Carmelitas descalzas y el caso de Nogoyá
El 23 de septiembre pasado, la Conferencia Episcopal Argentina lamentó el accionar de las autoridades a casi un mes del violento allanamiento del convento de las carmelitas del Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen, de la ciudad entrerriana de Nogoyá, que depende de la Santa Sede, por denuncias de supuestas torturas y privación ilegítima de la libertad.
Las autoridades de la ciudad entrerriana de Nogoyá, realizaron un violento allanamiento en el convento de las Carmelitas Descalzas, que depende directamente de la Santa Sede, el 25 de agosto pasado, por denuncias de supuestas torturas y privación de la libertad de las religiosas, tras la publicación de un intento de investigación periodística de un medio local, que carece de conocimiento mínimo de la vida religiosa. Tras ello, numerosos medios nacionales a través de diferentes plataformas se hicieron eco de esta noticia. Ocuparon muchas horas en la pantalla argentina para hablar sin información chequeada de las carmelitas de Nogoyá, y más en concreto su modo de vida, que seguramente les resulte difícil de comprender.
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA), afirmó que "si efectivamente se hubieran cometidos delitos, la Iglesia es la primera interesada en que se haga justicia", a través de un comunicado titulado 'En relación a lo acontecido en el monasterio de Nogoyá', el 22 de septiembre, casi un mes del allanamiento del carmelo. Anteriormente, apenas ocurrió el suceso, el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, se presentó en el carmelo para defender a las monjas y recordó que son "todas mujeres mayores de edad en su sano juicio que deciden y eligen una vida austera". "Hay preocupación en la Nunciatura Apostólica y la Conferencia Episcopal Argentina porque hubo una especie de desproporción en el operativo judicial. Cincuenta policías con armas, rompieron puertas. Nogoyá está conmocionada. ¿Era necesario tanto despliegue?", cuestionó, al negar que la superiora del monasterio hayan impedido el accionar del fiscal y de los agentes de la fuerza de seguridad. "Les dijo demen un minuto para llamar al obispo, y le rompieron una puerta. ¿Eso es negarse?", aseveró.
"No es que se torturen entre ellas, no hay privación de la libertad. De ninguna manera se ha infringido ninguna ley, no sé cómo se puede tipificar el delito. Las Carmelitas son una de las congregaciones más antiguas de la Iglesia, que tiene una reforma muy importante en el siglo XV con Santa Teresa de la Cruz, es una de las órdenes más exigentes. Son monjas de clausura, de oración, de entrega, de alejamiento del mundo y de una vida de sacrificio", reiteró Puiggari. En este sentido, muchos medios olvidaron que las carmelitas de Nogoyá, aunque suene una obviedad, pertenecen a la rama femenina de la Orden de los Carmelitas Descalzos, o Carmelo Teresiano, con presencia en todos los continentes desde hace siglos.
Las Carmelitas Descalzas tienen el nombre y origen del Monte Carmelo en Palestina, donde al principio del siglo XIII un grupo de ermitaños, decididos a vivir en servicio de Jesucristo en su propia Tierra, recibieron una fórmula de vida o regla del Patriarca de Jerusalén San Alberto. La regla marcó el carácter de soledad y de huída del mundo del modelo de vida monástica: los monjes debían vivir en celdas separadas, bajo obediencia, castidad y pobreza, en silencio, oración, ayuno. Ese mismo siglo, emigraron a Europa por el temor de invasiones y persecuciones y entraron en el nuevo movimiento de la vida religiosa de los Mendicantes, forma que complementa la vida contemplativa y activa y es más cercana al pueblo, en la que los carmelitas fueron aprobados definitivamente por la autoridad suprema de la Iglesia. En el siglo XV se inicia también la rama carmelitana contemplativa de las carmelitas, y se formaron los primeros grupos de laicos que deseaban participar de la espiritualidad de la orden, tal como lo explicaron en su sitio oficial.
