Madrasas, escuelas islámicas con posibles vínculos yihadistas
En Pakistán y Kirguistán comenzaron una lucha concreta contra el yihadismo en las escuelas islámicas, sospechadas de tener vínculos directos con terroristas y de brindar enseñanza extremista para que luego los estudiantes se unan al Estado Islámico. Muchas de las madrasas fueron catalogadas como "fábricas de yihadistas".
Las madrasas son las escuelas que se dedican al estudio del Islam, y se encuentran ubicadas generalmente junto con las mezquitas o en las mismas mezquitas, donde poseen salas de oraciones y lugar de hospedaje para los alumnos. Comenzaron con la enseñanza de los fundamentos del Corán y la Sunna, y luego introdujeron el estudio de la lengua, el derecho, la ley islámica, historia, música, medicina, matemáticas y astronomía. Actualmente las más importantes escuelas islámicas son la de Bibi Hanum, en Samarcanda; la deAl-Azhar y Sultan Hasan, en el Cairo; Zaytuna en Túnez; y Nizamiyya en Bagdad.
Sin embargo, la organización internacional Human Rights Watch (HRW) publicó un informe donde denunció el uso de niños soldados afganos por el régimen Talibán, que fueron adiestrados estas escuelas islámicas que son utilizadas como fábrica de yihadistas. Según el informe, el reclutamiento de los potenciales combatientes suele empezar antes de que los niños entren a la adolescencia, son víctimas de propaganda destructiva, y para los 13 años los alumnos de las madrasas, usadas como centros de entrenamiento, ya saben manejar armas de fuego, además de producir y utilizar artefactos explosivos.
"En primer lugar, se trata de la difícil situación de las familias de los menores. Los padres envían a sus hijos a las madrazas, esperando que reciban educación y estudien las bases religiosas, pero en realidad, los terroristas les lavan el cerebro para explotar a los menores más tarde. Además, no olvidemos que es más fácil manipular a un niño que a un adulto. Los niños todavía no saben la diferencia entre el bien y el mal. La triste realidad es que en el Afganistán de hoy los talibanes usan esa inocencia para sus propios fines", sostuvo al sitio Sputnik el secretario de prensa de la Comisión de los Derechos Humanos de Afganistán, Rafiullakh Bedar.
Asimismo, Bedar indicó que "las madrasas no son controladas por las autoridades del país". "En general, las escuelas están al otro lado de la Línea Durand o en los territorios controlados por el régimen Talibán o no son controladas por nadie. Conforme a la Ley internacional, las partes beligerantes no deben usar a los niños en los combates. El Gobierno de Afganistán hace lo posible para cumplir las normas, pero, desafortunadamente, no es suficiente", lamentó.
Allí, promueven el rescate de los valores propios e intrínsecos de la religión a través de la restauración del Estado Islámico y el rechazo a toda innovación. Se cree que el fundamentalismo militante constituye la base de casi todas ellas. Aferran en los jóvenes la idea de que "lucha" es tanto contra Occidente como contra los regímenes laicos de sus países a los que consideran traidores a los preceptos de Mahoma. Un ejemplo de ello ocurrió en abril de 2015. En Bangladesh, el blogger Oyasiqur Rahman Babu mantuvo durante mucho tiempo un sitio especial de información en contra de violaciones de las minorías religiosas en Bangladesh. Dos de los atacantes Zikrullah, estudiante de la madrasa Hefazat-e-Islam de Hathazari, y Ariful, que asistía a la escuela islámica Mirpul Darul Uloom, fueron detenidos. Un tercer atacante, Abu Taher, pudo escapar.
Frente a ello, países del centro y sur de Asia como Pakistán y Kirguistán comenzaron una lucha concreta contra el yihadismo en las escuelas islámicas, a través de estrategias nacionales. Tras la masacre de Peshawar en 2014 contra una escuela militar, llevada a cabo por talibanes afiliados al Tehreek-e-Taliban Pakistán, donde murieron 134 niños y 9 adultos, Pakistán clausuró 182 madrasas, es decir escuelas islámicas, en las provincias de Punjab, Sindh y en Khyber Pakhtunkhwa, que se encuentran sospechadas de tener vínculos directos con extremistas. Eso se decidió a comienzos de febrero de este año.
En junio de 2015, las autoridades de Kirguistán sometieron a líderes musulmanes a prueba sobre la religión islámica para comprobar su conocimiento de la sharia, para prevenir que los líderes musulmanes difundan ideas radicales entre los jóvenes en las madrasas. Según información difundida por los mandatarios, el 70 por ciento de los imanes del país no conoce en profundidad el Islam. Al seguir esta lucha contra el islamismo, a fines de febrero, el presidente de la Comisión para la certificación religiosa del país de Asia Central, Asrankulov Abdulla, anunció que en Kirguistán van a prohíbir enseñar al 90% de directores de madrasas. Estos "van a perder la licencia para la enseñanza" el 92% de los directores y más de 200 profesores, es decir, un total de 483 de las escuelas islámicas de Kirguistán, por no pasar el 'test sobre conocimiento del Islam'.
Una situación distinta se da en territorios ocupados por el Estado Islámico donde las escuelas que fueron convertidas en madrasas para transmitir su propia interpretación del Corán. Los islamistas crearon 235 escuelas en los territorios que ocuparon tanto en Irak como en Siria. En una clase normal en las escuelas donde impuso la sharia, los maestros se sientan en el piso con los alumnos y les transmiten su propia interpretación del Corán. Los alumnos repiten lo que dice el profesor y la clase puede durar de cuatro a ocho horas al día. Estos jóvenes, que un occidental consideraría en edad escolar o universitaria, asisten a un programa de ocho cursos sobre la interpretación del Corán. Son pocos los alumnos que estudian otras disciplinas o materias que no sean las religiosas.
Los extremistas transformaron los colegios en lugares para el adoctrinamiento islamista, a tal punto de reemplazar materias por cursos sobre la sharia y la yihad. Más de 30 profesores fueron arrestados por negarse a seguir los nuevos programas de educación impuestos por el Estado Islámico, en la provincia de Nínive, en el norte de Irak y serán juzgados por el tribunal islámico establecido por el régimen yihadista, que en Irak tiene su bastión en la ciudad de Mosul. La yihad contra el demonio exterior posee un lugar de importancia permanente en la visión que los fundamentalistas tienen del mundo.
El peligro real de la expansión de las madrasas islamistas es que miles de jóvenes podrían ser adoctrinados bajo ideas extremistas, y ser de ellas donde surjan futuros terroristas. Es por ello, que la lucha contra el extremistas debe seguir latente. De acuerdo con cifras dadas a conocer a mediados de enero, al menos 30 ciudadanos de Kirguistán murieron en Siria e Irak en 2015, mientras luchaban junto a militantes del Estado islámico. Recientemente, el Servicio de Seguridad Federal de Rusia indicaron que alrededor de 3.000 combatientes extranjeros son atraídos en estos países, de los cuales alrededor de 500 son solamente de Kirguistán.