Francisco reitera que es tarea del cristiano «hacer resplandecer la luz de Cristo y anunciar su Evangelio»

El Papa rezó a la Virgen María para que "nos ayude a ser sal y luz en medio a la gente, llevando a todos, con la vida y la palabra, la Buena Noticia del amor de Dios", al reflexionar sobre el Evangelio de San Mateo en el cual Jesús invita a sus discípulos a ser "sal de la tierra" y "luz del mundo". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

DURANTE EL REZO DEL ÁNGELUS.

Francisco indicó que "la luz disipa la oscuridad y permite ver" y que "Jesús es la luz que disipó las tinieblas, pero permanecen todavía en el mundo y en las personas", por lo cual es tarea del cristiano dispersar estas tinieblas para "hacer resplandecer la luz de Cristo y anunciar su Evangelio", al reflexionar en el Evangelio de San Mateo en el cual Jesús invita a sus discípulos a ser "sal de la tierra" y "luz del mundo", durante el rezo del Ángelus, el domingo 9 de febrero. 

Explicó que "un discípulo y una comunidad cristiana son luz en el mundo cuando dirigen a otros a Dios, ayudando a cada uno a experimentar su bondad y su misericordia", al recordar que debemos ser luz del mundo. "Jesús, en la última cena, pidió al Padre que no retirara a los discípulos del mundo, que los dejara allí en el mundo, sino que los protegiera del espíritu del mundo", sostuvo el Papa. Al referirse a ser "sal de la tierra", precisó que "la sal es el elemento que le da sabor y que conserva y preserva los alimentos de la corrupción" y que por ello "el discípulo está llamado a mantener lejos de la sociedad los peligros, los gérmenes corrosivos que contaminan la vida de las personas".

"Se trata de resistir la degradación moral, el pecado, testimoniando los valores de la honestidad y la fraternidad, sin ceder a las tentaciones mundanas del arribismo, el poder y la riqueza", alertó. "El discípulo es sal cuando no busca el consenso y la aprobación, sino que se esfuerza por ser una presencia humilde y constructiva, en fidelidad a las enseñanzas de Jesús que vino al mundo no para ser servido, sino para servir. ¡Y esta actitud es muy necesaria!", ratificó. El obispo de Roma rezó a la Virgen María para que "nos ayude a ser sal y luz en medio a la gente, llevando a todos, con la vida y la palabra, la Buena Noticia del amor de Dios".