Uruguay renueva su consagración a la Virgen de los Treinta y Tres

Uruguay renovó la consagración de su patria a la Virgen de los Treinta y Tres, que fue realizada por san Juan Pablo II en su segunda visita al país en 1988. Sturla reiteró las raíces cristianas de Uruguay, pero sostuvo que hoy "no se trata de tener nostalgia de nuestro nacimiento cristiano sino de aportar al Uruguay con renovadas energías la verdad que nos hace libres, es decir: el anuncio de Jesucristo". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Conferencia Episcopal del Uruguay.

ASISTIERON MÁS DE 10.000 PEREGRINOS.

CEU/Federico Gutiérrez.

Uruguay renovó la consagración de su patria a la Virgen de los Treinta y Tres -realizada por san Juan Pablo II en su segunda visita al país en 1988- a la que asistieron más de 10.000 peregrinos, el domingo 10 de noviembre. El cardenal y arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, presidió la Misa en el Santuario Nacional de la patrona del país, en Florida. Con este acto se dio inicio al camino de preparación del V Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en 2020 en Montevideo.  

Sturla reiteró durante la homilía las raíces cristianas de Uruguay, pero sostuvo que "hoy en la sociedad plural y democrática que integramos no se trata de tener nostalgia de nuestro nacimiento cristiano sino de aportar al Uruguay con renovadas energías la verdad que nos hace libres, es decir: el anuncio de Jesucristo". "La prioridad para nosotros, el servicio más útil a nuestros hermanos, lo más práctico que podemos realizar, la tarea más urgente, es hacer presente a Dios y facilitar a todos el acceso a Él. No a un dios cualquiera, sino al Dios que se hizo hombre en el seno de María; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor hasta el extremo, en Cristo crucificado y resucitado", aseguró. 

Indicó que "hoy no podemos esperar de brazos cruzados que la gente venga, tenemos que salir nosotros". "Nos reconocemos en este Uruguay católico que reza y trabaja, que defienda la vida, que promueve a los más pobres, que está presente en todos los barrios y parajes tendiendo puentes para que no se fragmente más nuestra sociedad. Consagrarnos a María es un modo de responder al amor con amor. Esta consagración traerá renovación en nuestra iglesia, esperanza de un anuncio más vigoroso del Evangelio, paz y alegría a nuestra gente, traerá victoria de Cristo en nuestra tierra; y la victoria vendrá por medio de María", precisó el prelado.