Francisco alerta a los fieles para que no dejen deslizarse lentamente en el pecado, cuando «se relativizan las cosas»

El Pontífice sostuvo que el peligro está en "dejarse deslizar lentamente porque es una caída con anestesia, no te das cuenta, pero lentamente se resbala, se relativizan las cosas y se pierde la fidelidad a Dios", por lo cual exhortó a prestar atención a la mundanidad, al reiterar que no se puede estar bien con Dios y con el diablo. El Papa alentó a pedir al Señor "la gracia de detenernos cuando entendemos que el corazón comienza a resbalar". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Vatican News.

"SE PIERDE LA FIDELIDAD A DIOS".

Francisco alertó a los fieles para que eviten dejarse deslizar lentamente en el pecado, al relativizar las cosas, para lo cual reflexionó sobre la historia del Rey Salomón para advertir sobre la lenta apostasía, tras indicar que aquel muchacho sabio que había rezado bien al pedir la sabiduría, pero cayó hasta el punto de ser rechazado por el Señor, en su homilía de la Misa que celebró en la Casa de Santa Marta, el jueves 13 de febrero. 

El obispo de Roma afirmó que el peligro está en "dejarse deslizar lentamente porque es una caída con anestesia, no te das cuenta, pero lentamente se resbala, se relativizan las cosas y se pierde la fidelidad a Dios". Exhortó a prestar atención a la mundanidad, al reiterar que no se puede estar bien con Dios y con el diablo. "Y para nosotros este lento deslizamiento en la vida es hacia la mundanidad, éste es el pecado grave: 'Todos lo hacen, pero sí, no hay ningún problema, sí, no es realmente lo ideal, pero…'. Estas palabras que nos justifican al precio de perder la fidelidad en el único Dios. Son los ídolos modernos", aseveró. 

"Pensemos en este pecado de la mundanidad. De perder la autenticidad del Evangelio. Lo genuino de la Palabra de Dios, de perder el amor de este Dios que dio su vida por nosotros. No se puede estar bien con Dios y con el diablo", denunció el obispo de Roma. "Pensemos en este pecado de Salomón, pensemos en cómo cayó el sabio Salomón, bendecido por el Señor, con toda la herencia de su padre David, cómo cayó lentamente, anestesiado, hacia esta idolatría, hacia esta mundanidad y se le quitó el reino", sostuvo el Papa, quien alentó a pedir al Señor "la gracia de detenernos cuando entendemos que el corazón comienza a resbalar"