"Somos en la Iglesia continuadoras y recreadoras del carisma que Dios confió a Santa Teresa de Jesús, a quien tenemos por fundadora, madre y maestra espiritual. Nuestra familia religiosa nació de su amor apasionado a Cristo, el cual le llevó a desear ardientemente 'hacer algo para ayudar a este Señor mío'. Movida por este anhelo y enriquecida por una intensa vida espiritual, decidió renovar el Carmelo. Para lo cual funda (Avila, 1562) una comunidad de hermanas a semejanza del pequeño 'colegio de Cristo'. Mujer de sensibilidad exquisita, revive en sí misma la vida de la Iglesia de su tiempo: sus dolores, el desgarro de la unidad y las profanaciones de la Eucaristía y el sacerdocio; también el nuevo mundo sin evangelizar. Descubre entonces el valor eclesial y apostólico que ha de tener su vida y la de sus hijas. Porque si la oración, la vida y el trabajo no se consagran al servicio eclesial 'pensad que no hacéis ni cumplís el fin para que aquí os juntó el Señor'", sostuvieron.
De esta forma, se crearon sus comunidades extendidas por los cinco continentes, desarrollados en el ámbito de la clausura, que conjugan de forma armónica la vida comunitaria con el retiro en soledad. En 1568, Santa Teresa de Jesús, preocupada por la atención espiritual de sus hijas y por el apostolado directo, vislumbró la necesidad de extender este estilo de vida a la rama masculina del Carmelo. Lo hizo a través del joven carmelita, san Juan de la Cruz, que fue cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos. Ambos comenzaron lograron formar la familia del Carmelo Descalzo, el Carmelo Teresiano–Sanjuanista. Algunos de los discípulos de ambos son las santas Teresa del Niño Jesús, Teresa de los Andes y Edith Stein; y la beata Sor Isabel de la Trinidad. En la obra 'Camino', escrita por Santa Teresa de Jesús, se destaca la forma de vivir de estas monjas: "Deben ser capaces de vivir en soledad y estar abiertas a la intimidad con Cristo, buscando en la oración y en la mortificación, como participación activa en su pasión redentora".
"Nos despertamos muy temprano a cantar y rezar Laudes: así comenzamos el día alabando a Dios. La Eucaristía es el centro y cima de nuestra vida. Esta se prolonga en la Liturgia de las Horas que impregna nuestra jornada con la plegaria diurna y nocturna: “siete veces al día te alabo, Señor. La comunión y encuentro con Cristo en la Eucaristía y en la oración litúrgica se nutren con la oración personal, que tenemos dos horas al día, y en el ejercicio ininterrumpido de la presencia de Dios. El día transcurre en un clima de alegría, suavidad y paz. El silencio y la soledad son su nota característica. El trabajo que nos permite ganar nuestro sustento ocupa también parte importante de la jornada. En nuestros recreos, nuestra alegría se traduce en nuestras voces y risas. Son dos momentos fuertes de encuentro comunitario que nos permiten vivir un sano equilibrio entre la vida de soledad y de encuentro fraterno. Al final del día nuestra oración sube como incienso en su presencia… sumergidas en el silencio de la noche, bajo el amparo del Altísimo, ofrecemos también nuestro descanso", explicaron las religiosas, tal como figura en su sitio de 'Carmelitas Descalzas de Chile'. Las carmelitas consiguen su sustento de donaciones, como también de lo que ganan con su trabajo con venta de mermelada, labores, huerto y otros, lo que depende de cada convento.
Según informó ACI Prensa, en 1996, existían 64 conventos con 823 monjas de la antigua observancia de la orden -carmelitas calzadas-, mientras que la fundada por Santa Teresa -carmelitas descalzas- contaba con 877 conventos y 12.278 monjas. Así mismo, hay un gran repertorio en todo el mundo de grupos religiosos que siguen el espíritu carmelitano que realizan diferentes servicios en los pueblos donde residen, casi todo ellos dedicados a la educación, a los enfermos y a los marginados. Todas estas órdenes fueron fundadas por monjas, sacerdotes o religiosos, como lo son las Carmelitas de la Caridad, Carmelitas Misioneras Teresianas, Carmelitas Terciarios Misioneros, Carmelitas de San José, Carmelitas Teresas de San José, Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo y Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús.
