Cardenal Ouellet reflexiona que es «la hora de la vida contemplativa que devuelve a la humanidad y a la Iglesia a Dios»

El prefecto de la Congregación para los Obispos, Marc Ouellet, aseguró que la presencia de las religiosas en este momento es un soplo del amor de Cristo y un "bálsamo de ternura y paz" que cura las heridas de la humanidad, en el texto digirido a las Hermanas Clarisas de Asís. "Ustedes, esposas del Cordero inmolado, están maternalmente inclinadas sobre los agonizantes del día y sobre los desesperados de la noche, e imploran sobre todo dolor y toda muerte la consolación de la Esperanza que no defrauda", destacó.

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

FRENTE A LA CRISIS ACTUAL POR LA PANDEMIA.

El cardenal y prefecto de la Congregación para los Obispos, Marc Ouellet, indicó que en el contexto actual frente a la crisis por el coronavirus, por el que muchos están confinados en sus casas, es "la hora de la vida contemplativa que devuelve a la humanidad y a la Iglesia a Dios, a lo esencial de la fe, a la oración y a la comunión en el Espíritu", en una carta a la Madre Priora del Protomonasterio de las Hermanas Clarisas de Asís, la Madre Agnès.

El prelado precisó que esta situación ayuda a eliminar la idea de algunas personas que las religiosas de claustro huyeron del mundo "para disfrutar tranquilamente de la amistad de Dios". "Ustedes, contemplativas del Crucificado, están en las cabeceras de sus camas. Ustedes a quienes el Espíritu dilata el corazón hasta las fronteras más ocultas de la humanidad sufriente", afirmó, al referirse a la presencia de ellas en este momento en el que muchas familias sufrieron a pérdida de un ser querido sin poder acompañarlo en su momento de dolor. Enfatizó que la presencia de las religiosas es un soplo del amor de Cristo y un "bálsamo de ternura y paz" que cura las heridas de la humanidad. 

"Ustedes, esposas del Cordero inmolado, están maternalmente inclinadas sobre los agonizantes del día y sobre los desesperados de la noche, e imploran sobre todo dolor y toda muerte la consolación de la Esperanza que no defrauda", destacó. "Ustedes están en la vanguardia de la Iglesia en todos los combates del Espíritu, nosotros, sacerdotes y laicos enfrentados a las urgencias del hospital de campaña, levantamos los ojos hacia la luz que brilla sobre los tabores de sus claustros. Resistimos en la llanura sostenidos por su escucha a Jesús y por sus brazos levantados hacia el cielo", aseguró Ouellet.