Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada exhorta a los consagrados a buscar «apasionadamente la voluntad del Señor»

El secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, José Rodríguez Carballo, afirmó que los consagrados deben ser "antorcha para quienes caminan en medio de las tinieblas". "Los consagrados no pueden juzgar la vida consagrada solo por aquello que aparece a través de sus obras, aunque muchas de estas deben ser revisadas para ver si responden o no al carisma del propio instituto y su misión. La vida consagrada debe ser apreciada y valorada por aquello que es: una forma profética de vivir el Evangelio", reflexionó Rodríguez.

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

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El secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, José Rodríguez Carballo, pidió a los consagrados buscar "apasionadamente la voluntad del Señor, anunciando la buena noticia a todos, preferencialmente en las periferias existenciales, buscando nuevos caminos para el anuncio del Evangelio, denunciando todo aquello que es contrario al querer de Dios", en una entrevista con L'Osservatore Romano, el miércoles 29 de enero, al acercarse la 24 Jornada Mundial de la Vida Consagrada. 

El prelado precisó que los consagrados deben "mantener encendida la lámpara del profetismo, convirtiéndose en faro para quien está desorientado en altamar, antorcha para quienes caminan en medio de las tinieblas, centinela para quienes no ven una salida en la vida". Afirmó que los consagrados "no pueden renunciar a dar voz a quien no la tiene y exigir justicia donde no la hay". "Solo así será una vida profética y alternativa a la cultura del descarte -denunciada constantemente por el Papa Francisco-, que insiste siempre en la profecía como elemento imprescindible en la vida consagrada".

"La vida consagrada, así como no puede renunciar a la pasión por Cristo, su verdadero fundamento, tampoco puede renunciar a la pasión por la humanidad, particularmente la humanidad herida, vulnerable, que constituye su misión", aseguró. "Los consagrados no pueden juzgar la vida consagrada solo por aquello que aparece a través de sus obras, aunque muchas de estas deben ser revisadas para ver si responden o no al carisma del propio instituto y su misión. La vida consagrada debe ser apreciada y valorada por aquello que es: una forma profética de vivir el Evangelio", reflexionó Rodríguez.