Benedicto XVI: «Sólo la humildad puede encontrar la Verdad y la Verdad a su vez es el fundamento del amor, del que todo depende»

El Papa emérito indicó la pluralidad de opiniones entre los teólogos de la Comisión e indicó su gratitud por el gran trabajo realizado durante 50 años en el organismo. "A pesar de todos los esfuerzos, no pudo lograr una unidad moral de la Teología y de los teólogos en el mundo", precisó sobre el organismo, que fue inaugurado por san Pablo VI, para superar la brecha que se manifestó en el Concilio Vaticano II "entre la Teología que se desarrollaba en el mundo y el Magisterio" pontificio. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Vatican News.

POR LOS 50 AÑOS DE LA COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL.

Benedicto XVI precisó que "sólo la humildad puede encontrar la Verdad y la Verdad a su vez es el fundamento del amor, del que últimamente todo depende", en su mensaje de saludo por el 50 aniversario de la creación de la Comisión Teológica Internacional (CTI), que fue inaugurada por san Pablo VI, para superar la brecha que se manifestó en el Concilio Vaticano II "entre la Teología que se desarrollaba en el mundo y el Magisterio" pontificio. 

Destacó la pluralidad de opiniones entre los teólogos de la Comisión e indicó su gratitud por el gran trabajo realizado durante 50 años en el organismo. "A pesar de todos los esfuerzos, no pudo lograr una unidad moral de la Teología y de los teólogos en el mundo. Aquellos que esperaban esto nutrían expectativas equivocadas sobre las posibilidades de tal trabajo", indicó. Al hablar de los temas tratados por el organismo, citó la relación entre el Magisterio y la teología, sobre los que afirmó que "siempre hay que seguir reflexionando", y también "la cuestión fundamental de la 'Gaudium et spes', es decir, la problemática del progreso humano y de la salvación cristiana". 

"En este ámbito también surge inevitablemente el tema de la Teología de la Liberación, que en aquel momento no representaba en absoluto un problema de naturaleza puramente teórica, sino que también determinaba y amenazaba de manera muy concreta la vida de la Iglesia en América del Sur. La pasión que animaba a los teólogos era igual al peso concreto, incluso político, de la cuestión", sostuvo el Papa emérito. "Personalmente el trabajo de la CTI fue para mí una continua ocasión de humildad, que ve los límites de lo que nos es propio, y abre así el camino a la Verdad más grande", aseguró.