Francisco: «Que la Virgen María nos ayude en Cuaresma a estar vigilantes ante las tentaciones, a seguir a Jesús en la lucha contra el mal»
El Pontífice rezó para que la Virgen María nos ayude en este tiempo de Cuaresma "a no someternos a ningún ídolo de este mundo" y que de esta forma "nosotros saldremos vencedores como Jesús", durante el Ángelus en la Plaza de San Pedro. "Cuanto más nos alejamos de Dios, más impotentes y desamparados nos sentimos ante los grandes problemas de la existencia", aseveró el obispo de Roma.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Santa Sede.
REITERÓ QUE "NUNCA SE DIALOGA CON EL DIABLO".
Francisco pidió que "la Virgen María, la Madre de Aquel que quebró la cabeza a la serpiente, nos ayude en este tiempo de Cuaresma a estar vigilantes ante las tentaciones, a no someternos a ningún ídolo de este mundo, a seguir a Jesús en la lucha contra el mal; y también nosotros saldremos vencedores como Jesús", durante el Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el domingo 1 de marzo, al reflexionar previamente cuando Jesús, después de ser bautizado en el río Jordán, se retira a ayunar durante 40 días al desierto, donde sufre la tentación del diablo.
"Jesús no dialoga con el diablo. Jesús responde al diablo con la Palabra de Dios, no con su palabra. En la tentación muchas veces empezamos a dialogar con la tentación, a dialogar con el diablo: 'Sí, pero puedo hacer esto…, luego me confieso, luego esto, luego lo otro…'. Nunca se habla con el diablo. Jesús hace dos cosas con el diablo: lo expulsa o, como en este caso, responde con la Palabra de Dios. Tengan cuidado: nunca dialoguen con la tentación, nunca dialoguen con el diablo", precisó el obispo de Roma, quien recordó que Satanás tienta a las personas con "sus propuestas tentadoras; mezcla las suyas con las muchas voces que tratan de domar la conciencia".
El Papa lamentó que "desde muchos lugares llegan mensajes que invitan a la gente a 'dejarse tentar' para experimentar la embriaguez de la transgresión". "La experiencia de Jesús nos enseña que la tentación es el intento de tomar caminos alternativos a los de Dios. Caminos que nos dan la sensación de autosuficiencia, de disfrutar de la vida como un fin en sí misma. Pero todo esto es ilusorio: pronto nos damos cuenta de que cuanto más nos alejamos de Dios, más impotentes y desamparados nos sentimos ante los grandes problemas de la existencia", aseveró.