar fórmulas que no dejan lugar a dudas desde el principio de que el único modelo de familia que corresponde a la doctrina de la Iglesia es el que se funda en el matrimonio entre el hombre y la mujer. La indicación fue aceptada rápidamente apoyándose en la homilía de Francisco en la Misa de apertura de esta Asamblea. La introducción ha parecido el lugar ideal para referirse al cambio de época que tiene lugar con respecto a la familia, y a la respuesta también con impronta cultural a la cual nos sentimos llamados como Iglesia.
Capítulo I. Sobre el contexto antropológico y cultural, ha parecido necesario referirse con más abundancia a los riesgos de la ideología de género, así como a su impacto negativo en los programas educativos de muchos países. También ha parecido necesario que exista un mayor desarrollo del tema del desafío del secularismo.
Capítulo II. Los textos sobre el contexto socio-económico han sido considerados sustancialmente como completos y adecuados, habiéndose reducido las contribuciones a la mención expresa del desafío que representan los hijos de padres separados, y la cultura del descarte vinculada al desafío ecológico.
Capítulo III. Además de realzar ciertas situaciones dignas de mención en el capítulo III (tales como la trata de personas, el cuidado pastoral de las familias que han vivido la migración…) ha parecido importante compartir algunas cuestiones sobre el desigual n. 28, separando los problemas de los niños y las mujeres, además de incluir el tema de la presencia-ausencia de los padres.
Capítulo IV. En la formación de la afectividad se ha visto necesario hacer mención expresa del ideal de la castidad y del valor de la oblación.