Cardenal Müller califica de «anticatólicas» las declaraciones del cardenal Marx sobre el sínodo

"La idea de que las conferencias episcopales pueden tomar decisiones doctrinales sobre el matrimonio y la familia al margen del Papa y un sínodo general es absolutamente anticatólica", aseveró el prefecto de la de la Congregación para la Doctrina de la Fe. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Infocatólica.

REPLICÓ LOS DICHOS DEL CARDENAL ALEMÁN.

El cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, afirmó que las declaraciones del cardenal Marx sobre el sínodo son absolutamente “anticatólicas que no respeta la catolicidad de la Iglesia”.

Müller, máxima autoridad doctrinal de la Iglesia Católica tras el Papa, replicó las tesis del cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Reinhard Marx, que en declaraciones a periodistas aseguró que ellos no son “una filial de Roma”. “Cada conferencia episcopal es responsable del cuidado pastoral en su cultura y debemos, como nuestra tarea más propia, anunciar el evangelio por nuestra cuenta. El Sínodo no puede prescribir en detalle lo que vamos a hacer en Alemania”, afirmaba el cardenal Marx. Frente a ello, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe lamentó las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal Alemana​. 

Es una idea absolutamente anticatólicas que no respeta la catolicidad de la Iglesia. Las conferencias episcopales tienen autoridad sobre ciertas cuestiones, pero no un magisterio paralelo al Magisterio, sin el Papa y sin comunión con los demás obispos. Una conferencia episcopal no es un sínodo local, menos aún un concilio ecuménico. El presidente de la conferencia episcopal no es más que un moderador técnico, y no tiene ninguna autoridad magisterial particular debido a este título. Esa actitud amenaza de hecho con un despertar de una cierta polarización entre las Iglesias locales y de la Iglesia universal, algo fuera de lugar después de los concilios Vaticano I y Vaticano II. La Iglesia no es la suma de las iglesias nacionales, cuyos presidentes votarían para elegir a su jefe a nivel mundial. Esa actitud amenaza de hecho con un despertar de una cierta polarización entre las Iglesias locales y de la Iglesia universal, algo fuera de lugar después de los concilios Vaticano I y Vaticano II”, aseveró Müller.