En Argentina, diversos medios sin atender la larga historia de esta congregación, con presencia en todo el mundo, decidieron darle espacio a acusaciones sin fundamentos. El diario La Nación, uno de los medios más importantes, pidió respetar la vocación por una vida monástica tras caso de las carmelitas de Nogoyá, y aseguró que es "necesario respetar la vocación por una vida monástica, evitando caer en actitudes ofensivas o escandalosas que distorsionen su recta intención". "Para muchos, algunas acciones pueden resultar incomprensibles y arcaicas, pero no por ello se las puede criminalizar ni condenar, mucho menos antes de comprobar la existencia fehaciente de un delito. De lo contrario se incurriría en una forma de persecución religiosa. La respuesta vocacional al llamado de Dios a la vida consagrada es un acto de libertad", aseveró. A diferencia de La Nación, algunos maliciosamente hasta llegaron a calificar de "tortura" las prácticas de penitencia de las carmelitas, término que de ninguna manera encaja en este caso.
Tras el allanamiento del Carmelo de Nogoyá, el obispo de San Francisco, Sergio Buenanueva, explicó que "todo gesto penitencial apunta, como decíamos al cambio interior, y tiene su modelo en la pasión del Señor: nos une a Cristo paciente que, por amor, abraza la cruz", y diferenció que para los cristianos la penitencia "quiere decir: cambio del corazón; es la penitencia interior, hecha de humildad y confianza en Dios, amor y generosidad con los demás". "La penitencia, la mortificación y la ascesis -ejercicio- cristiana buscan que los discípulos de Jesús lo busquemos a Él, su voluntad en nuestras vidas y la salvación de los demás no menos que la propia. Mucho más en una sociedad en la que, la cultura dominante, apunta en una dirección totalmente contraria: consumo, bienestar, placer y diversión por encima de todo. Es también la cultura de la evasión, las adicciones y diversas formas de autoagresión a sí mismo, sometiendo el propio cuerpo a un desgaste extenuante que, en muchos y lamentables casos, lleva a la muerte o al hundimiento moral. No es extraño entonces que semejante mentalidad no comprenda o que incluso se burle y desprecie como locuras las formas cristianas de penitencia", advirtió el prelado.
En este sentido, el sacerdote sirve en la Arquidiócesis de Paraná Fabián Castro realizó en su blog personal, con el título 'Sobre cilicios, disciplinas y mortificaciones', algunas consideraciones sobre la práctica penitencial, y recordó que por ejemplo el ayuno está recomendado por el mismo Jesús, dado que el la practicó durante cuarenta días en un desierto y luego la enseñó. "Simplemente, les recuerdo lo que dice, porque hay gente que ha comentado que esto no tiene nada que ver con la Biblia: 'Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará' (Mt 6,16-18)", sostuvo.
Castro argumentó que la penitencia no es una práctica medieval. "Es de la edad antigua. Los monjes del desierto en la época patrística fueron los que inventaron el cilicio. Y, para colmo de males de algunos comentaristas, Santa Teresa de Jesús, la reformadora del Carmelo a la cual se hace referencia, es de la edad moderna y no medieval. ¿Por qué esto? Para que dejen de adjetivar con el dichoso 'oscura edad media' cuando no tienen argumentos y quieren rebajar la discusión. Simplemente tengan en cuenta que si algo está bien o está mal no es porque nació o se practicó en una determinada era histórica", aclaró. Al mismo tiempo, reiteró que son actos humanos, que si se hacen en su justo medio son virtuosos pero que si se exageran son viciosos. "Queremos medir al otro desde nuestra propia medida y así caemos en discriminaciones o injusticias: es difícil entender al otro desde lo que a mí me parece que está bien. Entonces, ¿no hay verdad absoluta y todo es postura y relato? Humanamente podríamos decir que es así: cuestión de perspectiva y dificultad para la inteligencia media de conocer toda la realidad tal cual es. Pero para los creyentes tenemos una buena noticia ya que la fuente de la verdad está en Jesús, Hijo de Dios hecho hombre: desde ahí miramos la realidad los cristianos. Desde ahí tambien queremos mirar toda mortificación a nuestro cuerpo", explicó.
