Francisco proclama mártires al sacerdote Mario Borzaga y a un catequista asesinados por comunistas en Laos

"El reconocimiento del martirio es un acontecimiento importante para la Iglesia de Laos, donde aún hoy existen límites evidentes a la práctica del culto y la libertad religiosa",  sostuvo el escritor y sacerdote de la Congregación de los Misioneros Oblatos de la Virgen María Inmaculada, Pasquale Castrilli. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Asia News.

FUERON MASACRADOS EN 1960.

Mario Borzaga, sacerdote de la Congregación de los Misioneros Oblatos de la Virgen María Inmaculada.

Francisco proclamó mártires al Siervo de Dios Mario Borzaga, sacerdote profeso de la Congregación de los Misioneros Oblatos de la Virgen María Inmaculada (OMI), y al catequista Paul Thoj Xyooj, asesinados por guerrilleros comunistas del Pathet Lao, en Laos en 1960.

"Es una historia que nuestro pedido ha estado esperando y teníamos la esperanza de que podría haber este pronunciamiento justamente en mayo, coincidiendo con el aniversario de su muerte. Es un día de celebración, no sólo para los misioneros sino para todos los que tienen que ver con la familia de los Oblatos, especialmente los laicos y los jóvenes. El movimiento juvenil es inspirado por los Oblato que han hecho de Mario Borzaga su bandera. Porque él murió joven, por los ideales por los que le tocó vivir, según las frases y relatos recogidos en su diario. Los jóvenes han promovido una cadena de mensajes de texto inspirado en las frases contenidas en su diario. El reconocimiento del martirio es un acontecimiento importante para la Iglesia de Laos, donde aún hoy existen límites evidentes a la práctica del culto y la libertad religiosa",  sostuvo el escritor y sacerdote del OMI, Pasquale Castrilli.

En abril de 1960, el sacedorte Borzaga de 28 años y el catequista Thoj Xyooj de 19 se dirigieron a pie para una gira misionera de un par de semanas en el norte de Laos, en las laderas de la selva montañosa. Ellos respondieron a una llamada de la Hmong, una minoría cristiana, perseguida por las autoridades en Vientiane, cerca de la frontera con China. Para la pequeña iglesia de Laos, país asiático gobernado por comunistas que todavía restringe la libertad religiosa y la práctica de la adoración, es un día de celebración, así como para los hermanos del misionero que murió por su fe. Según las crónicas, los dos fueron interceptados por guerrilleros comunistas del Pathet Lao, quienes los mataron sin piedad. Sus cuerpos fueron tirados en una fosa común en el área de Muong Met, en el camino hacia Muong Kassy, pero nunca se encontraron.