Moisés y Elías revestidos de gloria
Cada semana comento la lectura del Evangelio de la celebración litúrgica del domingo. Espero sea de provecho.
Lc 9,28b-36.
La identidad del católico debe estar firmemente asentada en sus convicciones, valores y afectos para no diluirse como un azucarillo intrascendente en medio del océano del pensamiento políticamente correcto de turno. Pero un católico no se entiende a sí mismo si no sabe qué es la Iglesia Católica, y la Iglesia Católica no se comprende sin saber quién es Jesucristo, e "ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo" (San Jerónimo).
Jesucristo no aparece en la Transfiguración del monte Tabor con Buda y Zoroastro, como grandes fundadores de religiones, ni con Platón y Aristóteles, como grandes pensadores sobre Dios, sino que, junto a Él, Moisés y Elías, aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Beda afirma: "Moisés y Elías representan la Ley y los profetas, que se cumplieron en el Señor. Resulta lógico que se relate que Moisés y Elías fueron vistos en gloria, porque por la excelencia de la gloria se manifiesta la señal del don con el que debían ser coronados".
En la Transfiguración, Dios Padre confirma que en Jesús se cumplen la Ley y los profetas, es decir, que Él es la plenitud del Antiguo Testamento. Si se desconoce el Antiguo Testamento, se desconoce de qué mensaje e historia es plenitud Jesús, y por tanto se desconoce al mismo Jesucristo, y el significado de su Pasión, Muerte y Resurrección. De ahí la importancia del evangelio de la Transfiguración como etapa cuaresmal hacia la Semana Santa.
Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo". ¿De qué Padre era la voz que hablaba desde la nube? ¿Del dios de Buda o de Zoroastro? ¿Del dios de Platón o de Aristóteles? Era del Dios de Moisés y Elías, del Dios del Antiguo Testamento.
Una catequesis sin Moisés y Elías, sin Antiguo Testamento, no es catequesis católica. El Jesús de una catequesis que no lo presenta como Hijo del Dios que en el Antiguo Testamento profetizó la venida de un Salvador y la prefiguró en la historia de Israel, no es el Jesús de los católicos. La Iglesia que no hunde sus raíces en el pueblo del Dios del Antiguo Testamento, no es la Iglesia católica.
Fortalecer la enseñanza del Antiguo Testamento en toda catequesis (prebautismal, escolar, de confirmación, de comunión, matrimonial, familiar, de adultos…), es fortalecer la identidad del católico y de la familia católica para la supervivencia de su fe en un mundo 'postcrsitiano'. Desconocer los grandes hechos, personajes, oraciones y profecías del Antiguo Testamento es analfabetismo en la fe, lo cual no incide simplemente en un aspecto erudito y secundario del católico, sino en su mismo ser.
El Dios verdadero, el de Moisés y Elías, nos ordena que escuchemos a su Hijo Jesús. Los siguientes textos del Magisterio nos recuerdan la importancia del Antiguo Testamento para conocer y amar adecuadamente al Padre y al Hijo, es decir, para ser verdaderamente católicos.
Dei Verbum
14. El plan de la salvación anunciado previamente, narrado y explicado por los autores sagrados, se conserva como verdadera palabra de Dios en los libros del Antiguo Testamento; por lo que estos libros inspirados por Dios conservan un valor perenne.
15. Los cristianos han de recibir devotamente estos libros, [del Antiguo Testamento] que expresan el sentimiento vivo de Dios, y en los que se encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora sobre la vida del hombre, y tesoros admirables de oración, y en los que, por fin, está latente el misterio de nuestra salvación.
16. Los libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo.
Catecismo de la Iglesia Católica
123. La Iglesia ha rechazado siempre vigorosamente la idea de prescindir del Antiguo Testamento so pretexto de que el Nuevo lo habría hecho caduco.
129. El Nuevo Testamento exige ser leído a la luz del Antiguo.
Directorio Catequístico General
108. El carácter histórico del mensaje cristiano obliga a la catequesis a (…) presentar la historia de la salvación por medio de una catequesis bíblica que dé a conocer las "obras y palabras" con las que Dios se ha revelado a la humanidad:
– Las grandes etapas del Antiguo Testamento, con las que preparó el camino del Evangelio.
– La vida de Jesús, Hijo de Dios, encarnado en el seno de María que con sus hechos y enseñanzas llevó a plenitud la Revelación.
– Y la historia de la Iglesia, transmisora de esa Revelación.
114-115. El mensaje que transmite la catequesis tiene un carácter orgánico y jerarquizado, constituyendo una síntesis coherente y vital de la fe (…). La preparación al Evangelio, en el Antiguo Testamento, la plenitud de la Revelación en Jesucristo, y el tiempo de la Iglesia, estructuran toda la historia salvífica, de la que la creación y la escatología son su principio y su fin.
240. El catequista debe ser maestro que enseña la fe. Una formación bíblico-teológica adecuada le proporcionará un conocimiento orgánico del mensaje cristiano, articulado en torno al misterio central de la fe que es Jesucristo. El contenido de esta formación doctrinal viene pedido por los elementos inherentes a todo proceso orgánico de catequesis:
– Las tres grandes etapas de la Historia de la salvación: Antiguo Testamento, vida de Jesucristo e historia de la Iglesia.
– Los grandes núcleos del mensaje cristiano: Símbolo, liturgia, moral y oración.