Obispos de Canadá denuncian que el Parlamento pretende expandir aún más el suicidio asistido a quienes no tienen enfermedades terminales

La Conferencia Episcopal de Canadá, presidida por el arzobispo Richard Gagnon, precisó que el proyecto de ley además permitiría que a los pacientes autorizar su propia muerte por anticipado. "Aquellos que cambian de opinión en una fecha posterior, pero cuya capacidad de comunicación se ha visto afectada desde entonces, tendrían que expresar su rechazo en 'palabras, sonidos y gestos' potencialmente vagos", afirmaron, solicitar a los canadienses que "hagan oír su voz" y pidan a "los miembros del Parlamento a reconocer el don de la vida como un derecho inalienable, para que otros no se lo quiten". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

AL LAMENTAR ESFUERZOS LEGISLATIVOS POR PROYECTO 'BILL C-7'.

Deborah Gyapong/Canadian Catholic News.

La Conferencia Episcopal de Canadá, presidida por el arzobispo Richard Gagnon, denunció los esfuerzos del Parlamento para expandir aún más el suicidio asistido a las personas que no tienen enfermedades terminales, el miércoles 26 de febrero, frente al proyecto de ley, conocido como Bill C-7, que además permitiría que a los pacientes dar instrucciones previas, es decir, que puedan autorizar su propia muerte por anticipado. 

Los obispos indicaron su "mayor preocupación y consternación con respecto a la introducción del proyecto de ley C-7, que busca ampliar los criterios de elegibilidad para la eutanasia y el suicidio asistido". "Se debe hacer todo lo posible para comprender más plenamente las graves implicaciones de lo que se contempla a través del proyecto de ley C-7, incluidos los peligros inevitables, negativos y perjudiciales que enfrentan los que son más vulnerables en la sociedad", aseveraron. 

Precisaron que su preocupación por la pérdida de las salvaguardas existentes para las "muertes con asistencia médica". "Aquellos que cambian de opinión en una fecha posterior, pero cuya capacidad de comunicación se ha visto afectada desde entonces, tendrían que expresar su rechazo en 'palabras, sonidos y gestos' potencialmente vagos", afirmaron los prelados, quienes solicitaron a los canadienses que "hagan oír su voz" y pidan a "los miembros del Parlamento a reconocer el don de la vida como un derecho inalienable, para que otros no se lo quiten"