Postureo eclesial
Cada semana comento la lectura del Evangelio de la celebración litúrgica del domingo. Espero sea de provecho.
Lc 14, 1.7-14.
Todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!
No te coloques en el primer lugar
La palabra es nueva pero la actitud es tan antigua como la vida misma. Me refiero al 'postureo', esa mezcla de parecer lo que no se es y aparentar como natural una actitud que es totalmente estudiada y artificial, con la intención de crear ante la sociedad una imagen amable y relevante de sí mismo. Todo el que se ensalza será humillado, afirma Jesús, cosa que cobra una nueva actualidad con las humillaciones que sufren en las redes sociales quienes 'posturean', quienes se colocan en el primer lugar y se ensalzan.
Así tengas tu recompensa
Jesús expone un aspecto clave de inmadurez humana y espiritual en lo relativo a la finalidad con la que actuamos. Quien 'posturea' define sus pobres intenciones: ser estimado, aplaudido, reconocido o favorecido mediante el autoensalzamiento de la imagen personal. En una palabra, busca un recompensa vana. Lo que le importa no es lo que es, sino lo que aparenta. Ser, aparentar, ser aplaudido, y ser feliz, van de la mano en el modo errado de ver la vida de quien se ensalza.
Feliz de ti. No tienen cómo retribuirte
Pero Jesucristo nos habla de otra felicidad, la de quien hace el bien sin buscar ser retribuido ni con afectos aparentes, ni con privilegios, ni con popularidad. Como le gustaba repetir al santo Cura de Ars, "somos lo que somos ante Dios, ni más ni menos". El camino de la maduración humana y espiritual es el de la purificación de nuestras intenciones para no buscar ser ensalzados ni recompensados por una estima y promoción huecos, sino solamente tratar de hacer lo correcto ante tu Padre, que ve en lo secreto (Mt 6, 6). Para ello, nos explica Jesús, es fundamental no vivir de reconocimientos humanos, sino de la firme esperanza en que el Padre que está en lo secreto te recompensará, es decir, en la recompensa en la resurrección de los justos.
Existe el postureo laboral, el postureo político, el postureo de las redes sociales, y también el postureo eclesial. De este último es muy conocedor Francisco y por eso lo denosta con frecuencia, como una de las peores enfermedades espirituales en el ámbito clerical, diocesano, parroquial y de las asociaciones de la Iglesia.
Dios Padre, que ves en lo secreto, infunde en mí una firme esperanza en la resurrección de los justos, y rectifica mis intenciones para que nunca busque la fama humana sino siempre el servicio divino.