Cura Brochero: Un patrono para una vocación en crisis
El obispo Santiago Olivera informó el pasado 16 de octubre que José Gabriel del Rosario Brochero será "patrono de los sacerdotes diocesanos de Argentina", en un momento de drástico descenso de las vocaciones sacerdotales en el país.
Francisco dijo sobre el ya santo Cura Brochero que "soñaba con morir galopando para ir a dar la unción a algún enfermo". Pero lamentablemente ese ya no es el sueño de muchos argentinos. En 1999, primer año de la labor de Francisco como obispo, 1.501 seminaristas estudiaban para ordenarse sacerdotes en Argentina; en 2014 tan solo 827. El padre Julio Miranda, rector del seminario metropolitano de Buenos Aires, lamentaba recientemente que "por ahora Francisco no tuvo repercusión en los ingresos".
Parece que el caldo de cultivo social en el que surgen las vocaciones sacerdotales no es el ideal. Francisco, consciente de ello y testigo privilegiado de esta degeneración cultural durante su episcopado, ha definido y denunciado sistemáticamente esa reducción de las sociedades a "colonias ideológicas": una cultura del individualismo que desprecia el amor fiel; una cultura del descarte que desprecia al prójimo necesitado; una cultura de género que desprecia al Creador". Difícilmente puede encajar el sacerdocio en los planes de futuro de un adolescente individualista, que acepta el descarte del niño por nacer, del discapacitado o del anciano, e ideologizado por el homosexualismo, esa "pretensión destructiva al plan de Dios".
Sin embargo, Francisco, con fe inquebrantable en la acción de Dios, sigue gritando en el desierto: "Jóvenes, no deben tener miedo de decirle 'sí' a Jesús y seguirlo". Y propone al Santo Cura Brochero como "patrono de los sacerdotes diocesanos de Argentina", para que su amor por Jesús presente en la Eucaristía, su entrega al sacramento de la Confesión y a la predicación del Evangelio, su celo por la conversión de los pecadores, y su confianza en la gracia de Dios, impregnen las familias cristianas, la catequesis, la vida parroquial, los seminarios, y todas las diócesis de Argentina, como abono fértil para la santificación del clero y el surgimiento de nuevas vocaciones. Padres de familia, catequistas, párrocos, rectores y obispos son responsables de esparcir este abono; de dar a conocer la colosal figura del Santo Cura gaucho.
Frases de Brochero:
Dios amó al hombre desde la eternidad es una verdad tan clara y tan demostrada que el solo pensar lo contrario es y sería el colmo de la locura.
La gracia de Dios es como la lluvia, que a todos moja.
El hombre debe primero perder su honor, sus bienes o riquezas y su vida misma, antes que perder a Dios, o sea, su salvación.
Apenas soy un pobre pecador, tan lleno de límites y miserias. Y me preguntaba: ‘¿Podré ser fiel a la vocación? ¿En qué enredo me metí?’ Pero en seguida una sensación inmensa de paz invadió todo mi ser. Porque si el Señor me había llamado, Él sería fiel y sostendría mi fidelidad; además, Jesús, el Buen Pastor, jamás niega sus dones a quienes lo siguen y son ‘otros Jesús’ como su Hijo muy amado.
La hostia consagrada es un milagro de amor, es un prodigio de amor, es una maravilla de amor, es un complemento de amor, y es la prueba más acabada de su amor infinito hacia mí, hacia ustedes, hacia el hombre.
Me felicitaría si Dios me saca de este planeta sentado confesando y predicando el Evangelio.
El sacerdote que no tiene mucha lástima de los pecadores es medio sacerdote. Estos trapos benditos que llevo encima no son los que me hacen sacerdote. Si no llevo en mi pecho la caridad, ni a cristiano llego.