Dios es Providente
Recordemos las verdades olvidadas que Cristo nos enseñó y su Iglesia proclama, puesto que la verdad nos hace libres, siendo luz en nuestro sendero.
Tu vida no es un absurdo. Dios tiene un proyecto para el universo, para la historia de la humanidad, para tu vida. Y ese proyecto lo lleva a cabo en el tiempo a veces con la colaboración de la libertad de los hombres, y otras a pesar de su oposición a los designios de Dios. "Dios escribe derecho con renglones torcidos" porque respeta la libertad con la que el hombre comete múltiples 'torceduras', sacando bienes de los males. Ese plan de Dios y su realización en el tiempo es lo que llamamos Providencia.
Recordar la verdad olvidada de la Providencia de Dios provoca a la vez un sentimiento de paz, un llamado a la responsabilidad y una necesidad de oración. Probablemente muchos de los problemas de ansiedad y angustia de nuestra sociedad tengan gran parte de su origen en el olvido de la Providencia.
La paz y serenidad que vemos en nuestros hermanos los cristianos perseguidos de ayer y hoy no puede ser fruto sino de una convicción, sostenida por la gracia de Dios, de que los designios de nuestra vida y del mundo no están en manos de los poderosos ni de los violentos, sino, en último término, del Padre Providente, que nos llama a encontrar el sentido final de nuestra vida no aquí, sino en el cielo.
Pero al mismo tiempo la Providencia apela nuestra libertad y responsabilidad. Porque el proyecto de Dios no se cumple de modo mágico, ni determinista, ni automático. Dios llama al hombre a colaborar voluntaria y conscientemente con Él en la maravillosa obra de la conservación y perfeccionamiento del mundo y de la familia humana.
¿Qué quiere Dios de mí? ¿De dónde saco las fuerzas para salir de mi egoísmo y seguir la voluntad de Dios? La conciencia de que sobre nuestra vida existe un designio de amor de Dios nos hace palpar nuestra fragilidad, y nos impulsa a arrojarnos con confianza de hijos en los brazos de nuestro Padre Dios, pidiéndole luz y fortaleza.
La verdad de la Providencia fue alcanzada ya por los filósofos paganos. Epicteto afirmaba bellamente:
"Por todo lo que en el mundo acontece, resulta algo espontáneo alabar a la Providencia. Si Dios hubiera creado colores, mas no hubiera creado una facultad para verlos, ¿qué provecho resultaría? Y viceversa. ¿Quién es, entonces, el que acopló esto a aquello y aquello a esto? ¿Nadie? Poseyendo tales facultades libres y vuestras, no usáis de ellas ni os dais cuenta de qué habéis recibido ni de Quién lo recibisteis, sino que os estáis ahí llorando y gimiendo, unos con respecto a Quién os lo dio, como ciegos e ignorantes de tal Bienhechor, otros por ruindad descarriándose en censuras y quejas contra Dios".
Sin embargo, es en la palabra de Dios donde encontramos los más hermosos pasajes en los que se recrea la Providencia de Dios. Valga como muestra el capítulo 38 del libro de Job que pone en boca de Dios estas estremecedoras preguntas:
¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Indícalo, si eres capaz de entender. ¿Quién fijó sus medidas? ¿Lo sabes acaso? ¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, le has indicado su puesto a la aurora? ¿Has penetrado hasta las fuentes del mar y has caminado por el fondo del océano? ¿Abarcas con tu inteligencia la extensión de la tierra? Indícalo, si es que sabes todo esto. ¿Por qué camino se expande la luz y el viento del este se propaga sobre la tierra? ¿Quién ha abierto un cauce al aguacero y un camino al estampido de los truenos, para hacer llover sobre una tierra despoblada, sobre un desierto donde ningún hombre habita, para regar los páramos desolados y hacer brotar una hierba en la estepa? ¿Acaso la lluvia tiene un padre, y quién ha engendrado las gotas del rocío? ¿Puedes alzar tu voz hasta las nubes para que te cubra una masa de agua? ¿Cazas tú la presa para la leona y aplacas el hambre de sus cachorros, cuando se agazapan en sus guaridas y están al acecho en la espesura? ¿Quién prepara las provisiones para el cuervo, cuando sus pichones claman a Dios y andan errantes por falta de alimento?
Y aquellas hermosas palabras de Jesús en Mt 6, 25-34:
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?". Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica
55. ¿En qué consiste la Providencia divina?
La divina Providencia consiste en las disposiciones con las que Dios conduce a sus criaturas a la perfección última, a la que Él mismo las ha llamado. Dios es el autor soberano de su designio. Pero para realizarlo se sirve también de la cooperación de sus criaturas, otorgando al mismo tiempo a éstas la dignidad de obrar por sí mismas, de ser causa unas de otras.