Francisco reitera que la santidad es «el camino de plenitud que todo cristiano está llamado a recorrer en la fe»

El Pontífice recordó que "los santos de todos los tiempos, no son simplemente unos símbolos de los seres humanos lejanos e inalcanzables". "Son personas que vivieron con los pies en la tierra; experimentaron la fatiga cotidiana de la existencia con sus éxitos y sus fracasos, encontrando en el Señor la fuerza de levantarse siempre y continuar el camino. La santidad es una meta que no se puede alcanzar únicamente contando con nuestras propias fuerzas, sino que es el fruto de la gracia de Dios y de nuestra libre respuesta a ella", afirmó. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

EN LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS.

Francisco afirmó que la santidad es "el camino de plenitud que todo cristiano está llamado a recorrer en la fe, dirigiéndose hacia la meta final: la comunión definitiva con Dios en la vida eterna", en su reflexión previa al rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el viernes 1 de noviembre, en la solemnidad de Todos los Santos, que nos recuerda que "todos estamos llamados a la santidad"

El Papa indicó que "los santos de todos los tiempos, no son simplemente unos símbolos de los seres humanos lejanos e inalcanzables". "Son personas que vivieron con los pies en la tierra; experimentaron la fatiga cotidiana de la existencia con sus éxitos y sus fracasos, encontrando en el Señor la fuerza de levantarse siempre y continuar el camino. De ello se comprende que la santidad es una meta que no se puede alcanzar únicamente contando con nuestras propias fuerzas, sino que es el fruto de la gracia de Dios y de nuestra libre respuesta a ella", reflexionó.

"La santidad se vuelve así respuesta al don de Dios, porque se manifiesta como asunción de responsabilidad. En esta perspectiva, es importante asumir un cotidiano compromiso de santificación en las condiciones, en los deberes y en las circunstancias de nuestra vida, tratando de vivir cada cosa con amor, con caridad. El recuerdo de los Santos nos induce a alzar los ojos hacia el Cielo: no para olvidar la realidad de la tierra, sino para afrontarla con más valentía y esperanza", aseguró el obispo de Roma.