Hasta la propia prensa de la provincia lamentó la "torpeza periodística" en el caso de las carmelitas de Nogoyá. "Es lamentable que quienes deben administrar Justicia emitieran considerar su falta de potestad legal suficiente para ingresar en un convento bajo la jurisdicción de otro Estado, el Vaticano. Es preocupante que periodísticamente no se hayan observado los principios básicos de la 'doctrina de la real malicia', que obligan a chequear la información en tres fuentes habituales y confiables", advirtieron el secretario general del Sindicato de Prensa de Entre Ríos, Carlos Ferreyra, el secretario gremial, Eduardo Martínez y el secretario José Couceiro, en una carta al arzobispo de Paraná, Juan Puiggari.
La Sociedad Argentina de Derecho Canónico (Sadec) aseveró que "la potestad de la Iglesia a regirse por sus propios ordenamientos en las cuestiones internas no son un privilegio, sino precisamente un derecho derivado de la libertad religiosa". "Puede entenderse que algunos no comprendan este modo de vida, pero ello de ningún modo puede justificar actitudes ofensivas, ni poner públicamente en tela de juicio una forma de vida ascética y espiritual, de tradición milenaria tanto en Occidente como en Oriente. Tampoco juzgar con criterios erróneos actitudes que no constituyen ningún delito, sino que responden a parámetros religiosos, de la propia conciencia y que incluso conciernen al derecho subjetivo a la libertad religiosa, aunque incomprensible para algunos. No debe dejar de considerarse que, a través del Concordato de 1966 firmado entre la Santa Sede y la Argentina, el Estado reconoce y garantiza a la Iglesia Católica el libre y pleno ejercicio de su poder espiritual, el libre y público ejercicio de su culto", sostuvo la Sadec.
Asimismo, el abogado especialista en Derecho Constitucional Nicolás Mayoraz aseveró que el allanamiento al monasterio de las Carmelitas Descalzas de la ciudad entrerriana de Nogoyá, constituye "un caso evidente de falta de respeto a la libertad religiosa", y sostuvo que la queja al juez Gustavo Acosta y al fiscal Federico Uriburu se produce debido a que "no lo pueden tratar como un delito común porque, además de no existir, cualquier investigación que deba hacerse, debe respetarse el Concordato, en consecuencia debe ser resuelto por la justicia federal". En el Concordato, que posee la categoría jurídica de Tratado Internacional, Argentina suscribió un acuerdo con la Santa Sede, que el 10 de octubre cumple 50 años, en el que reconoce y garantiza a la Iglesia por parte del Estado argentino el libre y pleno ejercicio del poder espiritual y su culto; dispone que la Santa sede podrá erigir nuevas cirscuncripciones eclesiásticas; reconoce a la Santa sede la Facultad de publicar dispociciones relativas al Gobierno de la Iglesia y de comunicar y mantener correspondencia Libremente con los obispos, el claro y los fieles; establece que el Episcopado argentino puede llamar al país a las órdenes, congregaciones, religiosas masculinas y femeninas.
Frente a todo esta situación que violentó la libertad religiosa, estas decidieron hablar y contar en primera persona, lo que significa para ellas ser carmelita y denunciar todo lo que vivieron por difamación en diversos medios. La madre Isabel, superiora del Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen, de la ciudad entrerriana de Nogoyá, quien lamentablemente fue separada de su cargo, indicó que "no hay otro convento que haya vivido un tormento tan grande", y que "en el allanamiento, a cualquiera nos hubiera podido dar un ataque de presión, en el corazón". "No se me ocultó nada, elegí libremente esta vida que era de oración, de penitencia, no de tortura que es un término totalmente distorsionado que se está usando afuera. La gente ignora nuestra vida, no pretendemos que la entiendan tampoco, en un mundo materialista. Realmente puedo decir que soy feliz y que siempre fui consciente a lo que me abrazaba, no se me obligó a hacer mis votos y no se me ha torturado nunca; se me ha tratado siempre bien, todo lo que se dice es absolutamente mentira es de gente que ignora muchas cosas. No pretendemos que nos entiendan, sólo que nos respeten", sostuvo una de las carmelitas.