Obispo Collazuol: «En Cuaresma buscamos el silencio no para encerrarnos en nuestro yo, sino para emerger desde nosotros hacia Dios»

El obispo de Concordia, Luis Collazuol, indicó que en Cuaresma "buscamos el silencio para la oración como diálogo con Él, para la lectura orante de su Palabra, no para encontrar la luz propia sino la Luz que viene del Señor". Reiteró que "las prácticas cuaresmales no son un fin en sí mismas, sino nuestra colaboración y disposición a la obra del Padre, que en Cristo, por el Espíritu Santo, nos ofrece la salvación eterna". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: AICA.

REFLEXIONÓ SOBRE LAS PRÁCTICAS CUARESMALES.

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El obispo de Concordia, Luis Collazuol, precisó que en Cuaresma "buscamos el silencio no para encerrarnos en nuestro yo, sino para emerger desde nosotros mismos hacia Dios, para el encuentro con 'el Padre, que ve en lo secreto', para la oración como diálogo con Él, para la lectura orante de su Palabra, no para encontrar la luz propia sino la Luz que viene del Señor", al referirse a la oración, en su carta pastoral 'Las prácticas cuaresmales'. 

"Iniciamos la Cuaresma como un camino espiritual de conversión y vida nueva, con plena libertad interior y confianza desbordante en la Gracia de Dios", aseguró, al afirmar que "la conversión es un Sí a la persona de Jesús, a su obra, a su mensaje, a su amor" y que se trata "de 'convertirse a' y de 'creer en' el amor de Cristo, vencedor del pecado y de la muerte", ratificó. El prelado indicó este tiempo litúrgico nos enseña sobre la limosna "a compartir con espíritu de misericordia, no forzadamente sino con alegría, dando tiempo y bienes, y dándonos a los hermanos, como Jesús, que dio todo hasta darse a sí mismo en la Cruz".

"Unas prácticas cuaresmales tradicionales son las del ayuno, la abstinencia de carnes, y los pequeños o grandes sacrificios personales ofrecidos al Señor", recordó Collazuol, al reflexionar que nos imponemos "obras penitenciales, ayuno y abstinencia, y ofrecemos con fe y amor nuestros dolores y pruebas de la vida con un sentido nuevo, como una ofrenda nuestra que unimos al sacrificio de Jesús entregado por nuestra salvación, para ir completando en nosotros su pasión por la redención de todos". Reiteró que "las prácticas cuaresmales no son un fin en sí mismas, sino nuestra colaboración y disposición a la obra del Padre, que en Cristo, por el Espíritu Santo, nos ofrece la salvación eterna".