Un Único Dios

Recordemos las verdades olvidadas que Cristo nos enseñó y su Iglesia proclama, puesto que la verdad nos hace libres, siendo luz en nuestro sendero.

Al profesar el que popularmente llamamos 'Credo largo' de la Misa, el nicenoconstantinopolitano, proclamamos: "Creo en un solo Dios". Decimos "creo", es decir, "estoy seguro de que esto es verdad". Miramos hacia arriba, y creemos firmemente que ese cielo, esas estrellas, esos astros, ese sol, esa luna, esas nubes… no son fruto del azar. Salimos de la ciudad para contemplar los montes, los ríos, el mar, los árboles, las flores, los pájaros… y nadie nos puede convencer de que están ahí por casualidad. Observamos a la gente que nos rodea, a nuestra gente, a nosotros mismos, y comprendemos que es un mito pensar que nuestro origen es una laguna embarrada de la que surgió la vida, la inteligencia y la libertad humanas por una evolución ciega y aleatoria.

Existe un único Dios, al que todos invocamos al exclamar "Dios mío", a quien ha tratado de conocer la filosofía a lo largo de los siglos, a quien a tientas han buscado todas las religiones. Los católicos creemos que el único Dios, creador del cielo y de la tierra, que habló por los profetas, nos ha revelado su verdadero rostro misericordioso en Jesucristo, en el cual Dios ha pronunciado su Palabra definitiva para la humanidad.

Es verdad que en tantas ocasiones el hombre ha instrumentalizado a Dios, usándolo como excusa para la guerra, para lucrarse,  para dominar y utilizar… Pero los que eso hicieron o hacen, no creen en otro dios sino en su propio yo, y son los peores enemigos del Dios único y verdadero.

El que cree sinceramente en el Dios único, ya no puede tener como dios ni a su yo, ni al dinero, ni al poder, ni al placer, ni a ninguna ideología de moda. Trata de adorar, respetar, y amar al único Dios, e intenta ser coherente con esa convicción, cultivando todo lo bueno que en cada uno ha depositado, y estimando la creación, especialmente a nuestros semejantes, a nuestros hermanos, hijos del mismo Dios. La verdad sobre el único Dios es, por tanto, de lo más benéfico para la convivencia en sociedad y para el auténtico bienestar personal.

Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica

37. ¿Por qué profesamos un solo Dios?

Profesamos un solo Dios porque Él se ha revelado al pueblo de Israel como el Único, cuando dice: Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el Único Señor (Dt 6, 4), no existe ningún otro (Is 45, 22). Jesús mismo lo ha confirmado: Dios es el único Señor (Mc 12, 29). Profesar que Jesús y el Espíritu Santo son también Dios y Señor no introduce división alguna en el Dios Único.

@padrearturosaiz

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